Ese finde pasado con agua y con paisaje de paraguas apetece más que nunca probar un manjar casero de aérea dulzura. Así que a vuestros delantales para realizar un «brioche» mullido, relleno con el más suave tesoro estacional, la castaña y aromatiza con una fragante especia, la delicada canela. Proporciones: para seis personas.
Engrasar la bandeja de su horno con un poco de mantequilla. En el vaso de la batidora, mezclar hasta obtención de una masa lisa, homogénea y blanda, 20 cl. de leche tibia desnatada con 2 huevos enteros y batidos, 100 gr. de azúcar, 400 gr. de harina blanca tamizada, el contenido de medio sobre de levadura de panadería diluido en un vasito de agua tibia, una pizca de sal, media cucharadita de canela en polvo y 50 gr. de mantequilla en pomada.
Sacar la masa, depositarla en un cuenco de grandes proporciones en un punto calentito de su cocina, cubrirla con un paño limpio y dejar reposar hasta que doble de volumen (2h). Al cabo de ese tiempo, volver a amasar para sacar el aire contenido en su interior, hacer una bola y dejarla reposar otra horita.
A continuación, precalentar su horno a 200º. Cortar la masa en piezas pequeñas, con el rodillo extenderlas ligeramente, distribuir una generosa capa de crema de castaña en su interior, enrollar los brioches sobre sí mismos y colocarlos sobre la bandeja del horno engrasada. Hornear a 180º unos 15-20 minutos según la potencia de su horno. Sacar sus brioches, espolvorearlos con azúcar impalpable y degustarlos tibios con té, café o chocolate bien calentitos. ¡Buenísimo!
