El gigante automovilístico estadounidense General Motors (GM) ha anunciado este 26 de noviembre de 2018 el cierre de cinco fábricas en EEUU y Canadá, que llevará aparejado el despido de sus 14.700 trabajadores, el 15% de su plantilla en el continente norteamericano.
Tras estar suspendida de cotización, los inversores reaccionaron positivamente y la compañía subía hasta un 7%.
En una nota de prensa, la compañía explica que busca «mantenerse por delante de las condiciones cambiantes del mercado» y de «los gustos de los consumidores». Para ello, reducirá su catálogo de coches al mínimo:
«El 75% de las ventas procederán de cinco modelos de vehículos a principios de la próxima década».
Los cambios le permitirán ahorrar 6.000 millones de dólares entre gastos de capital y salarios, explicaron.
Las plantas afectadas por los cierres están, en su mayoría, en zonas muy sensibles para el presidente de EEUU, Donald Trump, ya que se sitúan en estados donde ganó en 2016 apelando a la recuperación de la manufactura como fuente de empleo.
En concreto, dos plantas están en Michigan y otra en Ohio -en la que, de hecho, Trump llegó a hacer un mitin de campaña-, además de una en Maryland y otra en Oshawa (Canadá).
Además, GM apunta a la política comercial de Trump como una de las causas de los cierres, alegando que los aranceles a la importación de acero implantados el pasado mes de mayo le han costado cerca de 1.000 millones de dólares de gasto extra a la hora de conseguir materia prima para sus coches.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, expresó su «profunda decepción» ante el anuncio de la compañía.ç GM espera que sus planes de «modernización para el futuro», dirigiendo su modelo de negocio hacia los coches autónomos.
