Este jueves, 15 de mayo de 2025, la crisis diplomática entre España e Israel ha dado un nuevo salto tras la convocatoria de la embajadora española en Jerusalén, Ana Salomón Pérez, por parte del Ministerio de Exteriores israelí. El motivo: las recientes declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien afirmó ante el Congreso que “nosotros no comerciamos con un Estado genocida” en referencia directa a Israel. Esta frase ha encendido una respuesta inmediata desde Jerusalén, donde el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu ha citado a Salomón a una reunión de reprimenda, intensificando así el distanciamiento diplomático entre ambos países.
Contexto reciente y antecedentes
Las palabras de Sánchez no surgen en el vacío. La tensión entre España e Israel se ha ido acumulando desde el inicio de la ofensiva militar israelí sobre Gaza tras los ataques del pasado octubre. Las críticas del Ejecutivo español han ido creciendo, hasta llegar al punto actual en el que el propio presidente utiliza el término “genocida” para referirse a Israel, algo que hasta ahora se había evitado oficialmente desde Moncloa. De hecho, tanto Sánchez como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, habían optado por términos más ambiguos al describir la situación humanitaria en Gaza.
El detonante inmediato han sido las acusaciones lanzadas desde Esquerra Republicana (ERC) durante una sesión parlamentaria, donde su portavoz, Gabriel Rufián, reprochó al Gobierno español “comerciar con un Estado genocida como Israel”. La respuesta de Sánchez fue tajante: “Nosotros no comerciamos con un Estado genocida. No lo hacemos, señoría”, subrayando además que el Ejecutivo ya había cancelado recientemente un contrato para la compra de 15 millones de balas destinadas a la Guardia Civil a una empresa israelí —un movimiento interpretado como gesto político para preservar la coalición con Sumar y marcar distancia respecto a la ofensiva israelí en Gaza.
Reacción israelí y dinámica diplomática
La convocatoria de Ana Salomón Pérez a una reunión formal de amonestación marca un nuevo pico en la relación bilateral. El Gobierno israelí ha recalcado que considera estas declaraciones “duras” y “ofensivas”, y muestra su malestar ante lo que interpreta como una alineación pública del Ejecutivo español con las críticas internacionales más duras hacia su actuación en Gaza.
Este episodio se suma a otros desencuentros recientes:
- El año pasado, tras el reconocimiento del Estado palestino por parte del Gobierno español, Israel llamó a consultas a su embajadora en Madrid y desde entonces no ha enviado sustituto definitivo. La legación israelí opera actualmente bajo un encargado de negocios.
- En mayo de 2024, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, también se refirió públicamente a lo que ocurre en Gaza como “auténtico genocidio”, generando ya entonces una reacción airada pero sin llegar a esta escalada diplomática actual.
Cómo puede evolucionar la crisis
Con este nuevo episodio, queda claro que los canales diplomáticos entre Madrid y Jerusalén siguen abiertos pero bajo máxima tensión. A corto plazo:
- No se prevé ruptura formal de relaciones ni cierre de embajadas; ambas siguen operativas con normalidad administrativa.
- Sin embargo, el malestar es patente y dificulta cualquier cooperación bilateral relevante mientras persista la ofensiva militar sobre Gaza.
- España mantiene su postura crítica hacia la estrategia israelí en el enclave palestino y busca reforzar su perfil internacional abogando por una solución política.
A medio plazo, es probable que:
- La evolución del conflicto en Gaza y las decisiones judiciales internacionales sobre posibles crímenes de guerra condicionen cualquier acercamiento.
- Las relaciones económicas y comerciales podrían verse afectadas si persiste el clima hostil o si se imponen nuevas restricciones políticas.
- El papel de España dentro de la Unión Europea será clave para calibrar hasta dónde está dispuesta Bruselas a presionar o mediar entre ambas partes.
Claves para entender el impacto
- El uso del término “genocidio” es especialmente sensible para Israel y constituye una línea roja en política exterior.
- La convocatoria pública y formal de un embajador es una herramienta diplomática poco frecuente, reservada para incidentes graves o desencuentros estratégicos.
- El debate sobre las exportaciones españolas hacia Israel (especialmente material policial o militar) sigue abierto y podría ser utilizado políticamente por ambos gobiernos.
En definitiva, este nuevo roce refleja cómo la guerra en Gaza continúa desbordando las fronteras regionales e impacta directamente en las relaciones internacionales europeas. Mientras no haya avances sustantivos sobre el terreno ni cambios significativos en las posturas oficiales, los episodios de tensión como el vivido hoy seguirán marcando el pulso entre España e Israel.
