Este articulo, escrito por el periodista Guido Maisuls, es un poco ‘distinto» de lo que acostumbro a traer en nuestro Blog. He tenido la oportunidad de escuchar personalmente (e impresionarme) de esa «enciclopedia caminante’ y por respeto a esa persona hago participes a nuestros lectores de sus pensamientos.
«El orgullo es una palabra íntimamente ligada al respeto y a la valoración que una persona tiene de si mismo o de su deseo de vivir de acuerdo a sus valores personales o grupales. El origen del término viene del catalán «orgull » y el francés «orgueil».
¿Cuál fue el orgullo de ser judío que tuvieron diversos y conocidos personajes históricos?
Jesús de Nazareth fue un judío nacido y educado en las tradiciones judías, que durante su educación leyó los escritos de los grandes sabios de su pueblo. Allí aprendió el primer mandamiento de Moisés «No tendrás más Dios que a Mí» y «Amarás a tu prójimo como a tí mismo».
Jesús nació en el seno de una familia judía, vivió y predicó como un judío y hasta su muerte nunca se imaginó – ni siquiera en sueños – abandonar el judaísmo. El y sus seguidores que se identificaban con el, no se percataban de estar creando una nueva religión, diferente a la de sus padres y ancestros.
Los primeros cristianos eran judíos y fueron llamados por los historiadores como judeocristianos. La primera comunidad cristiana estaba centrada en Jerusalém y entre sus líderes estaban los judíos Pedro, Pablo de Tarso, Santiago, Juan y otros.
El misterioso navegante Cristóbal Colon no era un cristiano común y corriente, conocía el idioma hebreo y el antiguo testamento en forma asombrosa. Tenía ancestros, parientes y amigos judíos. La mayoría de sus marineros eran cristianos nuevos que judaizaban en el mayor de los secretos. La casi totalidad de sus mecenas y colaboradores directos de su gran emprendimiento fueron sospechosos de ser falsos conversos.
Colon fue simplemente un judío y sus sueños y motivaciones eran liberar a su sufriente pueblo de las terribles garras de la intolerancia medieval de la Europa cristiana en la que estaba inexorablemente atrapado.
Era el caso de Miguel de Cervantes Saavedra, un personaje más bien enigmático pues debía llevar adelante una doble vida al ser su linaje de origen judío. Como escritor debía componer sus textos de una manera velada para no quedar al descubierto frente a las amenazas de la Inquisición. Seguramente produjo un gran milagro de que El Quijote fuera el único libro sospechoso de judaizar de aquellas tristes épocas que logro eludir las destructivas llamas de la intolerancia.
Cervantes utilizó muy bien esas fuentes judías, que dominaba con precisión, las conocía demasiado bien para echar por tierra de que no era un cristiano viejo, de que era un judío oculto, un marrano, un pseudo converso.
Benjamín Disraeli, quien ejerció dos veces como Primer Ministro del Reino Unido fue un judío converso que manifestó que la mitad del mundo «civilizado» adora a un judío (Jesús de Nazaret) y la otra mitad a una judía (la Virgen María) y él se consideraba una «página en blanco entre los dos Testamentos».
Al igual que los primeros cristianos, la mayoría de los primeros marxistas, fueron judíos: Eduard Bernstein, Rosa Luxemburgo, Otto Bauer, León Bronstein (Trotsky), Yuri Martov, Pavel Axelrod, Vera Zasúlich, Max y Víctor Adier, Rudolf Hilferding, Georg Lukaes y Carlos Marx.
Al judío Carlos Marx, gran parte de la humanidad lo idolatra y sus obras son consideradas la nueva Biblia de esa nueva religión: el «marxismo» que ha conservando el carácter «mesiánico» y «profético» del judaísmo.
«Bautizado o no, Marx fue siempre judío y sin más reconocido como tal». «Karl Marx, leben und Werk») Otto Rilbie.
A pesar de sus innegables raíces y de haber sido siempre señalado como judío, Marx siempre negó rotundamente cualquier alusión a ello y reaccionó proyectando un rechazo total a lo judío y a todos los judíos, atribuyéndoles todas las culpas de su mundo contemporáneo.
