Wolfowitz dejará la presidencia del Banco Mundial el próximo 30 de junio

(PD/Agencias).- ras exhibir una tenacidad nixoniana, o incluso clintoniana, Paul Wolfowitz ha decidido finalmente dimitir como presidente del Banco Mundial por el sonado escándalo de nepotismo hacia su novia Shaha Ali Riza.

Con fecha efectiva del 30 de junio, el acuerdo alcanzado después de tres días de negociaciones a puerta cerrada en Washington aspira a poner fin a los últimos meses de crisis de liderazgo en la institución financiera que cada año canaliza más de 20.000 millones de dólares en ayuda al Tercer Mundo.

Para hacer realidad esta dimisión, los 24 miembros del Consejo Ejecutivo del Banco Mundial, que representan a los gobiernos-accionistas, han aceptado por unanimidad una fórmula retórica con tono exculpatorio tal y como ha venido exigiendo Wolfowitz como condición para dimitir. Según ha indicado el órgano decisorio del banco, el presidente saliente «nos ha asegurado que actuó éticamente, en buena fe y en lo que él consideró como el mejor interés de la institución y nosotros aceptamos eso».

Contraste abismal
Esta declaración contrasta de forma abismal con los resultados de la pesquisa interna del Banco Mundial sobre este caso de nepotismo. Ya que según el panel investigador, no existía duda alguna de que Paul Wolfowitz ha violado el código de conducta del Banco Mundial, múltiples regulaciones laborales e incluso los términos de su envidiable contrato al otorgar a su novia un desorbitado paquete de aumentos salariales y ascensos con la excusa de evitar un conflicto de intereses.

El Consejo Ejecutivo del Banco Mundial, antes de llegar a un voto de no confianza, ha onsiderado que existen múltiples responsabilidades compartidas por el trato de favor que recibió la compañera sentimental del dimisionario presidente antes de ser enviada en comisión de servicio al Departamento de Estado, donde gana más que Condoleezza Rice.

En su propio comunicado, Paul Wolfowitz se ha declarado satisfecho porque «el Consejo Ejecutivo aceptó mi convicción de que actué éticamente y de buena fe en lo que consideré era el mejor interés de la institución, incluida la protección de los derechos de una valiosa funcionaria».

Los críticos de Wolfowitz dentro del Banco Mundial le han acusado también de haberse rodeado por una cohorte de ayudantes afines, como la ex ministra Ana Palacio, para imponer la agenda ideológica de la Administración Bush en una institución que debería estar por encima de la política.

En su defensa, Wolfowitz ha argumentado que lo ocurrido con su novia ha sido una excusa para atacar su gestión durante los últimos dos años, insistiendo en que ambas cuestiones debían separarse.
A partir de ahora, se abre la selección de un nuevo presidente, privilegio que desde la Segunda Guerra Mundial retiene el Gobierno de Estados Unidos.

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