Miguel Pato (Periodista Digital)-. Los enfrentamientos que la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de Madrid protagonizan cada poco en los medios de comunicación llegan a tal extremo que cualquier percha es óbice para sembrar la discordia en la relación institucional entre Aguirre y Gallardón.
Esta “moda” ha creado ya cierta sensación de desespero entre los profesionales que trabajan cerca de ellos que ven como el más mínimo rumor o comentario puede ser la base de una nueva torre de Babel.
Cuando en 2003 ambos mandatarios ocuparon sus nuevos cargos, el mundo del periodismo comprobó que, de la inevitable relación entre el Gobierno de la Comunidad y el Ayuntamiento, nacían cada poco titulares en los que se traslucía cierto desencanto entre Aguirre y Gallardón.
La lucha por el control del Empresa Municipal de Transportes fue uno de los detonantes para que las plumas de muchos cogieran fuelle. En aquella ocasión se discutía el número de vocales de un ejecutivo y otro que deberían estar sentados a la mesa.
Luego vinieron diversos actos en los que coincidan esta pareja de gobernantes. Esos momentos empezaron a formar parte del pan de cada día para fotógrafos y cámaras de todos los medios que buscaban esa mirada o aquel gesto que llegaron a protagonizar alguna pieza en ciertos informativos.
Lucha directa
Esta sensación de tensión entre Gallardón y Aguirre llegó a su máximo esplendor en las elecciones que tuvieron lugar para dilucidar la cabeza visible del Partido Popular en la Comunidad de Madrid. En ellas, dos candidatos. Por un lado la propia Aguirre y por el otro la mano derecha de Gallardón Manuel Cobo.
Fue una lucha sin cuartel en la que, aun tratando de que la sangre no llegara al río, gran parte de las informaciones que corrían aquellos días los medios de comunicación no podían ocultar el duro pulso entre Gallardón y la dama de hierro de la Comunidad de Madrid.
Ésta consiguió, incluso antes de la votación, que el alcalde retirara a su candidato en un ambiente cargado de derrota.
El absurdo cansa
Embuidos en esta atmósfera no es de extrañar que los responsables del contacto con los medios de ambos gabinetes tengan que lidiar cada poco con un puñado de periodistas interesados con este o aquel comentario, mirada, gesto o, incluso, con la lectura entre líneas de algunas declaraciones.
La última la han protagonizado los parquímetros con los que Gallardón se ha empeñado en colonizar como buen recaudador hasta el último pasadizo de la capital. En este contexto, como adelantó El Confidencial.com, Esperanza Aguirre ha recibido en su casa un buen puñado de multas desde la concejalía correspondiente del Gobierno de Gallardón.
Por lo que PD ha podido saber, que este nuevo germen del enésimo enfrentamiento entre Aguirre y Gallardón es como la gota que colma el vaso de lo absurdo en este tema en el que los rumores, las segundas lecturas y análisis desenfadados de la relación entre ambos no amaina.
Sin embargo, y aunque las oficinas de prensa de ambos mandatarios no quieran pronunciarse oficialmente sobre el tema, habida cuenta que muchos consideran sin sentido estos hechos, si el río suena…
