Las encuestas apuntan a que los bildutarras les van a poner al PNV unos cuernos en plan reno Rodolfo y los van a desalojar del bipartidismo en que han estado engolfados con el psoe de antes y el de ahora mismo, que ya no es gente de fiar por lo entregado que está el psicópata a los monstruos que ha engordado para mantenerse en el poder. Diálogo, concordia, indultos…
El PNV está que no le llega la camisa al cuerpo.
Que el PNV y Junts (la convergencia del enano corrupto) eran la representación periférica de la derechona española, eso lo sabíamos todos. Hasta ellos. Pero fueron haciéndose amiguitos de etarras, cebadores de los CDR y gentuza por el estilo y ahora ven horrorizados que la toma del poder se la han puesto a huevo a sus enemigos de toda la vida: filoetarras, independentistas por la vía bruta (incluido el puchifugas) más un enemigo nuevo: podemos (pudimos, dice Varoufakis). Y esa ha sido la gota que ha colmado el vaso: los filoetarras, más los que se hacen llamar socialistas y lo que mantenga pudimos después de lo que se sabe de ellos, pueden enviar al PNV a silbar a la vía. Y lo van a hacer, sin duda alguna, como lo hicieron para echar a Rajoy: coincide con sus planes y con los planes siniestros que el gran perro tiene para España.
Vascos y catalanes –un poco más estos últimos- han disuelto el orden constitucional en una anarquía amorfa prendida de un delirio entendido como síntoma psiquiátrico. La cup, ultraizquierda aliada con la derechona, propone disolver las fuerzas represivas porque entiende que hay delincuentes debido a que hay policías. Eso y pensar con el culo es una y la misma cosa. A base de no condenar los ataques a la policía española, primero, y luego a sus propios policías autonómicos, han creado una especie ciudadana caracterizada por su estupidez y por su fe en un mundo donde todos serán justos y benéficos en una republiqueta que sólo vive en su mente perturbada. Y esa gente, la cup, ha dado y quitado el mando. Que se lo pregunten al guapito Artur Mas. Y con ellos están los políticos del asco parlamentario que han apoyado todo tipo de salvajadas, desde los crímenes de Eta hasta el delirio republicano del puchifugas, Junqueras y su cuadrilla. Rodear el parlamento catalán para que no salieran libremente los allí atrapados. La guerrilla urbana desatada en Barcelona para celebrar sentencias y detenciones que no les gustaban, la desobediencia a órdenes legítimas emitidas por autoridades legítimas, el saqueo del 3%, la destrucción de mobiliario urbano y de particulares, acosar a una niña de cinco años y a su familia…
Al PNV le ha entrado un miedo atroz a las consecuencias de sus actos. ¿No sabían que apoyando el delirio catalán alimentaban el suyo propio? Un futuro paradisíaco en un país vasco gobernado por gente como Otegui que, por fin, tiene a tiro lanzar su propio prusés. ¿Prozesoak?
El PNV quiere ahora hablarse con el PP para impedir ese futuro. La cosa no puede sino empezar mal: se sientan, se miran y el del PP le suelta a los ahora solícitos peneuvistas que fue con sus votos como se echó a Rajoy y ellos pasaron a blanquear a la parte salvaje y delincuente del “asco” parlamentario, los que ahora amenazan el gobierno del país vasco “como Dios manda”, es decir, con el PNV a los mandos. Entre eso y la acreditada tradición de los de la ikurriña cuando se trata de traicionar a España, tarde llega, señorito, a pedirme relaciones. Veremos qué hace Teodoro; Casado no cuenta.
Cuando por fin se acabe la hegemonía del PNV, tan antigua o más que el gobierno psoe andaluz que propició el abismal fraude de los ERE -comilonas, putas, cocaína, miles de millones despilfarrados-, nos asomaremos a toda la corrupción imaginable contando que como vigilante de la res publica se quedó un tal Pachi López, que tiene acreditado sobre su decencia un doble y acrisolado pedigrí: el psoe incorrupto y la larga tradición peneuvista, tan incorrupta como la del psoe.
Lo que haya estado pasando estas décadas pasadas lo sabremos cuando caiga el PNV. Y eso nunca ha estado más cerca de pasar que ahora mismo.