La carrera por ser el tenista con más grandes de la historia está más viva que nunca. Una carrera de muchos años y de muchos quilates entre Federer, Djokovic y Nadal.
El suizo ya está fuera de la ecuación y sus 20 Grand Slam son definitivos. Mientras, Nole y Rafa siguen peleando y compitiendo al más alto nivel, algo que han demostrado en este Wimbledon.
Nadal, que no pudo disputar las semis contra Kyrgios por una lesión abdominal, tuvo que abandonar el torneo. Esto colocó como claro favorito a Djokovic que, tras ganar a Norrie en las semis, se citaba con Kyrgios en la gran final.
Pero para el serbio no sólo era una final. Era una cita con la historia, y cumplió con creces. Novak no dio opción a Kyrgios y ganó por 4-6, 6-3, 6-4 y 7-6(3) el pasado domingo 10 de julio. Tres horas y un minuto fueron los que necesitó el serbio para vencer al australiano.

Kyrgios y Djokovic, final de Wimbledon de 2022
Kyrgios hizo los puntos más bonitos y espectaculares. Pero también cometió demasiados errores de bulto. Nervioso por jugar la primera final en su carrera de un Grand Slam, Kyrgios daba claras muestras de tener la precipitación y ansiedad de un ‘novato’.
Algo que Djokovic notó. Olió la sangre y tiró de veteranía. Eso fue suficiente para poder alzarse con su vigesimoprimer grande. con el que vuelve a la lucha por la supremacía histórica en el tenis, deja atrás a Roger Federer (20) y estrecha el cerco sobre Rafa Nadal, que lidera la clasificación masculina con 22, tras los ganados este año en el Open de Australia y en Roland Garros.
Probablemente, el balear mantendrá la ventaja lo que queda de temporada, porque si no cambian las normas anti-COVID en Estados Unidos, Novak no podrá disputar el US Open, a menos que se vacune, cosa que se niega a hacer. De momento, debe centrarse en celebrar que iguala a Sampras, que también venció cuatro veces seguidas, y Renshaw en la segunda plaza de la tabla de máximos ganadores del torneo, solo por detrás del mencionado Federer (8). Y que mantiene una racha de 28 triunfos en Wimbledon y, a la sazón, sobre hierba.
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— Wimbledon (@Wimbledon) July 10, 2022
En el primer set, Kyrgios sorprendió a Djokovic. No le jugó dos puntos iguales, recurriendo en varias ocasiones al saque-red, exhibiendo la calidad que siempre atesora. Además, se encontró con una doble falta del serbio en el 3-2 que le ayudó a tomar ventaja. Se mostró intratable en sus turnos al ceder solo cinco puntos, tres de ellos en el último juego. Y minimizó los errores no forzados (cuatro en esa manga para un total de 33).
Pero Djokovic supo reaccionar y se llevó el segundo set. Kyrgios se volvió más previsible y Nole golpeaba sin piedad. Con una relación inesperada y plácida con el público, Djokovic se vino arriba y no bajó el ritmo.
Y en el tercer set lo demostró. Controló todo lo que pasaba sobre la pista central. A pesar de que Kyrgios dio otra vez muestras de su clase con un voleón y un willy, la tensión se palpaba en el ambiente. De hecho, echaron a un espectador muy alterado y dijo «sentaos» a su gente después de que el serbio le endosara un segundo break letal, puesto que era para ponerse con 5-4 y saque. Djokovic elevó su nivel de juego, en precisión (dos errores no forzados, 17 al final), dirección y restos, pero sin alardes de ningún tipo, fue el convidado de piedra al espectáculo del australiano.
Antes del inicio de la cuarta manga, el balcánico se marchó al baño, un movimiento que no le convenía, pero que no pudo evitar. Porque de haberse iniciado más rápido (el juego estuvo parado siete u ocho minutos), Kyrgios no habría tenido tiempo de serenarse. Lo hizo y aguantó el tipo a base de aces y algo más de variedad, como en el primer set. Lo malo para él es que la calidad de los servicios de Djokovic no menguó. Al menos, forzó un desempate, aunque no le fue nada bien, porque en él se esfumó su sueño y aumentó la gloria de Djokovic.