ARTÍCULO PUBLICADO EN 'THE OBJECTIVE'

Marcos Ondarra arremete contra los verdaderos responsables de que los diputados puedan expulsar a los periodistas del Congreso

El periodista denuncia el peligroso precedente de que la Mesa del Congreso decida quién puede informar en la Cámara y critica el conformismo de la élite periodística

Marcos Ondarra arremete contra los verdaderos responsables de que los diputados puedan expulsar a los periodistas del Congreso

El periodista Marcos Ondarra firma en The Objective una columna bajo el título En defensa de los ‘agitadores ultras’, publicada este 23 de mayo de 2025 y que es realmente esclarecedora sobre lo que está aconteciendo últimamente en el Congreso de los Diputados.

Ya saben, la Mesa de la Cámara podrá expulsar a los periodistas que considere. En dicha Mesa, tienen mayoría simple PSOE y Sumar. Vayan adivinando lo perverso de todo lo demás. En la diana, reporteros descomunales como Bertrand Ndongo y Josué Cárdenas (Periodista Digital), o Vito Quiles.

La tesis principal de Ondarra es clara y contundente: no son únicamente los diputados quienes desean controlar el acceso informativo al Hemiciclo, sino también quienes desde dentro del propio periodismo han avalado esta deriva restrictiva.

«La medida, que permite a la Mesa revocar acreditaciones, sienta un precedente peligrosísimo por un motivo que se hace evidente a cualquier inteligencia mínimamente desarrollada, que es que, en lo sucesivo, los políticos van a fiscalizar a los periodistas. El lobo cuidando de las ovejas o los pájaros disparando a las escopetas”.

«El lobo cuidando de las ovejas», no se puede explicar mejor, y es que el periodismo parece tirar la toalla, ya no quiere ser, al menos dentro de esa Cámara, fiscalizador del poder. Prefieren ser sus colegas.

El texto señala con especial énfasis la responsabilidad compartida de ellos, los miembros de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), a la que acusa de haberse distanciado completamente de la realidad social y profesional. Para Ondarra, esta élite periodística ha perdido contacto con la calle y no soporta que nuevos actores mediáticos les hayan arrebatado protagonismo:

“La Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), la autoerigida élite periodística que, de tanto pulular por los pasillos del Congreso y canapear con los portavoces, ha perdido totalmente el pulso de la calle. La realidad les ha pasado por encima y no soportan la idea de que un outsider con un micrófono, una cámara y un canal de YouTube tenga más poder e influencia que ellos”.

Marcos Ondarra con Pedro Sánchez y Ábalos.

En su análisis, Ondarra advierte sobre las consecuencias prácticas e ideológicas de este cambio normativo, subrayando cómo podría usarse arbitrariamente para expulsar tanto a figuras incómodas como Antonio Maestre o medios como Canal Red, aunque él mismo matiza su posición:

“Digo que la normativa permitiría expulsar a tipos como Antonio Maestre o medios como Canal Red, sin pestañear, pero eso no significa que lo defienda. La (falta de) hipocresía es lo que nos distingue de ellos. Yo prefiero que el periodismo peque por exceso que por defecto”.

El artículo reserva su crítica más ácida para aquellos colegas “bien avenidos” con el poder político y para las dinámicas cortesanas dentro del Congreso: “No me molestan quienes incomodan a los políticos, sino quienes compadrean con ellos, y estos son -cómo no- los que Francina Armengol quiere ver por los pasillos del Hemiciclo. Pero sobre todo, y bajo ningún concepto, estoy dispuesto a aceptar que sean los políticos quienes se arroguen la potestad de decidir quiénes son y quiénes no son dignos de estar ante su presencia”.

Finalmente, Ondarra sostiene que solo tendría sentido criticar las formas “ultras” si el resto del periodismo parlamentario estuviera cumpliendo realmente con su función social:

“Tendría sentido ponerse dignos con quienes se exceden en sus formas si el resto de periodistas acreditados estuvieran cumpliendo con el fondo de su trabajo. Esto es, si a Óscar Puente se le preguntase en los pasillos del Congreso por el lamentable funcionamiento de los trenes y no por el concierto de Taylor Swift…”

Magistral.

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