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ESPECIAL QUILOMBO / ¿Cómo pudimos tragarnos la gran mentira del 15-M?

Quién nos hubiera dicho que a diez años del 15-M estaríamos celebrando el funeral político de Pablo Iglesias y la agonía del partido chavista que venía a encarnar el espíritu de los indignados. Todo empezó como recordaréis como un manifiesto titulado ‘No les voteis’ (surgido conviene recordarlo como respuesta a la siniestra ley Sinde que puso de los nervios los lobbys digitales de la izquierda molestos con Rubalcaba por incumplir su promesa de derogar Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y el Comercio Electrónico de Aznar).

A todo esto luego le siguió una protesta en forma de acampada organizada por una organización de extrema izquierda llamada Democracia Real. Estábamos a las puerta de unas elecciones municipales y el 21 de mayo yo mismo me fui a Sol a grabar lo que ahí estaba pasando.

Eso era una mezcla entre un recital de Hendrix en Woodstock y un congreso hippie en el Nepal. De fondo sonaba el Imagine de John Lennon y había pancartas contra la clase política en general como el ya mítico no hay pan para tanto chorizo. Había mucha gente de buena voluntad que tras la implosión del zapaterismo buscaba refugio ideológico en el perroflautismo antisistema pero muy entrenado en el ciberactivismo. Los medios de la derecha cayeron en la trampa de creer que aquello era malestar social cuando en realidad era una el ya tradicional afán de la izquierda por hacer volar a la democracia por los aires dado que las urnas le iban a dar la espalda en dos elecciones cruciales que iban a suceder ese mismo año.

Parece mentira la ceguera que hemos tenido ante el movimiento antisistema del 15-M cuya única ilusión era dar por liquidada nuestra democracia. Solo repasar las pancartas que portaban contra el capitalismo, la banca, el ahorro y exigiendo una democracia real, porque violencia no era la de ETA: violencia era no llegar a fin de mes. Este movimiento antisistema extremadamente violento —formado por organizaciones de extrema izquierda y confesamente comunistas huérfanas políticas tras la caída del Muro de Berlín— rápidamente fue neutralizado por las élites globalistas que vieron su poder burocrático amenazado en los años noventa. Recordemos la furia con las que se iban a esperar a los amos del dinero en Seattle o Génova.

Jóvenes indignados, en lugar de renovar el sistema de partidos que teníamos, optaron por destruirlo. Pero ese año ganó el PP por mayoría absoluta. Años después una franquicia chavista cuyos líderes si habían pisado SOl era para cambiar de iphone se apropiaron de sus consignas y secuestraron el movimiento. ¿Fue el 15-M comprado por las burocráticas globalistas y reciclado para sus propios fines? ¿Fue Iglesias un peón del globalismo?

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