Cosas que pasan a las mas grandes. Cristina Tárrega ha sido noticia en la sección de «vergüenza ajena» esta semana por algún retoque escandaloso de su imagen en Photoshop, en donde, directamente, se ha llegado a arrancar una lorza. Pero es que para la periodista valenciana, que acaba de cumplir 52 años, la imagen ha sido siempre algo obsesivo. Incluso se hacía tocar los pezones antes de salir en cámara para marcar su émoción’ en el directo…, según recoge el autor original de este artículo Silvia Armesto en informalia y comparte Ivan Rastik para Periodista Digital.
Lo de esta semana y su retoque ha generado riadas de críticas: se ha llegado a publicar que «no se ha visto una cosa más torpe en años». Y es que la afición de la periodista valenciana por querer disimular por ordenador los kilos de más es como poco llamativa.
Pero hablar de Cristina Tàrrega (Valencia, 1967) es hablar de una de las grandes figuras de la televisión de nuestro país, al menos de la televisión moderna, la de finales del siglo XX y principios del XXI. Periodista y presentadora tanto de radio como de televisión, su trayectoria demuestra que es una apasionada del oficio de comunicar desde que comenzó a trabajar en la emisora valenciana de Radio Intercontinental.
Si esta semana Tárrega se ha convertido en el hazmerreír de las redes por lo que algunos califican como «engendro perpetrado en Instagram», la historia del excitador de pezones supera todo. Es verdad que en esta ocasión a la periodista se le ha ido la mano con los retoques con una fotografía que «hace daño a los ojos», como dicen algunos internautas. Aparece con su rictus habitual, poniendo morritos, al lado de la presentadora sustituta de AR durante el verano, Patricia Pardo.
Pero todo lo que es naturalidad en la gallega, en Tárrega parece impostado. O directamente imposible. Porque se la ve con un vestido que misteriosamente hace desaparecer parte de su cuerpo, desde las caderas hasta el hombro. Un cuerpo que hace una curva extrañísima donde se le ve una mano apoyada en la cintura, pero donde el pecho le empieza unos cuantos centímetros después, como si le faltara medio cuerpo.
«¿Qué pasó?»; «Sobra mucha tela negra, ¿no?»; «Se pasó usted con el photoshop desde la mano de la cadera hasta el pecho»; «¿Pero que pasa en la foto? Se te parte la cintura en la cadera». Las redes van llenas. De hecho, las líneas del sofá que se ve detrás aparecen bastante distorsionadas, tal como recogen en Diez minutos, mientras que el cojín del asiento sufre un repentino corte. Tanto, que desaparece del todo donde sentarse. Milagros de la física. O de photoshop. ¡Tierra, trágame!
Pero es que Tárrega es mucha Tárrega. La versatilidad de esta amiga íntima de Ana Rosa Quintana va más allá del ejercicio de la profesión periodística: no tuvo inconveniente en probar suerte como actriz en la película Torrente 2, misión en Marbella (Santiago Segura, 2001), en una de cuyas escenas la vemos aquí abajo.
Y en los años 80, siendo muy joven, fue la vocalista del grupo pop valenciano Mamá ya lo sabe (abajo, cantando en aquella época). Pero fue en la década de los 90 cuando dio el salto a televisión colaborando en el programa taurino de Canal +, con Manolo Molés.
Ha trabajado con los mejores: Raffaella Carrà, Jesús Hermida, Javier Sardá, María Teresa Campos o su gran amiga Ana Rosa Quintana, con quien sigue colaborando en las mañanas de Telecinco, le han contagiado muchas de esas virtudes que convierten a un buen profesional en un auténtico animal televisivo.
Tárrega ha trabajado con los mejores
Su primera gran oportunidad en solitario le llegó cuando la cadena autonómica Telemadrid le ofreció su propio programa. Sola en la ciudad, como muchos recordarán, era un late night intimista, perfecto para la valenciana que, a sus 31 años, ya exhibía su peculiar forma, de presentar, «voluptuosa y atrevida», dice Wikipedia.
