"¿Soy como las mujeres valientes y como la madre de Jesús que estaban allí y sufrían en silencio?"
(José M. Vidal).- La plaza de San Pedro está sembrada de olivos y palmas en torno al obelisco. Y a su alrededor tiene lugar la colorida procesión con decenas de fieles, cardenales y obispos, portando cada uno con su palma en la mano. Sentado al lado del obelisco, el Papa inicia el camino hacia el altar, con su palma, revestido de rojo.
Comienza la eucaristía y el Papa luce un báculo de madera de olivo, regalo de los presos de la cárcel italiana de Sanremo.
Tras la lectura del evangelio de la pasión según San Mateo, la homilía del Papa. Una homilía improvisada, que le salía del corazón. El Papa fue recorriendo los distintos personajes de a pasión y preguntándose a cuáles de ellos se parece y nos parecemos. Una homilía sentida, proguda, pausada. Como una especie de examen de conciencia.
Algunas de las frases del Papa
«Todo el pueblo canta y alaba a Jesús»
«Hemos escuchado la pasión del Señor»
«Nos hara bien preguntarnos: ¿quién soy yo ante el Dios Señor? ¿Ante Jesús que entra en Jerusalén?»
«¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo o guardo las distancias?»
¿Quien soy yo ante el Jesús que sufre? Hemos escuchado tantos nombres…dirigentes, sacerdotes, fariseos, maestros de la ley, que habían decidido matarlo»
«¿Soy yo como uno de ellos?»
«Tamibén escuchamos el nombre de Judas. 30 monedas. ¿Soy yo como Judas?»
«Otros nombres de los discípulos, que no entendía nada y se dormían, mientras el Señor sufría»
«¿Mi vida está adormecida? ¿Soy como los discípulos? O como el otro discípulo que quería solucionar todo con la espada. ¿Soy como ellos?»
«¿Soy como Judas, que simula amar y besa al maestro, para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy un traidor?»
«¿Soy como aquellos dirigentes que en el tribunal buscan falsos testimonios? ¿Soy como ellos?»
«¿Soy como Pilato y, cuando veo que la situación es difícil, me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar o condeno a las personas?»
«¿Soy como la multitud que no sabía si estaba en un juicio o en un circo y que opta por Barrabás? Era lo más divertido para humillar a Jesús»
«¿Soy como los soldados, que escupen al Señor, le insultan, se divierten con la humillación del Señor?»
«¿Soy yo como el Cirineo, que ayudó al señor a llevar la cruz?»
«¿Soy como los que pasaban delante de la cruz y se reían de Jesús?»
«¿Soy como las mujeres valientes y como la madre de Jesús que estaban allí y sufrían en silencio?»
«¿Soy como José, el discípulo oculto, que lleva el cuerpo de Jesús con amor para darle sepultura?»
«¿Soy como las dos Marías, que permanecen en la puerta del sepulcro, rezando, creyendo?»
«¿Soy como los dirigentes que fueron a Pilatos, para bloquear el sepulcro y que no salga la vida fuera?»
«¿Donde está mi corazón? ¿A qué personas de éstas me parezco?
«Que estas preguntas nos acomopañen durante toda la semana»
Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco:
Esta semana comienza con una procesión festiva con ramas de olivo: todo el pueblo acoge a Jesús. Los niños y los jóvenes cantan, alaban a Jesús. Pero esta semana va adelante en el misterio de la muerte de Jesús y de su resurrección.
Hemos escuchado la Pasión del Señor. Nos hará bien preguntarnos ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo, delante de Jesús entrando en Jerusalén en este día de fiesta? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O tomo las distancias? ¿Quién soy yo, delante de Jesús que sufre? Hemos oído muchos nombres: tantos nombres.
El grupo de líderes religiosos, algunos sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley que había decidido matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo ¿Soy yo como uno de ellos? Incluso hemos oído otro nombre: Judas. 30 monedas. ¿Yo soy como Judas? Hemos escuchado otros nombres: los discípulos que no entendían nada, que se quedaron dormidos mientras el Señor sufría.
¿Mi vida está dormida? ¿O soy como los discípulos, que no entendían lo que era traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolver todo con la espada: soy yo como ellos? ¿Yo soy como Judas, que finge amar y besa Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo, un traidor? ¿Soy como aquellos líderes religiosos que tienen prisa en organizar un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy yo como ellos?
Y cuando hago estas cosas, si las hago, ¿creo que con esto salvo al pueblo? ¿Soy yo como Pilato que cuando veo que la situación es difícil, me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar – o condeno yo – a las personas? ¿Soy yo como aquella muchedumbre que no sabía bien si estaba en una reunión religiosa, en un juicio o en un circo, y elije a Barrabás?
Para ellos es lo mismo: era más divertido, para humillar a Jesús. ¿Soy yo como los soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten con la humillación del Señor? ¿Soy yo como el Cireneo que regresaba del trabajo, fatigado, pero que tuvo la buena volunta de ayudar al Señor a llevar la cruz? ¿Soy yo como aquellos que pasaban delante de la Cruz y se burlaban de Jesús?: «¡Pero… tan valeroso! ¡Que descienda de la cruz, y nosotros creeremos en Él!».
La burla a Jesús… ¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la mamá de Jesús, que estaba allí, y sufrían en silencio? ¿Soy yo como José, el discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor, para darle sepultura? ¿Soy yo como estas dos Marías, que permanecen en la puerta del Sepulcro, llorando, rezando? ¿Soy yo como estos dirigentes que al día siguiente fueron a los de Pilato para decir: «Pero, mira que éste decía que habría resucitado; pero que no venga otro engaño», y frenan la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, para que la vida no salga afuera? ¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de éstas personas yo me parezco?
Que esta pregunta nos acompañe durante toda la semana.
Al final de la celebración, los jóvenes de Rio de Janeiro, entregan la cruz y el icono de la JMJ a los polacos de Cracovia.
Y anuncia que Juan Pablo II, que será canonizado el dia 27 de abril, junto a juan XXIII, será nombrado patrono de la JMJ.
Y la cruz pasa de manos de los brasileños a la de los polacos, ante la atenta mirada del Papa Francisco.
Y, a continuación, recuerda que, el próximo mes de agosto, irá a Corea a encontrarse con los jóvenes asiáticos.
Y, tras rezar el ángelus, imparte la bendición.