Me llega este extraordinario documento que nadie debería perderse. Se trata nada menos que del Amado Lider en carne mortal haciendo como que vuela un avión, después de embutirse literalmente -y presuntamente tras varias semanas de rigurosísima dieta- en el puesto de comandante.

Mis conocimientos del coreano son muy limitados, sin embargo no tengo ni la menor duda de que a lo largo de los dos minutos y pico que dura la narración de la hazaña la locutora del NODO norcoreano ha tenido no menos de seis o siete orgasmos.

En cuanto al supuesto segundo piloto, o sea, el que se sienta a la derecha del Amado Líder, qué quieren que les diga: es un santo. Y con un par. Imagínense la papeleta de explicarle al Amado Líder algo así como que “si no es mucha molestia sería mucho mejor que suelte los controles, Amado Líder, no sea que nos matemos todos”. No se si me explico.

Y todavía de vez en cuando sale algún paisano por aquí a explicarnos la envidia que le dan los regímenes como Corea del Norte, Cuba o Venezuela. Menos mal que al menos a los Castro, a Chávez o a Maduro no les dio nunca por volar un avión.

Creo que Franco, por su parte, se dio algún paseo por su finca en un avión de Iberia, pero no tengo noticia de que intentara sentarse en el asiento del comandante.

En cuanto a Juan Carlos I y a Felipe VI sí que les dio por ahí en más de una ocasión, pero al menos ellos tenían la suficiente formación aeronáutica como para no enredar en los momentos más delicados del vuelo y también los comandantes que se sentaban a su derecha la suficiente confianza para decirles: «sin acritud, Señor, no se lo tome a mal pero mío el avión».