Wadah Refat, de 28 años, y Mohamed Khaled, de 31, son los desventurados. Su crimen: violar y asesinar a un niño llamado Mohamed Saad en mayo de 2018.
Su castigo: un balazo en la columna vertebral, en público, ante una turba enfervorizada y escuchando los aullidos de júbilo de la madre y los parientes del chaval que sodomizaron sin piedad y mataron después, para que no hablara.
Yemen ejecutó el pasado 14 de noviembre de 2019 a Wadah y Mohamed.
De lo único que se preocupó el verdugo fue de que la bala, tras romper la espina dorsal de los condenados, atravesara su corazón.
El crimen de lo dos tipos es abyecto y produce escalofríos.
El niño estaba jugando al lado de la casa donde vivía uno de los asesinos, cuando los dos hombres lo arrastraron a la casa y lo violaron.
Tras la agresión sexual no pudieron callar al menor, que gritaba pidiendo ayuda, así que uno de ellos el cortó la garganta.
Una pariente de 33 años de edad de uno de los cómplices también fue condenada a muerte por ayudar a desmembrar el cuerpo del niño, pero su ejecución pública se pospuso porque está embarazada, según The Mirror, hasta que deje de amamantar a su hijo.
Después de ser llevados a punta de pistola al lugar de ejecución, un médico les ofreció un poco de agua antes de que se les ordenara que se tumbaran boca abajo sobre una manta.
Dos hombres se colocaron sobre ellos, apuntaron sus AK-47 en sus espaldas y abrieron fuego cuando una gran multitud gritaba al fondo.