OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Tertsch: «Los de Podemos son comunistas que están en su momento histórico decisivo y todo se subordina a la toma de poder»

Para Edurne Uriarte ser de derechas es difícil cuando la cultura promueve la irresponsabilidad y el triunfo de la voluntad

Marco asegura que el discurso moralista de Podemos está copiado del nacional-catolicismo

Me he levantado guerrero, así que voy a hacer algo atrevido y sin quitarme el pijama: meterme con las mujeres. Ya sabe, querido lector, querida lectora, que la corrección política sólo permite hacer chistes sobre varones, blancos, heterosexuales y fumadores; las mujeres son más listas, más simpáticas y más espabiladas. No entiendo entonces por qué necesitan cuotas.

Pues la verdad, la lectura de varias columnas escritas por mujeres me hace tambalear esos tópicazos.

Ely del Valle (La Razón) arremete contra Podemos con el refranero popular.

Tanto echar mano a los discursos de Obama, de Luther King, de Chávez y hasta del Papa Francisco para crear sus eslóganes, y al final va a resultar que la descripción que mejor cuadra con la auténtica filosofía del partido de los círculos la tenían a mano en el siempre sabio refranero español: «Dime de qué presumes y te diré de qué careces».

El refranero es sabio, la nieve es blanca y el avión cae envuelto en llamas. ¡Por favor…!

Rosa Montero asegura que si no maltrátasemos a los animales no cometeríamos canalladas como la de quemar vivo al piloto jordano.

¿Les parece que he dado un salto mortal en el vacío al pasar del espanto indecible y enloquecedor del jordano al humilde pero también indescriptible sufrimiento de las bestias? Yo, en cambio, considero que hay una clara continuidad en ello. Que, si aprendemos a sentir empatía por todos los seres vivos, nos será más fácil no cosificar a nuestros semejantes, no aceptar el dolor y el horror con esa nauseabunda banalidad.

Antes, doña Rosa ha protestado por las violaciones de animales.

Con la reforma será penada la explotación sexual de los animales, pero por desgracia el nuevo código no castiga el abuso sexual si no media dinero. Esta práctica sádica y brutal es más común de lo que se cree. El Observatorio ha reunido 160.000 firmas en contra y pide que no perdamos esta oportunidad de igualarnos a los demás países de nuestro entorno: Alemania, Francia, Reino Unido…

Le aseguro, amigo lector, amiga lectora, que después de leer esta columna de Montero, donde mezcla la zoofilia con el genocidio, he estado a punto de volverme a la cama con dolor de cabeza.

En La Vanguardia, Isabel Garcia (sic) Pagan está a punto de sustituir a Pilar Rahola como ‘majorette’ de Artur Mas.

Desvelar los detalles del testamento de Artur Mas Barnet supuso un ejercicio de striptease que pocos políticos son capaces de soportar en sede parlamentaria sin perder el tono. Mas lo mantuvo hasta para confesar que conocía la existencia de una cuenta de su padre en Liechtenstein desde finales de los años ochenta, garantizar que los fondos no tenían procedencia pública e intentar cerrar la cuestión con la misma velocidad con que la Audiencia Nacional archivó el caso…

Ay, qué hombre, qué valiente, qué mandíbula…

ANSON, GENUFLEXO ANTE ALMODÓVAR

Bueno, para que no me linchen las feministas de guardia añado que encuentro un par de columnas interesantes escritas por mujeres. Una es la de Dolores García (ésta sí mantiene la tilde en su apellido) en La Vanguardia sobre la comparecencia de Mas.

Por la narración del president, diríase que en una carrera política uno se va cruzando con sujetos de todo pelaje. No es que falten personas capacitadas y de honradez encomiable, pero alrededor de Mas pulularon también expertos en esconder todo tipo de trapacerías sin que nadie sospechase nada. El president insistió en que él responde por sus actos y no de lo que hayan hecho quienes estaban a su alrededor. Y en ese saco metió a Oriol Pujol, su mano derecha en CDC. En ningún momento puso la mano en el fuego por quien estaba destinado a convertirle en un paréntesis de la saga Pujol al frente de la Generalitat.

Es curioso. Si Pujol i Soley se despachó contra los parlamentarios el día de su comparecencia, a quienes riñó a mansalva, Mas alardeó de ser de los pocos gobernantes que «dan la cara» -cierto, no hay muchos que se prodiguen…- y reprochó a los diputados que le obliguen a un striptease personal inédito.

