No es un tipo corriente Boris Izaguirre. Para empezar, es mucho más inteligente y culto que el promedio y ese piélago de mediocridad que satura los patós de televisióin, destaca como una estrella incandescente.
Por lo qué dice y por cómo lo dice, pero no sólo eso.
El presentador y escritor ha desvelado en un encuentro con su amiga Mónica Naranjo uno de los capítulos más negros de su vida que también incluyó en su última novela autobiográfica «Tiempo de tormentas».
El venezolano acudió al programa «Mónica y el sexo», donde confesó que en plena adolescencia fue víctima de una violación múltiple.
«¿Cómo se puede llevar si se puede llevar?», le preguntó la cantante ante tal afirmación.
«Yo podría haber sido sometido a muchos más abusos porque yo era una persona con una necesidad increíble de exposición y mi curiosidad es infinita».
Además, hizo unas duras declaraciones sobre la gravedad de la situación a la que tuvo que hacer frente con tan solo 14 años:
«No es que lo agradezca, pero a veces pienso que menos mal que esa violación fue todo lo brutal que fue porque todo lo que podría haber sido abuso se concentró en esa única vez».
El venezolano quiso dejar claro el importante papel que tuvo su madre, ya fallecida, en aquel momento, y que fue la que le ayudo a tomar las riendas:
«Fue muy importante la reacción de mi mamá, que cuando me vio tirado en el césped con el brazo roto, que era para ella como un ave rota, inmediatamente organizó todo el proceso tan difícil de ir al médico».
«Me di cuenta que diciéndole toda la verdad yo encontraría una cierta sanación y podía salir del enorme shock», revela, al tiempo que añade el valioso consejo que le dio su madre:
«Ella tuvo esa cosa definitiva y me dijo ‘no puedes permitir que esto te haga cambiar. Esa es la verdadera violencia que te obligue a ser distinto»
Durante el encuentro, en el que también habla sobre cómo era de niño -«muy amanerado», confiesa- ha querido rendir homenaje a su progenitora, que a día de hoy no puede estar a su lado para ser testigo de sus éxitos profesionales.
«Mi madre me ha abierto los ojos a todo lo que ha construido mi universo, mi carrera, mi sentido del amor y todo», lamenta Boris Izaguirre, y concluye:
«Me da pena que mi mamá no esté para ver este segundo acto porque lo habríamos disfrutado los dos».
