La derrota parlamentaria del proyecto de la ministra de Cultura no recogía ningún consuelo
La ‘confesión’ navideña de José Luis Rodríguez Zapatero parece haber regado de plomo las filas internas del PSOE. Si para ‘Público’ “sorprendidos, molestos, preocupados, indiferentes… los miembros del PSOE reaccionaron ayer de manera desigual al comentario”,-El PSOE espera despejar pronto la duda sucesoria-, para ‘El País’ la gravedad del ‘casus belli’ de las palabras del presidente era mucho mayor, pues habían sembrado el “desconcierto” en sus filas.
Así lo reflejaban Luis R. Aizpeolea y Anabel Díez, para los que ese “desconcierto” procedía “de que el propio Zapatero había pedido a los suyos, hace ya tiempo, que no se especulara sobre la candidatura para las próximas elecciones porque había que centrar el debate político en la lucha contra la crisis y en el calendario de reformas”, –Zapatero sorprende y desconcierta al Gobierno y a su grupo en el Congreso-. Javier Casqueiro, en el periódico de Prisa, ahondaba en el asunto: “Pero lo que no se entiende, en el PSOE y en su entorno, es para qué descorchó esa botella. Podría haberse escabullido. No era tan difícil. No quiso”, –La rifa del número invisible de ZP-.
En estos días navideños pertenecer al Grupo Parlamentario socialista ha debido ser un sinvivir, porque además del “desconcierto” provocado por Zapatero, también había “inquietud” por el asunto de la jubilación a los 67 años, según el mismo diario.
Con pastilla
Se lo tomaba a pitorreo Manuel Saco en ‘Público’: “Cada mañana, con la pastilla de la tensión, me acuerdo de que todo está en orden, y que nada se sabe de la sucesión de Zapatero. Ligo la toma de la pastilla al día fatídico en que se desvele, para acordarme así de tomar dos pastillas seguidas contra el subidón asesino […]. Queridos míos, sabed que ha comenzado la marcha atrás para que se desvele el secreto peor guardado de los últimos tiempos”, –El dadaísmo ha llegado a la política-.
‘Ley Sinde’
La otra cuestión del día, el fracaso de la llamada ‘ley Sinde’, tampoco encontraba defensa en la izquierda mediática. De “golpe mortal” la calificaba un editorial de ‘El País’, para quien “se puede cerrar webs, pero los circuitos alternativos son muchos y más difíciles de cortocircuitar sólo con una ley. La industria no puede pretender poner cerrojos en Internet y mantener a la vez su modelo de negocio sin tener en cuenta los cambios que se han producido”. Algo parecido opinaba Ignacio Escolar en ‘Público’: “Sólo se arreglará con oferta legal, buena, bonita y sobre todo barata”. De todas formas la iniciativa de la ministra de Cultura también aunaba opiniones. “Árbol que nace torcido, crece torcido”, señalaba Marco Schwartz en el rotativo de Jaume Roures; de “enredo colosal” lo tildaba José Manuel Romero en el de Prisa, –Los periodistas sobramos-.
Assange se mosquea
‘Público’ también incluía una crónica sobre el enfado del rostro público de WikiLeaks: “Assange ataca a los medios que tienen su exclusiva de WikiLeaks”. Eso incluiría también a su altavoz español, ‘El País’: “Assange critica a los cinco medios de comunicación que están colaborando con WikiLeaks y que gozan de la exclusiva de disponer de todos los cables para su estudio y difusión controlada, antes de que sean colgados en la red para su consulta general”. Pero, ¿qué ha llevado a Assange a cogerse ese rebote? Ésta era la respuesta: “El fundador de WikiLeaks no está satisfecho con los cambios hechos en algunos documentos para eliminar fragmentos o identidades cuya difusión puede poner en peligro a personas y afirma que preferiría que fueran difundidos sin tachaduras”.
Retórica catalana
Para variar, José Antich, director de ‘La Vanguardia’, tenía el día retórico respecto al futuro de algunos partidos políticos presentes en el Parlament. Concretamente, PSC y PP-C. “Una idea gana peso por quien la expresa aunque muchos no la comparten: no es la hora de apoyar la gobernabilidad de Cataluña, sino de pensar en las municipales. Pero, ¿es eso lo que quieren los votantes”, –El PSC, ante el espejo-, afirmaba y preguntaba sobre los socialistas catalanes. El mismo método era empleado para los populares catalanes: “Sánchez-Camacho tiene una oportunidad de oro para demostrar que no es una opción marginal. ¿Sabrá aprovecharla?” Las preguntas se responderán con el tiempo.
Originalmente publicado en La Gaceta