(PD).- El programa Erasmus de intercambio de estudiantes ha hecho posible que en las dos últimas décadas más de 1,5 millones de jóvenes europeos disfrutaran de períodos de estudios en otro Estado miembro. Su hermano, el programa Erasmus Mundus -nacido en 2004- va más allá, concediendo becas a estudiantes de terceros países en la Unión Europea, y facilitando que universitarios europeos completen sus estudios en algunas de las universidades de todo el mundo adheridas al programa.
Entre 2009 y 2013, Erasmus Mundus entra en una segunda fase, que en estos momentos está siendo estudiada por el Parlamento Europeo. El pasado 24 de octubre de 2007 los eurodiputados miembros de la comisión parlamentaria de Educación y Cultura aprobaron el informe sobre la materia redactado por la parlamentaria liberal francesa Marielle De Sarnez, que será sometido a votación por el Pleno de la Eurocámara en otoño.
Doble dirección
El programa Erasmus Mundus engloba tanto la cooperación entre las instituciones académicas como aspectos relacionados con la movilidad de los estudiantes, para lo que cuenta con titulaciones conjuntas con las universidades asociadas, acuerdos de asociación con determinados centros, becas a la excelencia y programas específicos para investigadores y docentes. Con todo ello se establece un flujo de doble dirección que fomenta el intercambio de experiencia, de excelencia académica y de educación de calidad y se ofrece a los titulados más preparados del mundo la posibilidad de profundizar en su formación u obtener experiencia en la Unión Europea.
En sus primeros cuatro años de vida, el programa Erasmus Mundus ha concedido un total de 4.424 becas a estudiantes de países no comunitarios. Han participado en el programa 323 universidades de todo el mundo. Para el período 2009-2013, el programa cuenta con un presupuesto de 950 millones de euros.
Fuga de cerebros
«No se busca organizar una ‘fuga de cerebros, sino muy al contrario, de formar a las generaciones futuras de los países en desarrollo», explicó la ponente tras el voto en la comisión parlamentaria de Cultura.
Entre las posibles novedades para la segunda fase del programa, que contribuirían a facilitar los intercambios, se propone que los Estados miembros consideren la posibilidad de establecer un visado especial para los beneficiarios de las becas Erasmus Mundus. Para De Sarnez, «facilitar los visados a los estudiantes debe ser una prioridad».
También se propone un aumento de la dotación económica de las becas, así como su adaptación al coste de vida del lugar de acogida, y se pide que se comunique a los beneficiarios la concesión de la beca con al menos seis meses de antelación, con el fin de evitar retrasos administrativos.
Dos idiomas
Además, los estudiantes deben tener posibilidad de estudiar dos lenguas europeas, y se insiste en la atención a las personas con necesidades específicas como dificultades de aprendizaje o discapacidades.
Belek, estudiante de Kirguistán que disfrutó de una beca Erasmus Mundus de seis meses en la universidad de Vilnius, en Lituania, comenta que «el visado llegó algo tarde». Valora positivamente la experiencia, asegurando que le ayudará a encontrar trabajo, y destaca que tuvo oportunidad de estudiar dos idiomas, aunque matiza que aún no los domina.
