Las nuevas añadas de Crapula Wines hacen compañía a su nuevo espumoso blanco

Las nuevas añadas de Crapula Wines hacen compañía a su nuevo espumoso blanco

Un espumoso blanco, además, con mucho carácter, como contaremos al final. Pero, para empezar vayamos al inicio de la historia. El caso es que conocí a Gabriel Martínez Valero y su proyecto Crápula hace ya casi 10 años y ha llegado el momento de recordar aquellos tiempos y a la vez informar de sus novedades. Por ello, destinaré tres días a hablar de sus últimos vinos y a redescubrir sus orígenes y trayectoria. Vamos a ello.

¿Embriaguez, borrachera, vida licenciosa, vicio y libertinaje?, nos preguntábamos entonces. Y sí, la respuesta sigue inalterable pues estas son algunas de las asociaciones que pueden venir con la palabra, pero el guiño que hizo Gabriel Martínez Valero con su proyecto, sigue logrando que maticemos y creamos en nuevas acepciones para esta palabra. ¿Qué tal asociarlo a la uva monastrell, la cepa mediterránea? Recordemos, desde su origen, a Gabriel y su proyecto.

El Proyecto Vinos Crápula, según nos contó en su día el propio Gabriel «nació hace ya años, entre dos amigos míos enólogos, y yo, que queríamos, principalmente, elaborar y comercializar unos excelentes vinos de Jumilla, seguros de su potencial cualitativo y comercial. Prefiero, antes que tener viñedos propios, comprar uvas seleccionadas por mi equipo de asesores y yo mismo, y que mejor se adapten a mis necesidades. Seleccionamos viñedos viejos de monastrell, de 60 años de media y de un gran porte, autorregulados de forma natural. Intentamos que el agricultor reduzca al mínimo los tratamientos de campo y aunque no es un vino ecológico si que podemos decir que es un vino natural en el que se potencia el terroir a su máxima expresión».

Y nos contaba también cómo elaboraba sus vinos. Para la elaboración se realiza una selección manual en campo, cogiendo aquellos racimos que están en su estado óptimo de madurez y que tienen una gran concentración de antocianos y taninos, desechándose los racimos no aptos debido a su estado sanitario. La uva es trasportada en cajas de quince kgs. hasta la bodega, donde se tratan por separado las distintas variedades, monastrell (la base lógica del proyecto), syrah… Posteriormente se pasan por mesas de selección eliminando todas las uvas en mal estado, así como las partes extrañas de madera, hojas y demás. despalillando las uvas, sin estrujar y pasando por cinta directamente al depósito de fermentación.

Antes de comenzar la fermentación se realiza una maceración en frio de tres días,  y se lleva a cabo la fermentación alcohólica con adicción de levaduras seleccionadas de gran calidad, todo ello en depósitos abiertos de 5000 kilos. No quieren mayor volumen porque quieren primar la calidad por encima de todo. Además estos formatos permiten hacer elaboraciones mas largas y exquisitas y se controla mejor todo el proceso, explica Gabriel. Pero, continuaba, «aparte de Crápula, elaboro otros vinos, de muy buena calidad y de excelentes críticas, como NDQ y Carmine. En suma, se sincera, es «un proyecto que nace con muchísima ilusión, motivación, creatividad, pero también con muchísima humildad, de saber que las cosas se hacen despacio, pensando en el largo alcance, con las ideas claras de lo que se quiere conseguir, de su posicionamiento, de su carácter diferencial y sobre todo de cómo se quiere comunicar. El objetivo es claro, enfatizar y resaltar la variedad reina de la zona, la monastrell y de su terruño, extrayendo el máximo potencial. Vamos a por vinos de nuevo cuño, donde prime la fruta, la elegancia y sutileza».

Y con la misma ilusión sigue año tras año presentando sus nuevas añadas y sus nuevas iniciativas, que sigue habiendo, como es el caso del espumoso que citábamos al principio, Double Bouble, se llama, y es un monovarietal de monastrell. Elaborado por Bodegas Crápula & La Nena, este nuevo vino espumoso es el primero que elabora Gabriel en su bodega de vinos de autor tan peculiar como interesante, y como no podía ser menos, lo hace con uva monastrell al 100 %, la uva mediterránea por antonomasia en la D.O. Jumilla. «Amor como burbujas que refrescan al desvanecerse con un simple parpadeo» es la definición que le da la propia bodega, y por ello, ¿qué mejor que brindar por el amor en un día como hoy, San Valentín, o en cualquier otro momento de celebración o por disfrute sin más?

La monastrell con la que se elabora procede de viñedos viejos de secano de más de 30 años de edad, situados a unos 700/800 metros de altitud. La elaboración, tras la vendimia temprana manual a primeros de septiembre, se hizo con una segunda fermentación por el método Granvás o Charmat. esta segunda fermentación fue lenta y metódica, en depósitos isobáricos, lo que ha dado lugar a este espumoso seductor y dotado de gran fragancia.

De color amarillo pardo con reflejos verdosos, está dotado de una burbuja fina y constante, que procura una sensación de cremosidad, siendo muy complejo, frutal y aromático en nariz, predominando en la entrada la fruta blanca y de hueso que dejan paso al final a las notas balsámicas. A su paso por el paladar se aprecia su equilibrio y frescura, con un final largo y delicado. Con ello, es un espumoso muy apropiado para el aperitivo y platos ligeros o de entrada, así como con mariscos y pescados a la plancha o a la sal, consumido a unos 11 ºC en una copa apropiada. Tiene un 11,5 %/Vol. de grado alcohólico y 9 gramos a azúcar por litro. Su PVP es de unos 8 €, y la producción inicial es muy limitada.

Mañana continuaremos con otros vinos de la cosecha de Crápula Wines...

 

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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