Y Edurne Uriarte (ABC) hace un análisis sobre la mala fama de la derecha en un ambiente social que promueve la irresponsabilidad y el imperio de la voluntad; en el caso español, se agrava por el complejo de los políticos derechistas que quieren vestirse de centro.

Además de «antipática», la derecha proclama principios « antipáticos » . Es más fácil contar a los ciudadanos que la culpa es de los demás y ellos son víctimas que exigirles esfuerzo y responsabilidad. Que es lo que hace la derecha, por su fe en el individuo y su creencia en el derecho al disfrute del fruto del trabajo y del esfuerzo. Pero este es un problema estructural de la derecha, en España y en todas partes, y está agravado en los últimos tiempos por una expansión de la cultura de la irresponsabilidad y del Estado inmenso. Y por una crisis económica en la que el populismo de ambos signos, de extrema derecha y de extrema izquierda, se ha sumado al mensaje progresista tradicional de la irresponsabilidad del individuo.

De ser de derechas, tiene vergüenza hasta Aznar.

Los dos problemas anteriores son de muy difícil y lenta resolución para la derecha. No así el tercero, compartido y expandido por líderes muy diversos del PP, incluido Aznar. La incapacidad de la asunción de la identidad de derechas y su sustitución por el centro. El último en expresarlo, Juan Manuel Moreno, el candidato andaluz: «seré el primer presidente del centro». Cuando los votantes de la derecha exigen más contundencia de mensajes al Gobierno, no sólo le piden que vaya más a los medios de comunicación. También, que transmita identidad, convicción y pasión por sus ideas. No se trata de cantar la Internacional, como los socialistas, ni de fundirse con los bolivarianos, como Podemos, pero de ahí a sentir vergüenza por proclamarse de derechas, hay un trecho. Y una importante fractura de imagen.

Para cerrar esta crítica de género, empleo la columna de Luis María Anson en El Mundo, que da la razón a Uriarte en su denuncia de la derecha acomplejada. El ‘maestro de periodistas’ se derrite ante Almodóvar, Gonzalo Macho y Penélope Cruz. Baste la primera frase de su billete.

El rey Juan Carlos aparte, Pedro Almodóvar es uno de los dos españoles, junto a Rafael Nadal, más conocidos en el mundo.

Que no, Luis María, que por mucho que les cepilles el lomo no te van a dar un Goya.

LOS RICOS NO SON MALOS, PORQUE LOS POBRES QUIEREN SERLO

Entre la lista Falciani, los pisos de Tania Sánchez y el pastón de Monedero, echo de menos la elegancia y el vocabulario del gran Gordon Gekko. Jorge Bustos (El Mundo) descubre el lomanismo como sentimiento o enfermedad social.

Se está poniendo imposible ser rico en España. No es que la prosperidad tenga aquí larga tradición, pero pocas desgracias se ciernen hoy sobre el español como tener que conducir un Cayenne o mudarse a Puerta de Hierro. Incluso evadir impuestos, que siempre se consideró de buen tono, despierta raras suspicacias en las portadas de los diarios a los que continúan suscritas las lounges del Barrio de Salamanca, donde por cierto arrasa Podemos como antaño la baba de caracol, con la ventaja de que votar lila permite al lomanismo expiar cómodamente la vergüenza por los golpes que la vida no le da.

Alguien, incluso Rajoy, podría pensar que la mejoría económica templaría el voto de la ira pero ocurre exactamente al revés, como ha visto Juaristi: bajo el huracán todos se aferran a lo que les queda; lo que no se tolera es que empiece a amainar solo para el vecino. Es verle cambiar de coche y decidirnos por el de la coleta. Por eso el auge demoscópico de los muchachos brechtianos y sus círculos de tiza caucásicos afianza paradójicamente la verdad del relato pepero sobre la recuperación. Crecemos, luego envidiamos.

Y reivindica los consejos de Agustín de Foxá para ocultarse a la despiadada envidia española.

¿La alternativa? El aristocrático cinismo del mismo Foxá: «Todas las revoluciones han tenido como lema una trilogía: libertad, igualdad, fraternidad fue de la Revolución Francesa; en mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez, proclamo otra: café, copa y puro».

En su columna de ABC, Ignacio Ruiz Quintano abunda en la misma idea de Bustos: el pobre no es mejor que el rico.

