La antigua base de Roosevelt Roads en Puerto Rico ha vuelto a cobrar vida con el constante movimiento de helicópteros y aviones de la US Marine Corps y la US Air Force.
Esta actividad no es casualidad.
En las últimas 48 horas, fuentes militares han confirmado que Washington está acelerando la creación de un punto estratégico de despliegue muy próximo a las aguas territoriales venezolanas.
El objetivo declarado: preparar un escenario para operaciones rápidas y garantizar el control sobre el tráfico ilícito que atraviesa la región, pero la realidad es más intrincada y señala directamente al corazón de la crisis venezolana.
La situación geopolítica se ha vuelto más tensa. El gobierno de Nicolás Maduro enfrenta crecientes acusaciones relacionadas con su supuesta conexión con el narcotráfico internacional y la consolidación del denominado Cartel de los Soles, una red criminal que, según el Departamento del Tesoro de EE.UU., está liderada por Maduro y altos funcionarios del régimen.
Esta estructura, que surgió en los años noventa y se fortaleció con la llegada del chavismo, controla rutas de cocaína, oro y combustible, además de mantener alianzas con grupos armados colombianos y organizaciones terroristas internacionales.
El Cartel de los Soles: entre la realidad y la narrativa
El Cartel de los Soles es una pieza clave en el complicado rompecabezas venezolano. Documentos recientes de inteligencia indican que esta red opera desde las Fuerzas Armadas y extiende su influencia a puertos, aeropuertos y fronteras permeables. El tráfico de droga y minerales sustenta el aparato gubernamental, mientras que sus conexiones con el ELN colombiano y células de Hezbolá e Irán refuerzan la dimensión transnacional del fenómeno. Sin embargo, la existencia y alcance del cartel son objeto de controversia. Algunos sectores en Colombia y Europa advierten que esta etiqueta responde también a intereses dentro de la diplomacia estadounidense, que busca justificar sanciones y posibles intervenciones.
La presión internacional ha aumentado considerablemente. En marzo de 2020, Washington ofreció hasta 50 millones de dólares por información que condujera a la captura de Maduro y Diosdado Cabello. Las sanciones han impactado al círculo cercano del gobierno, pero el flujo de dinero ilícito no ha cesado. Informes indican que la estructura del cartel ha evolucionado: ya no se limita al narcotráfico, sino que se ha convertido en un sistema de patronazgo que reparte riquezas entre oficiales leales para sostener el régimen.
Preparativos militares y la sombra de la CIA
La escalada militar en el Caribe no es solo obra del Pentágono. Fuentes de inteligencia aseguran que la CIA ha intensificado sus operaciones de reconocimiento y planificación dentro del territorio venezolano, prestando especial atención a las rutas de contrabando y los puntos clave del poder chavista. La utilización de bases en Puerto Rico y otras islas caribeñas permite a Washington mantener presión constante y preparar escenarios para acciones encubiertas, ya sea apoyando a la oposición venezolana o interceptando movimientos del cartel.
Estos movimientos han provocado inquietud en Caracas. El gobierno de Maduro, asediado por sanciones y enfrentando una economía en caída libre, ha respondido reforzando la Milicia Bolivariana y buscando apoyo externo. Las maniobras estadounidenses han sido utilizadas como argumento para denunciar un intento invasor e incrementar la militarización interna. A su vez, informes recientes sugieren que la Casa Blanca evalúa opciones más agresivas si la situación empeora, incluyendo bloqueos navales u operaciones clandestinas sobre el terreno.
El recurso a Moscú: Maduro busca el respaldo de Putin
Frente a esta creciente amenaza, Maduro ha intensificado sus contactos con Vladimir Putin. En las últimas horas, medios rusos han confirmado que Caracas ha solicitado apoyo logístico y político para contrarrestar la presión estadounidense. El Kremlin, ya involucrado en el suministro armamentístico y asesoría militar al régimen venezolano, podría aumentar su presencia en la región si esta escalada continúa. Esta estrategia tiene como objetivo proteger al régimen e enviar un mensaje claro a Washington: Venezuela no está sola; cualquier intervención tendría consecuencias globales.
Los canales diplomáticos están saturados. Rusia ha reiterado su oposición a cualquier acción militar extranjera y acusa a Estados Unidos de desestabilizar toda la región. La jugada maestra de Maduro pone en riesgo el equilibrio caribeño e incrementa las posibilidades de una mayor polarización entre bloques internacionales. El resultado es una zona cada vez más militarizada donde un conflicto podría desbordarse fácilmente más allá de las fronteras venezolanas.
Impacto regional y posibles escenarios
El despliegue militar estadounidense ha generado alarma entre los países vecinos, que temen una escalada bélica o un aumento del flujo migratorio si la crisis se agrava aún más. Las rutas dedicadas al narcotráfico y contrabando gestionadas por el Cartel de los Soles cruzan Colombia, Brasil e incluso las islas caribeñas, lo cual complica sobremanera cualquier respuesta regional coordinada. Los gobiernos locales demandan mayor cooperación transparente; sin embargo, las agendas nacionales junto con rivalidades geopolíticas dificultan alcanzar un enfoque común.
La situación puede evolucionar hacia varias direcciones:
- Un incremento en el despliegue militar estadounidense con mayor presencia tanto terrestre como aérea en el Caribe.
- Un fortalecimiento adicional entre Caracas y Moscú mediante nuevos acuerdos relacionados con defensa.
- Acciones encubiertas por parte de la CIA u otras agencias enfocadas en debilitar al cartel e incentivar fracturas internas dentro del régimen.
- Un aumento significativo en tensiones sociales y políticas dentro Venezuela, lo cual podría derivar en enfrentamientos o desplazamientos masivos.
El futuro inmediato dependerá fundamentalmente de cómo los actores internacionales manejen esta crisis sin recurrir a medidas coercitivas. Por ahora, la presencia cercana de Estados Unidos marca un punto decisivo en este conflicto latente. El pulso entre Washington, Caracas y Moscú se juega sobre el tablero caribeño; sin embargo, sus repercusiones podrían extenderse a toda América Latina.
En plena madrugada, mientras los helicópteros surcan los cielos sobre la antigua base Ceiba, el Caribe se convierte en escenario crucial para una partida decisiva. Un desenlace aún incierto mantiene a toda una región expectante.

