EL REPASO

Alfonso Rojo: “Ojo al parche porque Sánchez y compinches maniobran para apoderarse del Poder Judicial”

"Las instituciones judiciales están ya lo suficientemente degradadas, pero si esta panda se sale con la suya y consigue hacerse con el Tribunal Constitucional y convertirlo en un felpudo, vamos listos"

El socialista Pedro Sánchez no decepcionó ayer en el Senado.

Mintió, insultó, descalificó, tergiversó datos y se puso histérico.

En cualquier caso, lo más llamativo en la actuación del socio de Txapote fueron sus referencias a esa supuesta conjura contra él, en la que participan grandes empresarios, banqueros y periodistas.

En los 46 años, 9 meses y 16 días transcurridos desde que se murió en la cama el general Franco, ningún Gobierno español ha acumulado tanto respaldo empresarial, bancario y mediático como el engendro de 22 ministros montado por el líder del PSOE, con apoyo de los zarrapastrosos de Podemos, los proetarras de Bildu, los peseteros del PNV, los golpistas catalanes y algún otro.

La consecuencia del control que ejerce Sánchez sobre los medios de comunicación públicos y concertados, que son todas esas cadenas, periodistas y tertulianos que doblan la cerviz para recibir publicidad y subvenciones, es que es que no hay ya ‘cuarto poder’ digno de ese nombre.

Lo habrán comprobado hoy, si conservan el vicio de sintonizar las cadenas de televisión mayoritarias o si han perpetrado la estulticia de echar un vistazo a El País o escuchar la Cadena SER.

El festival de lametazos y las cabriolas para pintar en positivo a Sánchez, en su debate con Feijóo, dan vergüenza ajena.

En esto tan divertido y desventurado que es el periodismo, resistimos media docena y tal como se perfilan las cosas y viendo leyes como la de Memoria Democrática o la de Secretos Oficiales, me parece que las vamos a pasar canutas.

La falta de periodismo digno de ese nombre es grave, pero es que vamos también camino de que no haya jueces realmente autónomos.

Debido a la obsesión que tenían en la Transición por compensar la prohibición de partidos políticos que imponía Franco, los llamados padres de la Constitución montaron un sistema en el que no hay en la práctica separación entre el Ejecutivo y el Legislativo.

A la hora de la verdad, es el presidente del Gobierno de turno quien casi siempre decide que leyes se aprueban en el Congreso y cómo.

Queda, dirá alguno de ustedes, el Poder Judicial, pero Sánchez y sus compinches se han empeñado en acabar también con eso.

Las instituciones judiciales están ya lo suficientemente degradadas, pero si esta panda se sale con la suya y consigue hacerse con el Tribunal Constitucional y convertirlo en un felpudo, vamos listos.

Así que …¡ojo al parche!

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