Una seguidora de Marx, la revolucionaria marxista y judía Rosa Luxemburgo manifestó alguna vez: «Para los discípulos de Marx y para la clase obrera una Cuestión Judía como tal no existe».
Otro judío marxista, Dov Ber Borojov fue el ideólogo más importante y uno de los fundadores del sionismo socialista. La gran contribución de Borojov a la idea sionista, fue la de crear un nexo entre el sionismo y el socialismo, la revolución social y la liberación nacional del pueblo judío.
Otro exponente de este mismo pensamiento, Moshe Hess afirmó en su libro Roma y Jerusalén en 1860: «La única manera de pertenecer a la humanidad es pertenecer a una nación específica”
Como vemos, tanto el cristianismo, el marxismo, el sionismo y los fundamentos tradicionales de la creencia judía tienen algo en común: El carácter mesiánico de su mensaje.
El actual presidente israelí Shimon Peres recordaba la voz de su abuelo, que a sus once años lo puso en un tren para que escapara: «Todavía recuerdo la forma desgarradora en que me abrazó. Recuerdo sus últimas palabras y su orden: ‘hijo, sigue siendo un judío para siempre’, yo continué mirando a mi abuelo hasta que desapareció de mi vista. Esa fue la última vez que lo vi».
Su abuelo murió después en el incendio de la sinagoga de su aldea de Belarús donde los nazis habían encerrado a toda la comunidad judía. «De esa comunidad sólo quedaron cenizas, no hubo ningún superviviente».
Sammy Davis, Jr. fue un cantante, músico multi-instrumentista, bailarín, actor y comediante estadounidense. Sufrió un accidente que lo puso al borde de la muerte, perdió su ojo izquierdo y paralizó su carrera. Durante su recuperación en el hospital se convirtió al judaísmo a causa de las similitudes históricas entre los judíos y la raza negra. La frase que mas repetía con mucho orgullo fue: «soy un judío negro y tuerto y me preguntas cual es mi handicap».
En mi opinión existen tres posibilidades que puede asumir el judío ante la realidad que lo circunda:
1. Una posición universalista o ser un sujeto abstracto y universal que quiere mostrar que es solo una persona debajo de su aparente condición de judío. Una persona como todas, no porque sea judío, sino porque es un hombre.
2. Una posición que se sustenta en la reafirmación de su condición judía frente a las distintas realidades de los países en donde pueda habitar o su decisión de asumir definitivamente su existencia en su hogar nacional ancestral, llámese Israel.
3. La asimilación como tercera posibilidad, es decir el hecho de borrar definitivamente su condición judía de su vida cotidiana y frente a la sociedad que lo sustenta.
Entonces: ¿Qué es para mí, el orgullo de ser un judío?
Opto por la reafirmación de la condición judía frente a las distintas realidades de los países en donde se pueda habitar o la decisión de asumir definitivamente su existencia en su hogar nacional ancestral, llámese Israel.
Opino que el judío se auto elije a sí mismo judío y no se identifica en la caricatura grotesca que el antisemita pretende mostrarle ya que no se avergüenza ni tiene motivo alguno para avergonzarse de su propia esencia.
Creo que el Judaísmo no es una religión solamente como se lo entiende en occidente, es mucho más, es un estilo de vida y por lo tanto no es un dogma, es una cultura viva y dinámica.
Creo que ser un judío hoy, es una opción de vida, es ser un irremediable rebelde que nada eternamente contra la corriente del conformismo, de la mediocridad, de la corrupción y de la maldad de los hombres.
Es oponerse activamente a las injusticias que percibimos en nuestra rutina cotidiana, es trabajar incansablemente desde nuestras imperfecciones y debilidades para ser una luz entre las naciones, es atreverse desde nuestros humildes lugares a hacer de este mundo un lugar realmente digno de ser vivido.
Ser judío es fundamentalmente sentir: «El orgullo de ser».
P.D. Hasta aqui Guido Maisuls…mas alla…S.Z. que ve en el articulo de Maisuls algunos «tonos» demasiado «romanticos».
Para mi el ser Judio es como para un Italiano ser Italiano…ser parte de una Comunidad Humana determinada…y estar orgulloso de serlo…