Ya he escrito aquí que confío en que Rajoy puede ser un buen presidente de Gobierno. Y lo será si, como dijo en su discurso institucional nada más conocer su victoria electoral, es el presidente por y para todos, también para quienes no le han votado. Creo que debe empezar por los más de 333.000 que votaron a Amaiur en las generales del domingo.
Amaiur, un partido en las antípodas de mi forma de pensar, es la conjunción de la marca legalizada de Batasuna y Aralar, una escisión de Batasuna que ya en 2001 dijo que su camino iba ya exclusivamente por la política. Es un partido legal a todos los efectos. Y, además, ha eclosionado en el momento en el que ETA ha anunciado su abandono definitivo de las armas. Nadie dice que sea fácil, pero Rajoy, al contrario de lo que anunció ayer Cospedal, debe reunirse con Amaiur en los contactos previos a su toma de posesión.
Si, durante décadas, hemos respondido a ETA que el único camino es que dejara la violencia y defendiera sus ideas en la política, ante una oportunidad histórica, no podemos ser los demócratas quienes peguemos el primer portazo sin ni siquiera dar la oportunidad de escuchar. No les regalemos una nueva excusa para el victimismo.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
