Alfonso Ussía, muy monárquico él, escribe este 8 de junio de 2019 una tribuna en la contraportada de La Razón en la que deja hecha unos zorros, y con razón, a Laura Borràs, diputada de Juntos por Cataluña, que tuvo la ocurrencia de hacerse la graciosa con el Rey Felipe VI y acabó saliendo escaldada de La Zarzuela –El soberano zasca del rey Felipe VI a la independentista Laura Borràs que deja despeinado a Puigdemont-.
Ussía valora la paciencia y la templanza del monarca –Carlos Herrera deja para el arrastre a Laura Borràs: «Indocumentada, lo único que tenéis es un bobo haciendo el payaso por Europa»-:
Se supone que el Rey está muy bien educado. Y se supone acertadamente. Lo está. El Rey tiene la obligación de tratar como si fueran personas normales a los majaderos. El Rey se viste correctamente para recibir en su casa a unos visitantes, como el millonario Iglesias, que acuden con pantalones vaqueros sucios y una camisa – lo escribe Santiago González-, de la sección de oportunidades de Alcampo. Y el Rey tiene que escuchar con sonriente paciencia y cortesía las impertinencias de una ahuecada mental sin permitirse el lujo de sacarle la lengua en señal de burla. Después, la necia paleta, ante los medios de comunicación y acompañada de un terrestre alto y rarísimo, cuenta a su manera su conversación con el Rey. Y claro, suelta la idiotez: «He mirado al Monarca a los ojos y le he dicho lo que nunca había escuchado de una mujer catalana. Los catalanes no tenemos Rey». Una heroína.
Asegura que la propia parlamentaria catalana entra en contradicción con sus propios ideales –Laura Borrás, torpe y ruin-:
Prueba suficiente de que los catalanes tienen Rey, como el resto de los españoles, es su visita protocolaria al Rey. Otra cosa es que se sienta feliz por tener Rey, pero eso pertenece al ánimo y los sentimientos individuales, que al Rey, le importan un bledo, aunque no pueda manifestarlo. Cataluña está obligada a enfadarse. ¿Quién es esta Laurita para hablar en nombre de todos los catalanes? No obstante, hay que admirar en ella su arrogancia gestual. «He mirado al Monarca a los ojos y le he dicho»… Por lógica, sea al Monarca o a la vendedora de flores de las Ramblas, lo correcto cuando se les dice algo es mirarles a los ojos, no a las orejas. Y conociendo la buena educación del Rey, tampoco es para tirar cohetes mirarle a los ojos para soltarle semejante majadería. En ABC, en la década de los sesenta del pasado siglo, saltó una errata tan tonta como divertida. Entrevistaba Fernández-cid, gran crítico musical del diario centenario al genial pianista Rubinstein. Y escribe Fernández-cid: «Al oír mi pregunta, meditó largamente su respuesta, y con la voz muy queda y mirándome a los ojos, Rubinstein respondió: Flguugsaflubissflarpzzesom». A ver quién lo mejora.
Ussía detecta un aumento de los comportamientos groseros, incrementados cuando se trata de ir a ver al Rey –Carlos Herrera destroza a la separatista que le dirá al Rey que »existen los presos políticos»: «Si supieras castellano, le dirías que existe corrupción y 3%»-:
La grosería se ha instalado en nuestra política, y creo necesario recomendar unas normas de cortesía y respeto cuando se visita al Jefe del Estado, que casualmente es el Rey. Al Rey, al Presidente del Gobierno o a cualquier alto cargo institucional. Cuando los gorrones subvencionados organizan su patética gala de los Goya, el millonario que visita al Rey en vaqueros se presenta vestido con un smoking de lo más lustroso y aparente. Lástima que el Rey no pueda recibirlo con camiseta de tirantes y pantalones pirata. Y está mal chismorrear en público de la conversación con el Rey. Claro, que esta Laurita es una aldeana de campanario, y en el fondo, rascándole hasta las entretelas, lo de visitar al Rey en su despacho se lo contará a sus nietos como una de sus más inolvidables experiencias. Porque será muy republicana, muy separatista y partidaria del Golpe de Estado, pero también una snob del carajo de la vela. Como Pilar Urbano, la nueva Belén Esteban de Tele-5, aunque más aparentemente devota. Su obsesión contra la Corona es consecuencia directa del alelamiento cortesano que le acompaña desde su santo franquismo.
Y remacha con la respuesta que en realidad debería de haberse llevado Borràs por parte del Rey Felipe VI –Atacan a la Casa Real con una grosera portada contra Felipe VI en calzoncillos y rascándose las bolas-:
Laurita – creo haber leído que su apellido es Borrás-, ha decidido que Cataluña no tiene Rey y es plenamente republicana. Eso sí, lo ha decidido y lo ha dicho mirándole al Rey a los ojos, que es un valor añadido. Para ella, los millones de catalanes que se sienten españoles y cómodos con el Rey, no existen. Si el Rey no estuviera tan extremadamente bien educado, al despedir a Laura Borrás, le habría dicho lo que el valiente y expedientado Mozo de Escuadra al manifestante lerdo: «La República no existe, idiota». Pero claro, esa es la diferencia que se establece entre un Rey y una gansa. La nena.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72