Nunca me gustó la TV, y ahora ni la veo. Mi canal era el Quinto de El Perich, el genio que en su última viñeta, hace veinte años, vio venir a los bocas de Podemos: -Decir que los pobres somos mejores que los ricos es una tontería… La prueba es que todos los pobres quisiéramos ser ricos.

Si en El País hay tribunos y columnistas que piden que la Unión Europea se enfrente a la Rusia machista y bronca de Putin, Raúl del Pozo (El Mundo) pide casi la invasión de Suiza. ¡Así no va a encontrar pareja para jugar al golf!

hay gente que se pregunta hasta cuándo el mundo va a soportar que los bancos suizos guarden el dinero de los reyes del pelotazo y del picotazo desde que escondieron el expolio chino de la guerra del opio, cuando la reina Victoria fue la mayor mula del siglo XIX. Los bancos suizos convirtieron en divisas el oro que Hitler robaba en los países ocupados. Ahora, los evasores no duermen tranquilos y olfatean un peligro «que no es tal peligro, sino únicamente la posibilidad de que se instaure un poco de justicia en cualquier parte de la Tierra», como escribió José Agustín.

Arcadi Espada tampoco hace bromas sobre la lista Falciani, sino que carga contra los Botín.

Cuesta mucho asumir que la familia del primer banquero del país tenga dinero oculto. Que lo tenga en el extranjero. Que no pague los impuestos correspondientes. Y que, además, no lo guarde en su banco. Cuesta asumirlo desde el examen de la pura condición humana. Lo primero que cualquiera se pregunta ante este paisaje y estos protagonistas es, exactamente, qué necesidad.

A lo largo del día de hoy la familia Botín, y singularmente Ana Patricia Botín, la heredera, no ha dado explicación alguna sobre los viejos y los nuevos datos aportados por Falciani. Al parecer es costumbre de la casa. He repasado la literatura disponible desde los tiempos de la regularización y apenas he encontrado una explicación de trámite de los abogados que ni siquiera incluía el pequeño detalle moral de si el dinero había sido repatriado. Es evidente que la actitud ha de cambiar. ¡No hay que evadirse! Y ha de cambiar por algo que un banquero debe entender a la perfección: el respeto que se debe a los clientes y accionistas y la necesidad de no perder su confianza. Tratándose de un caso como el del Santander en que los clientes y accionistas son, de grado o por fuerza, todos los ciudadanos españoles.

TONI BOLAÑO: NO GANÓ MAS, GANÓ JUNQUERAS

A la comparecencia trucada de Artur Mas en el Parlamento catalán le prestan atención pocos columnistas. Toni Bolaño (La Razón) se fija en Junqueras, el caudillo de ERC.

Oriol Junqueras ni tan siquiera estaba en la sala aunque forzó su comparecencia. Fue el único ausente. Quiere desangrar a Mas con la corrupción. Mas sabe que es su talón de Aquiles. Su «estoy vivo físicamente, no sé si lo estoy políticamente» es todo una predicción.

Y Salvador Sostres (El Mundo) lamenta la flojedad de los parlamentarios y concluye con la mejor frase del día para aplicar a los nacionalismos.

Dio la sensación de que a cambio de obligarle a comparecer, Esquerra, más que interpelarle, le acompañó en el sentimiento. Reproches leves. Consideraciones varias. Eso sí, Mas mintió al decir que comparecía voluntariamente cuando en realidad Junqueras tuvo que arrastrarle.

Mas se fue gratis y hoy se dirá que hasta mejor de lo que llegó. No sé si es mucho pedir a los políticos catalanes que sepan de política catalana. Y que si no saben lean El Mundo, que para eso lo explicamos. Mas se fue gratis porque le dejaron escapar y no tuvo ni que esforzarse. Cuatro horas y media de coros y danzas y de un calor insoportable. La provincia es sobre todo un estado mental.

La matraca catalana aporta una sorpresa. Josep Ramoneda hace de Pilar Rahola. En la edición catalana de El País, el filósofo rentista de la Transición compra la argumentación de la biógrafa de Artur Mas de que el pacto contra el terrorismo de PP y PSOE se dirige contra el nacionalismo… que casualmente, como los yihadistas, quiere destruir la Constitución y la democracia españolas.

