La duda razonable es qué órdenes había recibido la Policía.
Esos mismos que se emplean con ferocidad contra los jubilados que protestan ente la sede-puticlub del PSOE en Ferraz o cargan contra los ciudadanos que se acercan a los Juzgados de Plaza de Castilla cada vez que peregrina al banquillo Begoña, la mujer de Sánchez.
Porque energía pusieron muy poca.
Sin embargo, los agentes señalan a Marlaska: «Nos han atado de pies y manos. Se ha buscado cortar la Vuelta por conveniencia política».
El Ministerio Interior planteó un dispositivo insuficiente, con apenas 1.500 agentes, pese a que el Delegado del Gobierno Sánchez prometió un despliegue mayor para evitar que los manifestantes sabotearan el evento.
Los antidisturbios denuncian que el Gobierno Sánchez trató de evitar imágenes de detenidos.
Al margen de eso y mucho más importante es un Delegado del Gobierno que prometió proteger a los alborotadores y un amo del PSOE que estimuló el altercado y felicita a los facinerosos.
Sin podio en la Cibeles y sin la tradicional fotografía de los ganadores de La Vuelta debido a las violentas protestas propalestinas organizadas contra el equipo ciclista Israel Premier Tech, el equipo Visma y su líder Jonas Vingegaard improvisaron en la noche de este domingo un podio clandestino para que los ciclistas se entregaran ellos mismos los distintos galardones obtenidos a lo largo de las tres semanas de competición.
El escenario fue el aparcamiento de su alojamiento en Madrid, el Hotel Marriott situado cerca del aeropuerto de Barajas.
UN BOCHORNO MUNDIAL
Lo que debía ser la gran fiesta del deporte nacional se tornó en una escena digna de las páginas más oscuras de los 80 años de historia de La Vuelta a España.
La edición 2025 pasará a los anales no por el esfuerzo de los corredores ni por hazañas épicas, sino por una cancelación inédita a falta de 60 kilómetros de la meta, en pleno corazón de Madrid, y por una crisis institucional que ha dejado a España en el centro del debate internacional.
La prensa internacional se ha ido haciendo eco, desde el primer momento, de la lamentable estampa.
El francés ‘Le Monde’
El francés Le Monde, al informar de la violencia que ha reventado la etapa final de la Vuelta en la capital de España, ha destacado la «admiración» de Sánchez por los radicales en contra de Israel.
En su artículo, este periódico galo ha informado ampliamente de los disturbios que de forma vergonzosa han obligado a que, en un hecho inédito, la Vuelta haya tenido que darse por finalizada sin que los corredores pudieran cruzar la meta de su etapa final en el centro de Madrid.
‘L’Equipe’
El tramo final de la Vuelta, en el corazón de Madrid, quedó totalmente tomada por los violentos, que destrozaron el vallado y lo lanzaron sobre la calzada ante la impotencia de los agentes desplegados por el Ministerio del Interior, totalmente insuficientes para frenar este boicot que estaba anunciado. Los corredores temieron por su propia seguridad. No estaba garantizada su integridad física y la organización de la Vuelta, a la vista de lo que estaba ocurriendo, dieron por terminada la carrera 60 kilómetros antes de la meta. Ni los corredores pudieron llegar ni pudo haber ganador de etapa ni Vingegaard pudo celebrar en el podio su victoria como ganador de esta edición de la Vuelta.
‘Corriere della Sera’
El italiano Corriere della Sera lleva también en la cabecera de apertura de su portada digital los disturbios que han «empañado» la Vuelta a España con incidentes nunca vistos hasta ahora en esta competición ciclista ni en un acontecimiento deportivo de proyección internacional de este calibre.
El periódico danés ‘Ekstra Bladet’
El danés Ekstra Bladet, el país de Vingegaard, es uno de los diarios extranjeros que lleva una amplia cobertura con múltiples imágenes de los violentos asaltando el tramo final de la Vuelta a España e informando de la vergonzosa imagen que se ha producido en el corazón de Madrid, con la Policía desbordada ante el escaso dispositivo de seguridad desplegado por el Gobierno de Pedro Sánchez. Todo ello después de que el presidente aplaudiese en público las protestas de los boicoteadores propalestinos.
El neerlandés ‘De Telegraaf’
La vergonzosa imagen que se ha producido en Madrid está llenando periódicos de múltiples países. Otro ejemplo son los Países Bajos. Así, el De Telegraaf neerlandés lleva este domingo por la tarde como segundo tema de su portada de internet los disturbios en la etapa final de la Vuelta en Madrid. «Sin duda, fue una Vuelta marcada por múltiples protestas pro-palestinas, que provocaron el acortamiento de varias etapas, situaciones peligrosas durante la etapa e incluso la cancelación prematura de una etapa. Esto también ocurrió el domingo en las calles de Madrid» dice De Telegraaf, poniendo en evidencia la seguridad desplegada por el Gobierno de Sánchez para proteger esta cita deportiva de calado internacional.
