Entre sus conquistas más destacadas están Mustangs, un Jaguar, varios Porsche de juguete...y no le hace ascos a los trenes
Edward Smith, un estadounidense de 63 años, no corre el riesgo de que le chillen, ni de que sus parejas le peguen, o de que llegado el momento le dejen plantado. Y es que no se lía con mujeres, ni con hombres siquiera, sino que lo hace con todo lo que tenga ruedas o sea una ‘máquina’ en sí.
Sufre una extraña obsesión sexual catalogada como mecafilia, y que le viene desde su adolescencia, y se ha ‘liado’ ya con 1.000 coches. Ahora se ha quedado prendado de un Volkswagen Escarabajo llamado Vanilla.
Este amante de los capós y de los maleteros torneados, lo tiene claro y no se esconde para nada:
«Algunos hombres se fijan en los pechos y en la voluptuosidad de las mujeres. Yo en el morro reluciente de un auto. Sé que algunas personas lo ven como raro, pero hay un montón de cosas raras en este mundo. No estoy haciendo daño a nadie».
También comenta, con una amplia sonrisa en su cara, que «cuando acaricio a Vanilla siento una poderosa energía que viene de ella, pero a la vez me siento muy triste porque sé que no puede hablar conmigo».
Entre sus conquistas más destacadas están Mustangs, un Jaguar, varios Porsche de juguete… Y tampoco le hace ascos a aviones, trenes o helicópteros militares. De hecho, tiene una miniatura de uno por la que siente un cariño muy especial.