Los recientes accidentes aéreos han vuelto a poner sobre la mesa una pregunta recurrente: ¿Es seguro volar? A pesar de la alarma generada por estos sucesos, los expertos en aviación y las estadísticas más recientes coinciden en una respuesta clara: volar sigue siendo el medio de transporte más seguro del mundo.
Según los últimos datos publicados por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el año 2023 marcó un nuevo récord en seguridad aérea. El riesgo de fallecer en un accidente de avión se redujo a tan solo 0,03 por millón de vuelos, una cifra que mejora incluso el ya impresionante 0,11 por millón registrado en 2022.
Para poner estas cifras en perspectiva, un pasajero tendría que volar todos los días durante más de 103.000 años para tener probabilidades estadísticas de fallecer en un accidente aéreo3. Esta realidad contrasta fuertemente con la percepción pública, a menudo influenciada por la cobertura mediática de los accidentes aéreos.
El profesor Osvaldo Bahamondes, experto en aeronáutica de la Universidad Técnica Federico Santa María de Chile, explica este fenómeno: «Los accidentes automovilísticos ocurren a diario y, salvo contadas excepciones, no figuran en los medios porque son comunes. En el caso de los accidentes aéreos es al revés: los medios les dan mucha más cabida porque son infrecuentes».
Esta disparidad entre la percepción pública y la realidad estadística se debe en gran parte al miedo inherente que muchas personas sienten al volar.
El profesor Bahamondes señala que «para muchas personas el volar implica estar en un ambiente desconocido y fuera de su control, especialmente por el gran desconocimiento de las razones de por qué un aparato de gran peso y porte es capaz de sostenerse en el aire».
Sin embargo, es precisamente este desconocimiento y la necesidad de superar estos miedos lo que ha llevado a la industria de la aviación a convertirse en una de las más seguras del mundo. «La industria de la aviación emplea permanentemente las tecnologías más avanzadas, tanto en la fabricación de aeronaves como en su mantenimiento, lo que resulta en una optimización de los aspectos de seguridad, procedimientos mejorados y acabados análisis de los incidentes y accidentes», explica Bahamondes.
Esta constante búsqueda de la seguridad se refleja en las cifras. Durante 2023, se operaron más de 37 millones de vuelos, un aumento del 17% respecto a 2022. A pesar de este incremento significativo en el tráfico aéreo, solo se registró un accidente fatal en todo el año, que resultó en 72 víctimas. Aunque cada pérdida de vida es una tragedia, estas cifras representan una mejora sustancial respecto a años anteriores y demuestran la eficacia de las medidas de seguridad implementadas por la industria.
La seguridad aérea no es uniforme en todo el mundo. Algunas regiones, como Europa, destacan por su excelente historial de seguridad.
No se ha registrado un accidente aéreo fatal en la aviación comercial europea desde 2018, y el ratio total de accidentes se redujo del 0,98 al 0,48 por millón de vuelos en 2023, muy por debajo de la media global.
Por otro lado, regiones como África han mostrado mejoras significativas, aunque aún tienen camino por recorrer. El ratio de accidentes en África bajó de 10,88 a 6,38 por millón de vuelos en 2023, sin registrar ningún accidente fatal durante todo el año.
La seguridad aérea no solo depende de la tecnología y el mantenimiento de las aeronaves, sino también de rigurosos protocolos y regulaciones. Ed Galea, profesor de modelado matemático en la Universidad de Greenwich, señala que «la gran mayoría de los accidentes aéreos son superables, y la mayoría de las personas que sufren accidentes sobreviven».
Esto se debe en gran parte a las estrictas normas de construcción de aeronaves, que deben ser capaces de soportar impactos de hasta 16 veces la fuerza de la gravedad.
Sin embargo, Galea enfatiza que en los accidentes modernos, lo que marca la diferencia entre la vida y la muerte es la rapidez con la que los pasajeros pueden evacuar el avión. Por eso, es crucial que los pasajeros presten atención a las instrucciones de seguridad y estén preparados para actuar rápidamente en caso de emergencia.
A pesar de estos datos alentadores, la industria de la aviación no se duerme en los laureles. Constantemente se están implementando nuevas medidas para mejorar aún más la seguridad. Por ejemplo, se está promoviendo el uso de combustibles sostenibles para la aviación (SAF), no solo por razones medioambientales, sino también porque pueden contribuir a la seguridad al reducir la dependencia de combustibles tradicionales.
Otro aspecto en el que la industria está trabajando es en la gestión de incidentes con pasajeros problemáticos. El aumento de incidencias a bordo protagonizadas por pasajeros agresivos ha llevado a las aerolíneas y autoridades a tomar medidas más estrictas para garantizar la seguridad de todos los viajeros.
A pesar de los recientes accidentes aéreos que han captado la atención mediática, los expertos y las estadísticas confirman que volar sigue siendo el medio de transporte más seguro.
La constante innovación tecnológica, los rigurosos estándares de seguridad y el análisis exhaustivo de cada incidente contribuyen a mantener y mejorar este excelente historial de seguridad.
Como viajero, es importante mantener la perspectiva y confiar en los datos objetivos más que en los miedos irracionales. Volar no solo es seguro, sino que también es una de las formas más eficientes de viajar largas distancias, permitiéndonos explorar el mundo y conectar culturas de una manera que ningún otro medio de transporte puede igualar.