Boicot y caos: ¿quién cortó realmente La Vuelta?
A día de hoy, 15 de septiembre de 2025, el ciclismo español sigue digiriendo el boicot protagonizado por manifestantes propalestinos que bloquearon la última etapa y provocaron violentos altercados con las fuerzas policiales.
Los corredores, entre los que se encontraban figuras como Jonas Vingegaard y Matthew Riccitello, se vieron obligados a detenerse y fueron escoltados lejos del recorrido tras la invasión del Paseo de la Castellana.
La escena resultó surrealista: pancartas, cargas policiales, lanzamiento de objetos y una veintena de agentes heridos.
La organización, desbordada, optó por suspender tanto la etapa como la ceremonia final en Cibeles.
El resultado: una ronda sin vencedor oficial en Madrid y una imagen mundial difícilmente superable en términos de bochorno.
El Gobierno, en el punto de mira: ¿aliento al delito?
La dimensión política del incidente ha superado incluso la deportiva. Diversos líderes políticos han señalado directamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusándole no solo de permisividad ante las protestas, sino de haberlas alentado abiertamente.
En un acto celebrado horas antes en Málaga, Sánchez manifestó su “admiración al pueblo español que se moviliza por causas justas como la palestina”, declaraciones interpretadas como un espaldarazo al boicot que terminó cortando La Vuelta.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no dudó en calificar el episodio como “el ridículo internacional televisado en todo el mundo”, mientras la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y el alcalde José Luis Martínez-Almeida responsabilizaban al Ejecutivo central por haber “inducido” las protestas. Por su parte, Santiago Abascal (Vox) fue aún más contundente: “El Ejecutivo está incitando y aplaudiendo el terrorismo callejero”, advirtiendo que “va a promover la violencia terrorista contra los españoles”.
El boicot: ¿fiesta deportiva o jornada negra?
Desde hace semanas, colectivos como BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), Adelante Sierra e Izquierda Castellana venían anunciando movilizaciones contra la presencia del equipo Israel Premier Tech. En Bilbao ya se produjo un final abrupto sin vencedor; en Castro de Herville, otro desenlace improvisado; y en Madrid, finalmente, el corte definitivo.
Mientras los manifestantes coreaban lemas como “¡No es una guerra, es un genocidio!” y “Netanyahu criminal”, las calles se llenaban de pancartas y tensión. El pelotón sufrió cambios constantes de recorrido por motivos de seguridad y acabó bloqueado por completo. El ambiente festivo tradicional dio paso al desconcierto y la indignación generalizada.
Sonrojo mundial
Donde sectores del socialismo y el podemismo ven un “ejemplo” de movilización social, buena parte de la ciudadanía percibe un sonrojo internacional sin precedentes. Las redes sociales ardieron entre mensajes de apoyo a Palestina y críticas feroces a los responsables políticos.
El comentarista y exciclista Pedro Delgado fue especialmente claro en TVE: “Es indignante que algunos partidos políticos fomenten este odio y estas ganas de separar a los españoles”, señalando directamente a la izquierda por lo sucedido durante la ronda madrileña.
Una ronda manchada
La edición número 90 queda marcada para siempre. Más allá del resultado deportivo —con Jonas Vingegaard proclamado vencedor final— lo que quedará en la memoria colectiva es una imagen desoladora: ciclistas parados por manifestantes, policías heridos defendiendo vallas, calles convertidas en trincheras políticas y deportivas.
Las consecuencias son difíciles de predecir. La organización ha lamentado los incidentes públicamente y se prepara para dar explicaciones detalladas en rueda de prensa. El debate sobre el futuro inmediato del ciclismo español está servido: ¿cómo garantizar seguridad sin sacrificar el espíritu deportivo? ¿Hasta qué punto deben tolerarse las protestas políticas en eventos internacionales?
El impacto inmediato es demoledor: imagen deteriorada del deporte español ante el mundo; creciente polarización política; dudas sobre futuras ediciones; presión internacional sobre organizadores y federaciones.
Las casas de apuestas han retirado todos los pronósticos ante la suspensión abrupta, un hecho insólito que ni los expertos más escépticos habían anticipado. Se abre ahora una incógnita sobre cómo reconstruir la credibilidad perdida.
