Preguntas para el socialismo murciano

El socialismo murciano, que gobernó durante quince años una comunidad tradicionalmende de izquierdas, vive hoy hundido en el polvo de una contradicción: la de seguir a un ZP que es quien los ha llevado a la ruina. Pero en lugar de hacer frente al jeroglífico, que al final no es sino el de la España compuesta de Zapatero, en la que los partidos regionales se ven forzados a enfrentarse a su partido o a su pueblo, se dedican a asesinarse y cambiar secretarios generales a la espera de un milagro o de la Delegación del Gobierno, lo único que les queda para pillar unos sueldos.

Siempre fue así. Parafraseando a Clausewitz, la política no es más que el arte de asesinar por otros medios. Los capitanes, si querían serlo, debían llevar a los suyos a la victoria. Es decir, al botín. Sin oro, feudos y mujeres para repartir, no hubo nunca un jefe que durara más que el tiempo de ser ejecutado. Mientras fueron vencedores, pudieron eliminar, desterrar o expoliar a su propia gente, conceder honores y proclamarse dioses. El triunfo supone el laurel, la gloria, la belleza. Y, sobre todo, la impunidad. Pero, ay, en la derrota sólo existe el deshonor. Vuelven los exiliados y los postergados, pero los peores son tus centuriones, los primeros que habrán de clavarte la daga para sustituirte o lavar el apoyo que te dieron.

No cabe duda de que nos hemos civilizado mucho desde los visigodos hasta hoy. Entonces se degollaba al rey aproximadamente cada dos años, y hoy sólo es cada cuatro y además en metáfora. Pero tampoco está de más recordar -ahora que la Reconquista ha desaparecido de los manuales de Historia (no es correcto recordar la inacabable guerra con los moros)-, que fue una guerra civil entre visigodos lo que propició la invasión musulmana y nos apartó de Europa durante cientos de años. Y que el pueblo no suele perdonar las guerras entre los herederos de Witiza, sean en el PP o en el PSRM-PSOE.

Como en el fútbol, es más fácil echar a Saura , el actual secretario general, que deshacerse del equipo (Rajoy anda empeñado en lo contrario). Y todo lo que pasa en el PSRM es que Zapatero, el caudillo, no dudó en sacrificar a la Región de Murcia en el altar de sus intereses plurinacionales, y luego ha mandado a Saura a recobrar el castillo con dos desaladoras y un tren de la bruja. Ahora, tras el anuncio del último Plan Zapateche, con el que su gregario Patxi López se ha presentado más nacionalista ya hasta que el PNV, ha quedado definitivamente desvelada la Zetapaña que servidor viene anunciando en estas páginas desde hace ya cuatro años, en la que a la Región de Murcia se la devuelve al papel marginal del que nunca debió intentar salir para no ofender a los amos ‘diferenciales’.

No discuto ninguno de los lastres ya fósiles que han caracterizado desde siempre al socialismo murciano (las familias, los aparatchiks, la ausencia brutal de imaginación), pero es su innegable sometimiento a Ferraz, su imagen de simples propaladores de consignas sin la menor sombra de crítica hacia el líder de cada momento, lo que les ha incapacitado históricamente para convertirse en alternativa. Es curioso, pero el PSRM parece el único socialismo que no ha entendido la España «zarapatera y triste», esa en la que las partes valen más que el todo, esa en la que el entierro de la idea nacional convierte a las regiones en actores cuasi soberanos en lucha desatada por imponerse a los demás. El socialismo se ha hecho ‘neocon’ a lo bestia, feroz competencia salvaje pero entre ‘colectivos nacionales’, faltaría más. Lo peor de cada casa, de la socialista y de la liberal.

Y ahí las regiones pequeñas tenemos todas las de perder. Valcárcel, que lo sabe, se ha puesto a la sombra de los cinco millones de valencianos (una alianza imposible hace veinte años, cuando los socialistas valencianos se dedicaban a hundirnos) para ver si cae algo ‘rempujando’ juntos. Pero por eso, en esta hora en la que Pedro Saura habla de un nuevo murcianismo, apuntando a la España del social-nacionalismo a que antes me refería, quizá podría el PSRM aclararnos algunas cuestiones de las que jamás hemops sabido nada por las bocas de un partido al que aún se le sigue esperando alguna idea o posición propia:

1º La financiación autonómica. ¿Acepta el social-murcianismo (¡Dios mío!) el modelo catalán, por el que no sólo se tienen en cuenta los elementos generales, en una concepción nacional (población, extensión, dispersión, nivelación, etc…), sino que se introduce un factor profundamente reaccionario, la balanza fiscal, por el que ya no se considera la nación como un todo, sino como un juego territorial entre donantes y receptores? ¿Qué piensan los socialistas murcianos de un sistema en el que los ricos alegan que deben recibir más porque pagan más, donde dejamos de ser fiscalmente españoles para pasar a ciudadanos de las nuevas soberanías regionales? ¿Ignoran que las cesiones de impuestos hacen más ricos a los ricos? ¿Saben lo que supondría que Murcia se quedara con sus impuestos y Moratalla tuviera que limitarse a los suyos? (O, para que me entiendan, pongan Madrid y la Sierra Pobre.) ¿Hay alguien en la izquierda?

2º El agua. Si el trasvase a Barcelona no era un trasvase, según Marcelino Iglesias, el hombre de ‘honor’,¿por qué recurre ahora Aragón un trasvase que no lo es? Y si hasta los expertos socialistas, en la última campaña, reconocían que las desaladoras no son la solución, ¿hasta cuándo van a seguir los socialistas murcianos con tan insostenible cantinela sólo para servir a su señor?

3º La bilateralidad. ¿Cree el social-murcianismo que por ser catalán o vasco se han de tener derechos diferentes, como el de veto que el Estatut concede a la Generalitat ante decisiones del Gobierno de todos? ¿Qué piensan de la propuesta de Patxi López de poner al socialismo a “construir una nacionalidad vasca”? ¿Aceptan que Vacongadas y Cataluña se autodeclaren naciones en pie de igualdad con Esssssspaña?

4º Las infraestructuras. ¿Han dicho algo sobre las millonarias inversiones en Cataluña, garantizadas durante siete años, mientras la autovía de Yecla se muere de risa y el ferrocarril de Murcia a Madrid sigue siendo un escándalo?

El asesinato político ha de ser para ganar. Pero mientras el socialismo regional siga bajando la cabeza y asintiendo a todo lo que ZP decida, mientras avalen con su silencio la condena de la Región de Murcia y del resto de españoles a la condición de colonia vasco-catalana, con sus privilegios nacionales y fiscales, y sus políticas de negación y persecución de lo español, ya pueden poner al frente a Indiana Jones o a la momia de Lenin que el resultado volverá a ser el mismo. Hoy por hoy lo único que siguen pareciendo es un Caballo de Troya al servicio de una idea de España que en la Región de Murcia rechazamos de plano.

Asesínense ustedes, pues, con alegría, señores. Pero serán asesinatos en vano.

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