Al entrar esta tarde en la portada de Periodista Digital, la escogida como noticia principal me llamaba enormemente la atención. Su titular decía así: “Se busca mujer o gay para suceder a ZP en 2012”. En la ¿entradilla? de la ¿información? (ausencia total de fuentes, especulación en estado puro, sensacionalismo a raudales…) se decía que el presidente del Gobierno había decidido no presentarse a la reelección en 2012 y que tenía claro que el mejor perfil para figurar de candidato a la presidencia por el PSOE había de ser “una mujer o un gay”. Para, inmediatamente, por la propia cosecha del redactor de la noticia, oferecer algunos nombres: Carme Chacón, María Teresa Fernández de la Vega… ¡y Miguel Sebastián!
Partiendo de la base de que el señor ministro de Industria no es una mujer, ¿se puede dar por hecho, leyendo la noticia, que es homosexual? A mí me importa un pimiento la vida íntima del señor Sebastián, pero que yo sepa, y a diferencia de Pedro Zerolo, él jamás ha hecho pública su inclinación sexual. Es un rumor que yo había oído como una especulación en ciertos ambientes periodísticos… ¡pero no algo de dominio público! Es decir: mi abuela no sabe si el señor ministro se acuesta o no con hombres, como tampoco lo sabe el panadero de debajo de mi casa. Y lo peor es que a ellos, al igual que a mí, no nos debe condicionar en absoluto a la hora de valorarle como político. Entonces, ¿por qué airear sus intimidades? ¿Para qué? ¿Con qué fin?
En definitiva, ¿por qué un medio digital de carácter nacional se permite el lujo, directa o indirectamente, explícita o implícitamente, de meterse en la vida de nadie?. Me produce bochorno, como persona y como aspirante a periodista, que valga todo en esta profesión. Y lo más lamentable es que el “desliz” era gratuito. Pinchando en la noticia, te remitía a un blog de Política Nacional en el que se explicaba que esa ¿información? provenía de un artículo (de opinión, señores, de opinión) de Luis María Anson en El Mundo. Pero lo más hiriente es que al desgranar dicho artículo, el periodista que citaba al fundador de La Razón, enumeraba los nombres de Carme Chacón, Fernández de la Vega… y Bibiana Aído.
Entonces, ¿por qué incluir en la entradilla de un llamativo titular a Miguel Sebastián, anunciando a bombo y platillo su supuesta homosexualidad? ¿Hay que prostituir este oficio para tener lectores?
¿Vale la pena?
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