Este primer gran hit de Tárrega, que tendría nuevas versiones en el futuro en la autonómica (Territorio comanche) y en otras cadenas, coincidió con la época dorada de Telemadrid. Tras la llegada de Alberto Ruiz-Gallardón a la presidencia de la Comunidad en 1995, Juan Ruiz de Gauna asumió la presidencia y se emitieron entre otros éxitos programas como Hablando con Gemma (Gemma Nierga, 1996), Con T de tarde (Terelu Campos, 1997) o el divertidísimo Mamma Mía (con Víctor Sandoval y Francine Gálvez, 1999).
También por entonces llegó Tómbola, producido por la valenciana Canal Nou, que sería muy criticado pero arrasaba con las audiencias hasta su retirada en 2001. El colofón diario a este batallón de espacios era ese Sola en la ciudad, que se mantendría hasta 1999, año en que Tárrega fichó por Antena 3 para un formato similar.
Fue durante la emisión de Sola en la ciudad, allá por el año 1998, cuando Cristina Tárrega vivió tal vez su momento más fresco y creativo. Una de las anécdotas más divertidas de las muchas que nos proporcionó la presentadora valenciana fue el asunto de los pezones y el regidor. Tal vez Tárrega no tuviera las piernas de Tina Turner, pero sí un tono de voz áspero, sensual y maravillosamente cazallero que provocaba reacciones ardientes en algunos televidentes. La estética que el programa ofrecía ‘de serie’ solía incluir la imagen de Tárrega con escotes atrevidos, y hubo quien dijo que su dueña sacó partido de ellos. ¿Por qué no iba a hacerlo si se sentía cómoda? Recordemos que se trataba de un espacio intimista que se programaba pasada la medianoche. Avispados espectadores se dieron cuenta de que a menudo los pezones de la protagonista, vestida a veces con camisas de raso, permanecían enhiestos. Y no solo porque hiciera frío en el estudio (que lo hacía) sino porque Cristina se inventó una trampa deliciosa, tal y como nos confirman trabajadores que entonces compartían con ella plato y grabaciones. Utilizaba un truco que fue difundido en algún medio, y que ofreció pruebas gráficas irrefutables de la práctica.
Aquello causó una tremenda conmoción. Un regidor, con escrupulosa profesionalidad digna de elogio, estimulaba con tacto y cuidado los pezones de la presentadora antes de que se iniciara el programa. Otro sistema que utilizaban las playmates para conseguir un efecto similar era la aplicación de hielitos. El fotógrafo llevaba un@ ayudante para estos menesteres, pero no existía roce físico. En el caso de Cristina se le hubiera arruinado la blusa de satén con la humedad. Las fotos que recuperamos fueron difundidas en su día por más de una revista y causaron un cierto debate social, precedente de los memes de hoy en día. También tenemos el vídeo pero de momento no vamos subirlo porque con una imagen basta para ilustrar el asunto. Hubo incluso quien estableció paralelismos con otros famosos televisivos y se preguntaba qué habría pasado si otro presentador hubiera recurrido al mismo sistema para realzar lo que ocultaban ajustados pantalones vaqueros.
La cuestión es que los pechos de Cristina Tárrega fueron tema de comentario permanente desde entonces. Memorables fueron las imitaciones del gran Florentino Fernández, quién años más tarde en El informal, la tomó con el personaje de Cristina. Con la ayuda de unas enormes bolas de goma espuma pegadas a un corsé gigantesco simulaba unos pechos tan grandes que la propia Cristina le echó la culpa de la reducción de senos a la que sometió. Medio en serio medio en broma declaró: «Creo que Florentino se puso excesivo pecho para imitarme, y eso a mí me creó un trauma y tuve, que quitármelo». Flo, a quien Cristina llamaba gordo un día sí y al otro también cuando era interpelada por los reporteros de Telecinco, acrecentó su fama gracias a la imitación que hizo de la presentadora, pero, ¿quién se acuerda del pobre regidor y su maravillosa psicomotricidad digital?. Es justo rendir un homenaje a este sufrido trabajador.