La OTAN acuerda poner fin a la misión militar en Libia el 31 de octubre

Los países de la OTAN y sus socios de la región han acordado este viernes poner fin a la operación militar en Libia el próximo 31 de octubre, tras siete meses de campaña, en base a la recomendación de las autoridades militares aliadas, según ha anunciado el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen.

«Hemos acordado que la OTAN reducirá la operación en este periodo hasta el 31 de octubre. En este periodo la OTAN supervisará la situación y retendrá la capacidad de responder a amenazas a civiles en caso necesario», ha explicado en rueda de prensa el danés, que ha insistido en que la decisión se ha tomado por «consenso» y de forma «unánime» entre los Veintiocho aliados y con el apoyo de los socios de la región como Qatar, Emiratos Arabes Unidos y Jordania que también han participado en la misma.

Rasmussen ha precisado que en este «periodo de transición» de aquí al 31 de octubre los aliados y socios irán reduciendo los medios aéreos y navales pero «retendrán» la capacidad de atacar en caso necesario para proteger a los civiles. «Nuestra intención es reducir la operación durante este periodo. Y durante este periodo supervisaremos estrechamente la situación en Libia y actuaremos si es necesario», ha precisado. «Garantizaremos que no haya ataques contra civiles durante este periodo de transición», ha insistido.

En todo caso, ha descartado que la OTAN mantenga medios y fuerzas desplegados en los países vecinos. «No tenemos ninguna intención de mantener fuerzas armadas en el vecindario de Libia. Nuestra intención es cerrar la misión», ha insistido.

El secretario general aliado ha explicado que la decisión de hoy es «una decisión preliminar». «Tomaremos una decisión formal a principios de la próxima semana» tras consultar «estrechamente» con la ONU y el Consejo Nacional de Transición, ha precisado.

La decisión llega tras la muerte del coronel Muamar Gadafi este jueves en Sirte y tras confirmarse que los últimos dos bastiones que le quedaban al régimen, Sirte y Bani Walid, están ya bajo control de las fuerzas del Consejo Nacional de Transición libio.

RECHAZA DIVISIONES ENTRE LOS ALIADOS

A pesar de que fuentes aliadas y militares han reconocido que Reino Unido prefería mantener «más tiempo» la misión tras mostrar su preocupación por el paradero desconocido de Saif al Islam, Rasmussen ha rechazado divisiones en el seno de los aliados, que han prorrogado las negociaciones para poner fin a la misión durante más de cinco horas y han necesitado varios recesos para recibir luz verde de las capitales. «Esta es una decisión tomada por consenso en el Consejo y apoyada por nuestros socios operativos», ha insistido. Canadá ha sido el único país que ha reclamado poner fin inmediato a la misión.

«Hemos dicho que ahora es el momento de que el pueblo libio tomen el destino en sus propias manos», ha explicado. «Este es un momento especial en la historia, no sólo para la gente de Libia y la región, sino también para la Alianza de la OTAN. Demuestra que la libertad es la mayor fuerza en este mundo», ha agregado.

Sobre la muerte de Gadafi, Rasmussen ha reclamado «total transparencia» y ha dejado claro que espera que las nuevas autoridades libias «respeten» los principios de democracia y Estado de Derecho, Derechos Humanos y que garanticen «una Libia inclusiva» y la «reconciliación», pero ha dejado en manos del Consejo Nacional de Transición la decisión de abrir «una investigación especial» sobre las circunstancias de la muerte del coronel.

«Compete a las autoridades libias decidir si se necesita o no una investigación especial» sobre la muerte de Gadafi, que fue capturado con vida y murió posteriormente en un tiroteo entre fuerzas leales al coronel y las fuerzas del CNT. «Ahora es responsabilidad de las autoridades libias gestionar los asuntos internos libios», ha zanjado.

«El CNT ha pedido libertad y democracia y por eso doy por hecho que las nuevas autoridades en Libia cumplirán sus responsabilidades internacionales y los principios básicos de una democracia, incluido el respeto por el Estado de Derecho y los Derechos Humanos», ha insistido.

GADAFI NO ERA UN OBJETIVO

Aunque Rasmussen ha dejado claro que Gadafi no ha sido un objetivo de la misión sí ha defendido que el ataque de la OTAN contra el convoy en el que viajaba cuando fue capturado era «legítimo». «Ni el coronel Gadafi ni ningún otro individuo han sido objetivos de nuestra operación», ha insistido, pero «tales convoyes eran objetivos militares legítimos».

El secretario general aliado ha reconocido sentirse «muy orgulloso» porque los aliados y socios «han impedido una masacre» en Libia actuando de forma «flexible, eficaz y precisa», con una rapidez «sin precedentes» y «mucho cuidado» para evitar bajas civiles pese a tratarse de «una operación compleja» y ha elogiado asimismo la «determinación y valentía» del pueblo libio en su lucha por la libertad.

Según datos de la OTAN, los aliados y socios han destruido más de 5.900 objetivos militares del régimen en estos meses, incluidos más de 400 cohetes y sistemas de artillería y más de 600 tanques y vehículos armados en el marco de unas 9.600 misiones de ataque. En total, las fuerzas aliadas han realizado más de 26.000 patrullas aéreas.

Más de 260 aviones han sido puestos a disposición de la misión en los momentos más álgidos de la operación para aplicar la zona de exclusión aérea y otros 21 buques para aplicar el embargo naval de armas. En total, más de 8.000 militares aliados y de los países socios de la región han participado en la misión.

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