Pacos

Paco Sande

Colón, USA y la Nueva Normalidad…

Creo que, como siempre, ya voy un poco tarde para escribir sobre la nueva fiebre que acaba de surgir entre la masa borreguil estadounidense y que ya ha comenzado a tener adeptos también en Europa y, cómo no, aquí en España.
Me refiero a esa nueva moda destruir estatuas de Isabel la Católica, Fray Junípero Serra, Cervantes o Colon, especialmente de este último, por racistas o esclavistas, que se ha implantado en EEUU.
Cristóbal Colon, fue un navegante que, tratando de buscar un camino más corto para llegar a las Indias, se encontró en medio del océano a esa caquita que hoy conocemos como América, y hasta aquí llega su culpa.
La misma culpa que tuve yo está mañana cuando al salir de mi casa puse mi pie sobre el mojón que el perro de mi vecino, un pastor alemán precioso y que me quiere mucho, había depositado momentos antes delante de mi puerta.
Y eso es, exactamente, lo que le ocurrió al Gran Almirante, ¿lo cogen?
Él nunca llevó esclavos América, ni negros ni blancos ni en tecnicolor, ni nunca se imaginó que alguien lo haría.
Y no pisó tierra firme hasta su tercer viaje y eso fue en lo que hoy se conoce como el Estado de Sucre en la actual Venezuela.
Y hasta ahí llegó su “invasión” de las Américas. Y, aparte de las islas del Caribe que descubrió buena parte de ellas, no se conoce que pisara un palmo más, y, desde luego, pueden estar seguros de que jamás, jamás, puso pie en los Estados Unidos.
Por eso resulta chocante el ver a la masa borreguil y adocenada, derribando la estatua del Almirante, por esclavista y supuesto culpable de todas sus desgracias, y ver a un negro enorme alzar su cabeza en alto, a modo de trofeo, celebrando un supuesto triunfo de la raza negra sobre los hombres que un día los llevaron allí como esclavos.
Son los tiempos que nos ha tocado vivir, el continuo intento de rescribir la historia y tratar de juzgar desde la tranquilad que nos da la relativa bonanza del mundo actual, los hechos del ayer.
Abusando, además, de la ventaja que nos da el poder juzgar el hecho a toro pasado.
Es muy fácil poder juzgar algo con la ventaja que nos da la lejanía de aquel momento, siendo conocedores además de su completo desarrollo histórico.
Alguien tendría que decirle a este hombre, cuando, en su imaginario triunfo, levanta la cabeza del Gran Almirante, así como a todos aquellos que han puesto en la diana de su cólera a todo lo que huela a español, que si de verdad buscan esclavista en la historia, que revisen la vida y obra de algunos que hoy son considerados héroes nacionales y padres de la nación americana.
Thomas Jefferson, por ejemplo, que además de tener esclavos, fue acusado de mantener relaciones ilícitas con Sally Hemings, un esclava 28 años más joven que él, con la que además tuvo hijos.
Abraham Lincoln, que aun que no quería que la esclavitud se extendiese por los nuevos territorios del oeste, creía que en los estados en que ya estaba instaurada tenían derecho a mantenerla.
O el mismísimo George Washington, el torpe militar que llegó a tener más de 300 esclavos, y que, según una reciente investigación, se ha desvelado que una de sus dentaduras postizas fue elaborada con dientes de siervos negros.
Hay muchos más todavía, claro, pero para muestra un botón.
Y todo esto, dicen, fue generado como protesta por la muerte de George Floyd a manos de la policía.
Pero eso no es verdad. La muerte de Floyd, no fue el desencadenante sino la excusa.
Destruir mobiliario urbano, romper escaparates, quemar coches, asaltar centros comerciales robando y arrasando con todo, y poniendo a todo el país en jaque, nada tiene que ver con protestar por la brutalidad policial.
No, esto no es una protesta, sino parte de un show, y ellos, los listillos, ladrones, sinvergüenzas y descerebrados, que de todo hay en la viña del señor, no son más que actores de ese show. Peones, títeres, manejados desde la sombra por gente poderosa que por turbios y espurios intereses buscan la destrucción de la decadente Occidente.
El mundo de hoy está gobernado por burócratas imbéciles, sin coraje ni sangre en las venas, que se arrodillan delante de una izquierda, demagógica, dictatorial, falsa, corrupta e incluso criminal, si se tercia, dispuesta a acabar y arrasar con todo lo establecido, para crear un nuevo mundo a su gusto y hechura.
O lo que se ha dado por llamar: El “Nuevo Orden Mundial, que aquí en es España ha comenzado con lo que ellos llaman la “Nueva Normalidad”.

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