La extrema derecha aspira a ratificar su ascenso en la segunda vuelta

El Frente Nacional de Marine Le Pen podría terminar de rematar, en la segunda vuelta de las elecciones municipales, las aspiraciones electorales de la Unión por un Movimiento Popular del presidente Nicolas Sarkozy. A Le Pen le basta con repetir los exitosos resultados de la primera vuelta de la semana pasada, marcada por el elevadísimo índice de abstención, para terminar de confirmarse como la gran alternativa a los socialistas galos.

Marine Le Pen, quien heredó el pasado mes de enero las riendas del partido de las manos de su padre, el histórico líder xenófobo Jean-Marie Le Pen, ha hecho todo lo posible para alejarse de la corriente de extrema derecha a la que ha estado tradicionalmente asociada su partido.

El Frente Nacional se convirtió en el partido revelación de la primera vuelta de la semana pasada y convertirse en el tercer partido más votado, al hacerse con un 15,06 por ciento de los votos –once puntos más que los comicios de 2008– y a sólo un punto de la UMP, que experimentó una debacle al hacerse sólo con un 16,9 por ciento de las papeletas, siete puntos porcentuales menos que el resultado obtenido hace dos años. Pero quizá la principal protagonista de la jornada fue la abstención, en toro al 56 por ciento.

Las muncipales son vistas como una prueba para Sarkozy de cara a las elecciones presidenciales del próximo año, en las que se espera se presente a su reelección. El presidente ha visto caer en picado su popularidad hasta el punto de que en los recientes sondeos incluso Marine Le Pen le superaría y pasaría a la segunda vuelta con el candidato socialista, aún por determinar, y que podría ser el actual director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Los socialistas fueron la formación política más votada en los comicios de la semana pasada, con un 24,94 por ciento.

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