No más Mentiras

Antonio García Fuentes

La masificación o el hombre peor que los animales

La masificación o el hombre peor que los animales

¿Qué ha ocurrido y qué sigue ocurriendo? El “mono humano” se ha convertido en masa; pareciera como si es que tiene miedo a la comunicación, a la verdadera comunicación, que sólo se logra con pocos intervinientes y como máximo en el verdadero diálogo entre dos “personas”; hoy desaparecido; “todo eso de los modernos aparatitos de entrar en grupos “fantasmas” y donde y en general, entran como bólidos, y cada cual, “suelta su chorrada y sale pitando”, pero sigue hipnotizado en ese “absurdo apretar botones”; y ni piensa en una verdadera reunión y en persona y con personas, para dialogar o incluso mantener discusión “civilizada con el congénere que sea”; no; todo se ha masificado y las masas se han dejado convertir en inmensos rebaños, que la propaganda lleva a donde quiere, pero las consecuencias es que al individuo lo dejan vacío de su principal valor cuál es la verdadera individualidad independiente, para optar a lo que de verdad conviene a ésta, que nunca será, “el moderno hormiguero humano, que nos ha proporcionado esta incivilización que padecemos”.


El “libro de la vida” (en el que a mi entender está escrito todo) y al que me he referido muchas veces, nos muestra la individualidad más extrema, cuál puede ser la del oso polar; la del grupo organizado, cuál puede ser el del lobo y algunos otros cánidos; y así hasta el hormiguero, colmena o termitero, que son las masificaciones animales, pero que en realidad son “individualidades”, monstruosas, donde la organización absorbe al individuo y lo convierte en un insignificante número, cuyo nacimiento y fin está controlado totalmente.


Incluso en nuestro pariente más próximo o “cuasi hermano”, que es el chimpancé (sólo nos separa un uno por ciento de genes); los grupos son organizaciones generalmente no muy numerosas y donde la jerarquía impera; pero el orden de convivencia, aunque sea, “a viva fuerza”, pero esta obliga a las hembras a salir del grupo, puesto que así se evita la endogamia; lo que mantiene al grupo más puro y organizado, puesto que de igual forma, recibe bien a las hembras de otros grupos. En este grupo hay otro más pacífico, cuál es el de los “Bonobos”, que no es precisamente la violencia la que practican, sino los placeres de la vida y que no cito, puesto que los habrán visto en esos magníficos documentales que constantemente transmiten, las mejores emisoras de la por otra parte, tan corrompida televisión.


La masificación en el hormiguero, termitero o en la colmena; es algo que también controla la naturaleza, puesto que llegado el momento, de su interior tienen que salir, los componentes, que aislados (hormigas o termitas) o en numeroso grupo o “enjambre” (abejas) tienen que buscar nuevos lugares para establecerse. Y así es todo en la verdadera vida natural, todo es orden y jerarquía; y todo funciona bien, y mejor aún si no lo estropea el ser humano, que en gran medida lo hizo y lo hace.


Pero el ser humano, no encuentra sus ubicaciones idóneas, y como ocurre aquí mismo en España, mientras cada vez más, se abandonan tierras y pueblos dejando abandonados inmensos campos, que al final luego, “arden como este verano lo están haciendo ya como plaga, o se desertizan por ese abandono total, puesto que los nuevos habitantes, no encontraron atractivo en quedarse en ellos y todos terminan en los nuevos monstruos urbanos, que como enfermedad, se siguen construyendo en el mundo; pero los que en realidad, se convierten en las nuevas, “selvas o maniguas de hormigón y asfalto”, donde esos huidos de la naturaleza, vegetan o viven la vida de “la gran ciudad”; a la que yo y ya hace muchos años, les dedique más de un artículo, bajo los titulares de, “El infierno de las grandes ciudades”; artículos que se encuentran en mi Web y que por tanto allí se indica la fecha y argumentaciones a esas masificaciones, donde no sólo son monstruosas, en su horizontalidad, sino igualmente o peor aún, en su verticalidad, donde y como cuenta la Biblia, con “la torre de Babel”; los últimos “monos arquitectos”, quieren llegar al cielo, con sus techos, aunque eso cueste las ingentes cantidades de dinero que se gasta, en esos, “engendros” que como tales, son inútiles para la vida y comodidad del que de verdad, “ha llegado a ser humano”.


Yo desde luego, nunca he pensado en vivir en algo similar y ni por asomo, pensé nunca en salir del lugar donde nací y vivo; hoy en un barrio, ya antiguo y donde lo que domina, es la casa familiar de dos o tres plantas a lo sumo; y aun así tiene sus defectos, puesto que la convivencia y charlas vecinales, casi han desaparecido, así como los niños de sus calles y donde de chico, yo he jugado con docenas de los demás.


Ya incluso mi ciudad (Jaén) va resultando incómoda, pese a que sólo tiene un poco más de cien mil habitantes; puesto que la incomodidad se inicia en una población, simplemente cuando aparecen la necesidad, del autobús urbano o incluso la del taxi; la comodidad es cuando, todo o casi todo, “lo puedes hacer a pie y andando tranquilamente, sin prisas ni agobios absurdos”; pero que hoy ese es el verdadero lujo de los pocos, “monos humanos o ya sin ser monos”, que lo logran hoy.


Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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