El auge de los vehículos eléctricos a nivel global está constituyéndose como una gran oportunidad para España, que no solo puede mejorar su presencia en la industria automotriz mediante la expansión de las fábricas de Stellantis, Renault o Volkswagen, sino que además tiene la ocasión de participar de la industria del litio para la fabricación de baterías.
El litio es el metal clave para las baterías de los EVs, y se prevé que lo continúe siendo durante la próxima década, mientras continúa el desarrollo de nuevas baterías basadas en sodio, magnesio, o las baterías de estado sólido. Y España cuenta con importantes yacimientos de litio, que además están muy repartidos por nuestra geografía: Castilla y León, Galicia, Andalucía y Extremadura disponen de yacimientos que podrían explotarse de forma muy rentable.
Especialmente relevantes son los yacimientos extremeños, que tienen una mayor concentración de litio. Por eso, desde Extremadura se han adoptado medidas para garantizar que las concesiones mineras no solo se traduzcan en una mayor riqueza a partir de la extracción del litio, sino también mediante su refinado y posterior tratamiento, vinculando las concesiones a la construcción de fábricas de baterías en la propia comunidad autónoma.
El interés internacional
Los análisis de valoración llevados a cabo en el suelo extremeño demuestran que los yacimientos de litio pueden ser muy ricos, lo que ha atraído el interés de múltiples empresas mineras internacionales. El gobierno extremeño ha concedido varios permisos de extracción, incluyendo los que ahora ostentan Extremadura New Energies –una filial de Infinity Lithium– y Lithium Iberia, una sociedad conjunta entre AVZ Minerals y Waratah Lithium.
Se prevé que las extracciones de litio en Extremadura dejen grandes ganancias en la economía local, y, sobre todo, que generen miles de puestos de trabajo directos e indirectos. Sin embargo, la joya de la corona será la gigafábrica de baterías de Envision AESC Spain, que cuenta con la participación de Acciona y que permitirá a Extremadura convertirse en un nuevo ‘hub’ de la industria de los vehículos eléctricos.
Una industria en ciernes
La industria del litio se encuentra todavía a las puertas de sus mejores años. El mercado de los vehículos eléctricos no ha hecho más que despegar, y se espera que las próximas dos décadas sean extraordinariamente lucrativas para el sector. Además, la Unión Europea ha apostado de manera especialmente sólida por esta industria ante la necesidad de reducir las emisiones de CO2 del sector del transporte para frenar el calentamiento global.
El establecimiento de aranceles para la importación de EVs y partes procedentes de China también juega a favor de nuestro país. La UE está decidida a impedir la competencia de la industria china, que se encuentra fuertemente subsidiada por el gobierno del CCCP. Esto se traduce en un mayor número de fábricas en suelo europeo, y España, gracias a su trayectoria en el sector y a sus salarios moderados, tiene grandes argumentos para crecer en la industria.
Los riesgos medioambientales
Sin embargo, no todo lo que rodea a la industria del litio es de color de rosa. Entre los grupos medioambientales preocupa especialmente la contaminación de los acuíferos españoles con restos de litio. Por eso se han alzado numerosas voces que exigen un mayor control sobre este tipo de actividades mineras, sobre todo considerando los daños producidos por la industria en otras partes del mundo.
A pesar de las objeciones medioambientales, sin embargo, parece que la industria del litio continuará imparable en nuestro país, lo que sin duda es una noticia positiva desde el punto de vista económico, pero que lógicamente despierta recelos entre quienes viven cerca de las minas. Además, tanto Extremadura como Castilla la Mancha están enfrentándose a problemas de sequía que podrían agravarse si se contaminan sus aguas subterráneas.
La buena noticia es que las técnicas más invasivas para la extracción de materias primas, como el fracking, no se aplican para la extracción del litio. En lugar de esto, se empleará la minería a cielo abierto, que ya se utiliza en muchas otras regiones de nuestro país para la extracción de cobre, zinc, plomo o tungsteno. Esto permitirá controlar mucho mejor el posible impacto medioambiental de las operaciones mineras y limitar su efecto en las aguas subterráneas.