PP y PSOE se ponen de acuerdo en un pacto antiterrorista que abre inquietantes interrogantes: ¿en quién y en qué se está pensando cuando se incluye en la definición de terrorismo «la subversión del orden constitucional» o la desestabilización «de las estructuras económicas y sociales del Estado»? ¿El terrorismo como excusa para una restricción del campo de juego contra los movimientos sociales o el separatismo? Miedo, inmovilismo y resignación a la corrupción, son pobres argumentos para responder a una fundada demanda de cambio por parte de la ciudadanía.

LAS CONTRADICCIONES SON BURGUESAS

Hoy la sección cotidiana dedicada a Podemos la forman veteranos que mueven la cabeza ante el furor adolescente de los podemitas y recuerdan otros precedentes parecidos

Miguel Ángel Aguilar (El País) vincula a los podemitas con los totalitarios que creíamos derrotados:

los de Podemos son de la misma pasta, la ingeniería social que pretendía el hombre nuevo terminó en catástrofe totalitaria y la cizaña de la optimización fiscal deberá ser corregida allí donde brote. Continuará.

Hermann Tertsch asegura que las contradicciones burguesas no desorientan a los neocomunistas:

Es absurdo pedirle a Podemos que respete la lógica y coherencia y que la misma vara de medir que tenía para los demás políticos la aplique ahora a su comisario Monedero o a su submarino Tania Sánchez. Son comunistas que están en su momento histórico decisivo y todo se subordina a la toma de poder.

Para cumplir la misión como amor de la historia. Ven la posibilidad, hace poco inconcebible, de romper este sistema desde dentro. Las incertidumbres europeas son muchas, hay amenazas de fuera y dentro y aumenta el desprestigio de la democracia liberal y sus gobernantes, unos corruptos, otros políticamente correctos hasta la impotencia, otros ambas cosas. Igual que los demócratas vimos emocionados el hundimiento del poder soviético y el triunfo de la libertad en Europa en 1989, los neobolcheviques creen que existe ahora una constelación de factores favorable para derribar este sistema capitalista y sustituirlo por otro. Aunque todo sea un brutal juego de poder, los comunistas pretenden que su proyecto tiene esa superioridad histórica que hace que sus robos, su violencia y finalmente sus crímenes, sean moralmente distintos, mejores y aceptables. La legalidad de un desvío de dinero, robo o evasión tiene nula importancia cuando se busca y anhela volar muy pronto la legalidad misma.

José María Marco (La Razón) rechaza el moralismo del Coletas y su panda.

El «affaire Monedero», que insinúa una fuente de financiación muy opaca para la nueva organización, así como comportamientos personales no del todo decentes, tampoco ha mejorado las cosas. Sobre todo porque los compañeros politólogos, sin duda por su dedicación profesional a la enseñanza de la Verdad redistributiva, son como nuevos «textos vivos» que hacen gala de un moralismo como hacía mucho tiempo que no se veía en la política española. La retórica y el tono de Pablo Iglesias no se escuchaban, de hecho, desde la era del nacionalcatolicismo, cuando la política era un sermón y los sermones eran la quintaesencia de la política, reducida a un discurso sobre lo que está bien (lo que yo digo) y lo que está mal (en la versión actual, lo que sueles hacer tú, pobre inconsciente al que me digno dirigir la palabra).

Por fortuna, el periódico progresista global no publica hoy soflamas belicistas como la de Timothy Garton Ash de la semana pasada exigiendo que la UE se enfrente a Rusia. en sus páginas de opinión para toda España destaca una insulsa tribuna de Jordi Gracia proponiendo el federalismo como remedio para las tensiones separatistas que padece España. Su receta, copiada de Zapatero, es trasladar varias instituciones de Madrid a Barcelona y así, colorín colorado, el separatismo se habrá acabado.

una eficaz pedagogía federal podría empezar por ofrecer a los ciudadanos la batería de instituciones y políticas que cabría desalojar de Madrid físicamente. Como el federalismo no es una fe sino un proyecto, los ciudadanos de diversos territorios escucharían la propuesta de ser parte corresponsable de una estructura de poder común y la asumirían interesadamente, y no como delegaciones subsidiarias. No es magia, creo, ni es dogma de fe, sin duda, pero quizá ayudaría a acercar la pluralidad de climas que despliega España al clima del siglo XXI y su propensión innata a la red, tan innata que casi parece su propio icono: una red federal a la que nada le sentaría mejor, para empezar, que una bicapitalidad política creíble.

¡Y éstos progresistas son los que han dicho durante décadas qué ideas y qué opiniones eran aceptables en España! Gracia se gana el premio a la columna ridícula del día.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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