Steve Easterbrook rompió una de las reglas de McDonald’s y ha pagado con su despido este pequeño desliz amoroso.
Se va dolido, humillado y muy enfadado pero con una indemnización mareante.
El paquete incluye seis meses de salario, unos 675.000 dólares, y una retribución final que superará los 40 millones de dólares, incluyendo las stock options que podrá ejecutar con libertad tras haber perdido su puesto.
El acuerdo con Easterbrook es aún más escandaloso si se compara con el sueldo medio en una multinacional como McDonald’s, generalmente asociada a los trabajos peor considerados y pagados del escalafón laboral en Estados Unidos.
En 2018, Easterbrook ingresó un total de 15,9 millones de dólares, 2.124 veces más que el salario medio, con una base de nueve dólares por hora.
La junta directiva de la compañía norteamericana habría asegurado que Easterbrook «mostró falta de juicio, ya que la compañía prohíbe que los altos cargos mantengan relaciones con otros trabajadores, estén bajo su mando directo o no»:
Después del despido, la cúpula directiva designó como presidente y consejero delegado a Chris Kempczinski, que ya está trabajando al frente de McDonald’s.
