«Reclamo que se vea la entrevista antes de juzgar», pedía Jordi Évole desde ‘laSexta Noche’ ante las críticas en redes al conocerse su entrevista al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro.–La renovada esperanza de Venezuela y los «gemidos de Évole» por Cayetana Álvarez de Toledo–
Alguien como Évole no podía desconocer que había un contexto al dar 65 minutos de prime time en cadena nacional a Nicolás Maduro a escasas horas de que finalice el ultimátum por el cual la Unión Europea va a dejar de reconocerle como Jefe de Estado del país por su fraude legal tanto en las últimas elecciones presidenciales en mayo (cuya fecha confundió Évole en la entrevista), como en el golpe constitucional que dio Maduro con la Asamblea Constituyente.–La caradura del dictador Maduro y los mimos al tirano del masajista Jordi Évole–
Sabida era la estrategia de Maduro de dirigirse a ‘los ciudadanos’ de los países cuyos gobiernos se han posicionado en su contra para tratar de buscar empatía. Inevitablemente ‘Salvados’ le ofrecía una ventana para ello. Quizá a los independentistas les haría gracia la broma de Maduro de amenazar con dar ‘8 días a la Unión Europea’ para que reconozca la República de Cataluña, un jardín en el que Évole no se iba a meter, como bien parecía saber Maduro, que evitó valorar esa comparación.
Aunque fuera por motivos de audiencia, el propio grupo Atresmedia quería que el discurso de Maduro llegara bien ese día y a esa hora, aunque tuviera para ello que tumbar el debate previsto entre Inés Arrimadas e Irene Montero y emitiera 60 minutos íntegros de entrevistas sin un solo corte publicitario. (En ‘Salvados’ suele haber dos cortes, uno a los 20 minutos y otro 5 minutos antes de que acabe, en esta ocasión prescindieron de ese primer corte).
El historial de ‘entrevistas chungas’
Entrevistar a gente «chunga» no es una novedad en televisión. Luis Mariñas entrevistó a Sadam Hussein para Telecinco ante la inminente primera Guerra del Golfo (y eso, teniendo a Kuwait como accionista de la cadena, lo cual tenía su mérito). Y Ana Pastor entrevistó a sátrapa iraní Mahmoud Ahmadinejad demostrando su habilidad para acaparar más popularidad la entrevistadora que el entrevistado (ese día se habló más del pañueño de Pastor que de ninguna de las respuestas de su invitado).
El debate añadido que causan los 65 minutos de ventana al dictador Nicolás Maduro para solicitar la empatía del pueblo español, es que se produzca en el momento en que la Unión Europea para deslegitimar su régimen, sin que en ese «prime time» pudiera tener voz la oposición, ya fuera la encarcelada, la exiliada o la de la calle.
Tercer reportaje de Évole sobre Venezuela
La primera vez que Jordi Évole fue a Venezuela era en 2007 cuando aún hacía una sección ‘follonera’ para Andreu Buenafuente (El Terrat) en el programa de este. Aquel Évole no es la personificación del periodismo guay que es hoy, sino el reportero gamberro que hacía piruetas vacilando a todo el mundo y cuyas payasadas en Caracas le costaron que el propio Hugo Chávez le ordenara ‘respetar el procolo’, que sus policías casi le echaran a patadas del palacio presidencial, que le retuvieran en el aeropuerto dos horas, le sometieran a tres registros, y en que el propio Évole reconociera que al salir del país los tres miembros de El Terrat se abrazaron llorando al cuando consiguieron salir del país a salvo.
Aquel Jordi Evole humorista gamberrete de El Terrat evolucionó al actual Jordi Évole periodista number one que, cada tanto concede entrevistas monográficos a figuras de relieve. Ahí están, entre otros, sus célebres entrevistas-monográfico a Jordi Pujol en la que se quedó sin tiempo para hablar las sospechas sobre la familia de este y sus negocios o su entrevista monográfico al comisario Villarejo para que encendiera su ventilador de basura, hasta entonces sólo canalizado en los digitales de sus amigos.
Pero Évole parece tener debilidad por los mandatarios izquierdistas de América Latina. Estuvo con Rafael Correa cuando era mandatario bolivariano de Ecuador para que soltara un speech contra los medios privados, al mandatario de Bolivia, Evo Morales, para que pusiera a parir al Rey de España, al ex mandatario de Brasil, Lula Da Silva (hoy encarcelado) o al mandatario de Uruguay, José Mújica, por el que Évole nunca ha ocultado una gran admiración.
Pero el récord lo tiene Nicolás Maduro, que es el primero en ejercicio que ha repetido en ‘Salvados’, primero noviembre de 2017 y ahora en febrero de 2019. En cambio, presidentes de países latinoamericanos que no son de izquierdas, como Macri (Argentina), Piñera (Chile), Duque (Colombia) o Bolsonaro (Brasil) no parecen haber despertado tanto interés de ‘Salvados’.
Aunque no es menos cierto que el mayor charco en el que Évole se ha metido en sus monográficos no es el de regímenes bolivarianos, sino el de hacer monográficos con etarras. Sus dos entrevistas con Arnaldo Otegi (junio de 2009 y abril de 2016) o la entrevista al asesino etarra Iñaki Rekarte en la que demostró no recordar los nombres de las tres personas a las que mató, abrieron heridas en los sectores más sensibilizados.
En este caso Maduro jugaba en su terreno y ordenó grabar la entrevista a los de Venezolana de Televisión / Tele Sur para que no le editaran nada. Quizá por eso Évole prescindió de incluir en el reportaje la intervención de opositores, ya fueran los exiliados (y eso que algunos están en España como Ledezma), o los familiares de los encarcelados (tipo Tintori).
Ahora bien, menos excusa tiene que Évole nos dejara con las ganas de comprobar que tan verdad es ese brutal desabastecimiento que el chavismo parece haber causado en el país. A veces los periodistas parecen olvidar que el peor drama de Venezuela muy por encima del conflicto político, de las trampas legislativas, del autoritarismo, o de las zancadillas a las empresas periodisticas, es el drama de no poder comprar una caja de huevos o un cartón de leche. Se lo puede apuntar Évole para su tercer monográfico a Nicolás Maduro allá donde esté la próxima vez que el ex follonero quiera cederle su altavoz.