Probablemente ya habrá acabado la carrera, porque hace un par de años, a Lucía Fernández sólo le quedan cinco asignaturas para acabar Derecho en la Universidad de Oviedo.
Trabajaba de puta para pagarse los estudios, el piso, la comida y sus gastos personales.
Y afirmaba que al concluir, iba a preparara oposiciones a subinspección de empleo y seguridad social.
Lucía tiene 27 y nunca le ha importado reconocer que se dedicaba a la prostitución.
Una profesión tabú, llena de estigmas y vidas paralelas que esta joven está dispuesta a visibilizar para romper con todas estas barreras.
- – Lucía Fernández es el nombre que aparece en sus anuncios, webcam y películas. ¿Es su nombre?
- -Es mi nombre de guerra. El de verdad es para las instituciones y la policía. Si salgo por ahí con mis amigos y una persona se interesa y me pregunta cómo me llamo, me lo pienso porque no sé si se acerca por mi faceta de personaje público o porque tiene un verdadero interés en mi amistad.
- – ¿Por qué decidió ejercer la prostitución?
- -Solicité una beca de movilidad Séneca en la Universidad hace dos años y medio para estudiar en Barcelona, que es una ciudad cara. Me preocupaba no vivir con comodidad. Siempre había trabajado en Asturias. He sido azafata, niñera, promotora, comercial, camarera… La verdad es que he llevado una vida muy sacrificada. Conocía alguna chica que lo hacía y otras hablaban bien del trabajo sexual, así que un día pensé que igual no era mala idea. No sabía ni por dónde empezar. No te digo más que busqué en google «cómo ser prostituta» para publicitarme. Al final entré a trabajar en un piso bastante conocido en Gijón. Entré para tres semanas, que era el tiempo que me faltaba para marcharme a Barcelona, y hoy sigo en la profesión.
- – ¿Por qué sigue?
- -Porque vi dinero y me di cuenta de que la actividad no me generaba un dilema moral. Por semana iba a clase y los sábados y domingos trabajaba en el piso. Ahora, tras la estancia en Barcelona, he alquilado un apartamento en Oviedo para recibir a los clientes. También viajo bastante a Madrid y Cataluña. Al día suelo hacer entre cinco y dos servicios, pero he llegado a hacer diez. Es un negocio en el que mis anuncios son puro marketing.
- – ¿Cómo se las arregla para viajar por trabajo y estudiar?
- -Dejo la prostitución unos días cuando preparo los exámenes de Derecho y luego vuelvo. En otras ocasiones reduzco las citas al mínimo. Depende.
- – ¿Cuánto cobra?
- -(Se ríe). No te lo voy a decir. Cambio las tarifas en función de la ciudad y lógicamente subo el precio si tengo que viajar. Pongo un precio que el consumidor medio pueda pagar, pero que no sea asequible a todo el mundo. No es que sea un clasista, pero la gente que te da 100 o 200 euros por una hora te trata de forma diferente a otras personas a las que le cuesta llegar a fin de mes y te pagarían 20. He llegado a ganar más de 1.000 euros en un día. En Oviedo no puedo pedir 300 euros por una hora porque no me los van a pagar. En Madrid la cosa cambia. En el cine porno el precio también es diferente. Por una escena porno te pagan entre 400 y 700 euros en función de la práctica sexual que haya que grabar.
LAS CIFRAS DE LA PROSTITUCIÓN EN ESPAÑA
España es el país europeo con mayor demanda de sexo pagado y el tercero a nivel mundial.
Pocos lo reconocen, pero según Naciones Unidas, el 39% de los varones españoles ha pagado en alguna ocasión por mantener relaciones sexuales. España no es solo líder en consumo de prostitución, también es uno de los principales destinos de tráfico de mujeres del mundo.
De acuerdo con los datos oficiales, el 80% de la trata mundial se realiza con fines de explotación sexual y de ese porcentaje, más del 90% de las víctimas con mujeres y niñas.
Sin embargo, y aunque en principio la postura del Gobierno Sánchez sobre la prostitución es abolicionistas, en ese tema siguen como siempre.
En España, la prostitución no está regulada. Se permite, aunque nuestro Código Penal sí castiga con penas de prisión de entre dos y cinco años la trata y el proxenetismo. Esa es la teoría, sin embargo, en la práctica llevar a la cárcel a una proxeneta resulta complicado, entre otras cosas, porque la colaboración de la víctima suele ser imprescindible y conseguirlo es difícil.
Según la Fiscalía General del Estado, en 2017 se abrieron solo 122 causas judiciales por trata de seres humanos, de los que 103 fueron con fines de explotación sexual.
En cuanto a los clientes, la Ley de Seguridad Ciudadana (conocida como Ley Mordaza) establece desde 2015 multas para quienes paguen por servicios sexuales en zonas de tránsito público en las pueda haber menores, como parques y colegios, o cuando ello ponga en riesgo la seguridad vial. También hay normativas municipales que sancionan esta actividad en la vía pública.
Es el caso de la ordenanza de Barcelona, que rige desde 2012 y sanciona con hasta 3.000 euros la prostitución callejera, tanto a clientes como a prostitutas.
En el resto de Europa hay diferentes modelos de regulación de la prostitución. Hay países como Portugal e Italia en los que, al igual que en España, no está regulada.
En otros como Suecia, Noruega, Irlanda, Islandia o Francia está castigada. Suecia fue pionero en este sentido con una ley aprobada en 1999.
La ley francesa es de 2016 y había sido recurrida por algunas organizaciones, aunque la semana pasada el Consejo Constitucional francés confirmó que es constitucional castigar a los consumidores de prostitución.
La legislación más permisiva es la alemana, aprobada en 2002. Reconoce derechos laborales y cobertura social a las prostitutas. Hace un par de años, el gobierno germano aprobó un proyecto de ley que establece penas de prisión para quienes mantenga relaciones sexuales con prostitutas que no ejerzan libremente (siempre que el cliente sea consciente de ello)
En países como Hungría y Letonia la prostitución es legal y está regulada, pero no los prostíbulos.
Holanda, por su parte, levantó la prohibición de los burdeles en el año 2000 y desde entonces tolera el trabajo sexual, aunque deja en manos de los ayuntamientos la posibilidad de que exijan un permiso de trabajo para esos establecimientos.