No más Mentiras

Antonio García Fuentes

¿Juegos olímpicos… de qué

¿Juegos olímpicos… de qué?

“El mundo está gobernado por la mentira” (François Revel en su libro “El conocimiento Inútil”) y los juegos olímpicos “modernos” no son otra cosa que una mentira más. Eso sí, es en sí, un negocio inmenso, donde se mueven cantidades ingentes de dinero, se luce la vanidad máxima del “anfitrión de turno”, junto con los “otros”, que mandan, a sus más destacados, “profesionales de eso que ya no es deporte”, pero que todos en conjunto y “conchabados”, con el moderno, “pan y circo de los romanos”; entretienen a las masas que es lo que pretenden, siempre; y que estas no piense en profundidad en la realidad en que viven; sometiendo a “los monos humanos, actores a esos sintéticos juegos”; al máximo y ya inhumano rendimiento, por llegar a esos tres, “podios de gloria”, donde recibirán las consabidas medallas, que les ocasionen, esas glorias efímeras, que les arrebatarán los siguientes, que aunque revienten en el intento, tratarán de superarlos, puesto que, “éste es el trágico juego de las sintéticas olimpiadas y demás eventos similares que se celebran en el mundo, en ya “infinidad de juegos, olímpicos”; en los que no dudo, terminarán por incluir, “al juego de las bolas o canicas que yo jugué de niño”; o del trompo de madera, o vete tú a saber, los juegos que ya tengan, “en la mollera, de tanto listo como hay en el planeta y que vive del cuento”.


Estos juegos “no olímpicos”, cuestan al “moderno imperio nipón”, la friolera de trece mil (o más) millones de euros, según he escuchado en esos noticiarios que ahora, ocuparán la mayor parte de su tiempo, en inundarnos de, “estas no olímpicas chorradas”. Tan descomunal gasto es tan absurdo, que son los mismos japoneses y en mayoría, según se publica, los que están en contra de tal dislate; pero aun así, se están celebrando (y sin espectadores, lo que es ya de pitorreo); y ni “el virus chino”, que los impidiera el pasado año, los ha impedido en el presente, puesto que (y es de suponer) los muy, “robotizados” capitalistas nipones, esperan conseguir negocio y más aún; lograr mucha propaganda, a sus muchos artilugios e innecesarios inventos, como han logrado; entre ellos, “el hotel ataúd de vergonzosa memoria, y el que supongo se consumirá a sí mismo, si es que hay dignidad por el ser humano en, “nipolandia”, donde dicho sea de paso, parece ser que es el país de este “pobre planeta”, donde más gente se suicida; y lo que llama a ser meditado.
Hace ya mucho tiempo en que “he criticado este monstruoso evento”; por tanto nada nuevo digo hoy, baste con repetir lo que ya dijera antes. Lo que sigue lo escribí en 2008, coincidiendo con estos “no juegos olímpicos” en Brasil.


“Los juegos olímpicos y en sus inicios, fueron inventados por los sabios griegos en épocas muy lejanas; pretendiendo que con ello, “el bestialismo humano y su afán guerrero y depredador”, fuese quemado en aquellos iniciales ejercicios gimnásticos y ello humanizara más al hombre y lo hiciera más pacífico; las mujeres no les era permitido entrar puesto que ellas “tenían muchas más cosas importantes que hacer; por ello los premios a los ganadores, eran el aplauso, el reconocimiento y “una simbólica corona de ramitas tiernas de olivo”; luego el cabrero volvía a sus cabras, el pescador a su pesca, el herrero a su herrería, el comerciante a su comercio, el panadero a su tahona y la vida continuaba sin más complicaciones. Los que querían competir en las próximas, simplemente entrenaban como sabían o podían, pero sin dejar por ello de seguir trabajando en sus respectivos oficios. Cosa importante que era seguida; mientras duraban las olimpiadas; las guerras eran paralizadas, como respeto hacia aquella buena idea de aquellos sabios. Aquellas primeras olimpiadas nacieron y murieron antes de que naciera Cristo; luego “un francés las quiso revivir y así se creó el engendro pernicioso en que se han convertido y el que sigue creciendo ”, puesto que ya todo ello es un enorme negocio y una destrucción de seres humanos, que sometidos al máximo del máximo, empleando incluso drogas, terminan por ser destruidos, incitando a otros cuyo destino será el mismo, si no se detienen a tiempo.


Incluso la primera época iría degenerando bastante puesto que hay una constancia totalmente explicativa y convincente; se trata de un dicho de nada menos que del sabio cínico Diógenes , el que fuera a la tal competición y a su regreso le preguntaron. ¿Diógenes, hubo mucha gente en la olimpiada? Y aquel sabio con suma intención simplemente replicó… ¡Gente mucha… hombres pocos!


La degeneración actual debe ser descomunal, puesto que desde la asignación del lugar de las olimpiadas hasta lo último que imaginarse pueda y debido a las descomunales cifras en dinero que se manejan, deben acarrear tal cúmulo de trapacerías, sobornos, imposiciones y “compras-ventas”, de las que de vez en cuando los periódicos detectan algunas y las difunden; pero el conjunto de ellas seguro que ha de ser descomunal, por lo que es claro; que lo que era llamado en sus orígenes, a proporcionar una mayor limpieza en alma y cuerpo (primero el alma que es la que sostiene al cuerpo) ha terminado por todo lo contrario; y debido al volumen actual, difícil será el reconducirlas a sus limpios orígenes, y donde el dinero era secundario y no había puestos “de trabajo” tan bien remunerados como hoy que son abundantísimos.


El denominado deporte (lo de hoy es en general un engendro todo ello) simplemente es “llegar a donde pueda cada cual; y llegado a ello, retirarse y sin más remordimiento”; hoy es todo lo contrario, llegar “al máximo a costa de lo que sea”, e incluso idiotamente son los propios padres de “las criaturas”, los que impulsan “a que su vástago o vástaga, lleguen a la máxima altura, no sólo por la fama, sino muy al contrario, por el dinero que le pueden pagar por tales proezas y lo que, a algunas familias enteras, les hace llegar, de la pobreza a la riquezas máximas”; o sea “todo un ejemplo nefasto para la humanidad entera”, puesto que en esta infernal carrera, quedan en “las cunetas”, millones de ilusos, que no pudiendo llegar ni a la mitad del camino, se han de retirar de la dura carretera, pero portando todas las amarguras que contraen en este infernal camino, del que muchos no se van a recuperar en toda su vida… simplemente seguirán vanagloriándose de que ellos estuvieron en el camino pero que tuvieron, “mala suerte”.


Pero la idiotez llega al máximo en estos hechos, puesto que allí van no solo los contendientes, sino hasta los más altos políticos y dignatarios públicos, los que pagados por los impuestos que pagamos, llegan allí con todo el boato que quieren y que cuesta lo que ni sabemos, pero eso sí, “ellos dirán que sirven al pueblo engrandeciéndoles el espectáculo”. De pena y de risa, para los inteligentes, que imitando a aquel “cínico sabio”; piensa que el asunto no pasa de ser una inmensa luz de bengala, que nada ilumina pasado el instante del lucimiento y que nada o poco aporta a una humanidad ya tan dislocada, que a lo peor terminan como la película que cruelmente realizada, nos demuestra que “volvieron a mandar los monos”; me refiero a la que se titula, “El planeta de los simios”, cuya interpretación me angustió bastante”. Añado hoy solo un AMÉN.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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