'EL LADO OSCURO DE LOS MEDIOS'

‘El atraco del siglo’ de Roures: el imperio Mediapro se desmorona por culpa del coronavirus

Malos tiempos para Jaume Roures, el hombre más temido y poderoso de la comunicación en España.

2020 es el annus horribilis del magnate trotkista que se hizo inmensamente rico comercializando derechos deportivos.

El coronavirus ha llevado a la UCI a su empresa Mediapro. Su imperio se desmorona como un castillo de naipes tras darse un tremendo castañazo en Francia e Italia, donde está entrampado hasta las cejas desde que hace dos años rompió el mercado del fútbol al ofrecer 1.050 millones por temporada por los derechos de la liga italiana y dos meses después 820 millones de euros anuales por los derechos de la primera y segunda división de la liga francesa durante tres temporadas a partir de la 2020-2021.

Una cantidad estratosférica que dejó fuera del negocio a los tradicionales ganadores, Canal + y Bein Sports, propiedad del también dueño del PSG. 3.000 millones por los derechos de tres temporadas de la Lega italiana y, dos meses después, otros 3.000 millones en Francia por la Liga francesa.

Dos años después, coronavirus mediante, Mediapro está con la soga al cuello: luego de incumplir con sus obligaciones de pago, ha ofrecido pagar 100 millones de euros en concepto de daños y perjuicios y salir de Francia, oferta que está pendiente de que se apruebe en un juzgado de Nanterre.

Aquí no pudo emular a su amigo Woody Allen de ‘Toma el dinero y corre’. Es tal el escarnio, que L’Équipe le dedicó su portada en la que aparece caricaturizado como un atracador de la serie ‘La casa de papel’ bajo el titular «El atraco del siglo».

¿Qué es lo que ha pasado que Roures esté perdiendo dinero como en una mala noche en el casino?

El negocio de Roures, el secreto de su éxito se basaba en comprar sin pagar. Es decir, lograr la comercialización de la producción, por ejemplo de la FIFA –pagando mordidas si hace falta como luego supimos–, venderla y, cuando se cobra, pagar el precio pactado al organismo mundial del fútbol. “Eran unos intermediarios de los intermediarios”, decían en el sector.

Es así como Roures logró hacerse con los unilaterales del Mundial de Francia celebrado en 1998 cuando era un auténtico desconocido.

El trotkista es un auténtico mago de los derechos deportivos. Y también hay que reconocerle a Mediapro que fue pionera en hacer conexiones satelitales en España, lo que le dio su fama. Otra cosa que ha distinguido a Roures es a pesar de su pose de millonario trotkista la verdad que no le asco a nada cuando se trata de cerrar un negocio. Sea Pujol o el conde de Godo, sea Cebrián o Vasila, Roures siempre mira por la pasta.

Se ha dicho que todo lo que toca lo convierte en oro pero no es verdad. Hay una maldición que persigue a Roures y son los canales de pago.

En agosto de 2009 el Gobierno Zapatero utilizó la vía de emergencia para concederle el canal GOL T para operar como televisión de pago pero le pilló la crisis subprime y sólo captó 300 abonados en la primera jornada de liga. El 30 de junio de 2015, Gol Televisión cerró sus emisiones y la productora de Roures puso así fin a este canal de pago.

Tras cerrar GolT, Mediapro llevó todos sus derechos audiovisuales, así como su infraestructura a las plataformas de pago con el canal Bein Sports, proyecto realizado en alianza con el grupo catarí Al Jazeera. Ahora GOL TV emite en abierto, la comercialización la lleva Mediaset y el negocio no parece ser muy boyante.

No tiene la suficiente masa crítica de espectadores —su target es fundamentalmente masculino y mayor de 16 años— que sirvan como reclamo para los publicistas. En 2014 lo intentó por internet creando TotalChannel, que fue un desastre, por la mala planificación de Mediapro. En Francia, Roures creó un canal de televisión, Telefoot, para explotar los derechos. Para hacerlo rentable necesitaba tres millones de abonados, que se han quedado en 600.000.

Las televisiones de pago se le siguen resistiendo porque el negocio que domina Roures es de las productoras, no el de las operadoras. Roures e capaz de facturarle a TV3 22,8 millones de euros por contratos externos como hizo en 2013, una cantidad que representa el 9% del presupuesto total de la televisión pública. O mangonearle 22,5 millones de euros en producciones externas a la Telemadrid de su amigo y ex empleado José Pablo López.

Esos contratos son el poco consuelo que le queda a Mediapro, que tuvo que aplicar un exepediente de regulación temporal de empleo (ERTE) sobre su plantilla en España, de 1.200 trabajadores, debido a la paralización de la actividad de la compañía audiovisual a causa del coronavirus.

Siempre le quedará rascar TV3. En plena hecatombe económica, la cadena ‘privada’ del indenpentismo está estudiando la compra de 8 documentales a la productora Mediapro, fundada por Jaume Roures: «Escuchar hablar de una compra de 800.000 euros da grima», se quejaron en el sector ante esta cacicada.

La interrupción de los eventos deportivos ha frenado la actividad de Mediapro, que tiene en las retransmisiones de los partidos de fútbol una de sus mayores fuentes de ingresos. La agencia de calificación Moody´s ya advirtió la difícil situación de Mediapro y le rebajó en octubre pasado la calificación de su deuda a ‘Caa1’, dentro del bono basura.

El gigante audiovisual se ha quedado muy pequeño por culpa del virus. Quien lo diría. Esperemos que no corran la suerte de los trabajadores de Público, que acabaron en el Fogasa mientras él pisaba la alfombra roja de Hollywood y decía ‘estar jodido’. Más jodidos estaban sus trabajadores.

La sensibilidad social de Roures es pura filfa.

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