EL PROGRAMA MÁS VISTO DE LA HISTORIA DE CUATRO

Final de locos: ’La isla de las tentaciones’ no le podría haber salido más redondo a Vasile

El secreto está en los roles adoptados por cada pareja

Final de locos: ’La isla de las tentaciones’ no le podría haber salido más redondo a Vasile

Después de la tormenta, siempre llega la calma y en Telecinco son muy conscientes de ello. Tras un desenlace de 2019 muy fatigoso (debido, en gran medida, a la huída de anunciantes de ‘Gran Hermano’ por el caso Carlota Prado), los ‘felices años 20’ se instalaron en la cadena de Vasile coincidiendo con el comienzo el show de entretenimiento adaptado que fuera bautizado como ‘La isla de las tentaciones’.

Cinco parejas muy dispares entre sí, con cinco situaciones y vínculos diferentes decidían poner a prueba su amor en esta experiencia que se grabó hace ya seis meses en la República Dominicana. Después de un mes de diversión, llantos, películas mentales, deslealtades, rencor, celos, citas frustradas e irrefrenable pasión, la vida de los protagonistas del formato conducido por Mónica Naranjo (a quien no veremos en la segunda edición) es otra realidad. Y sus desdichas y bonanzas (en menos casos) han calado en España. Quizá por la espontaneidad que singulariza a los ‘novatos’ de la pequeña pantalla, quizá porque su comportamiento no entiende de límites (ni lo ha hecho desde el inicio), o tal vez se deba a los roles adoptados por cada uno de los duplos y la novedad que implica un nuevo reality que nos aleja del ya resonante ‘Supervivientes’ o ‘GH’. El cambio es la auténtica y más fidedigna clave. Y los datos de audiencia han hablado: la última gala de la isla de la seducción fue el programa más visto de la historia de Cuatro, alcanzando un 30% de cuota de pantalla con más de 3,6 millones de espectadores (a las 23:06 se produjo el minuto de oro de la emisión, logrando un total de 4.512.000 personas pentiendes del esperado reencuentro).

Si bien desde el principio apuntaba maneras, el reality ha ido sumando en predominio, hasta el punto de haber sido considerado por muchos como «historia de la televisión española» (el popular grito de «¡Estefanía!» y la ya mítica frase de «no hay más imágenes para ti» han derribado todo tipo de fronteras profesionales y mediáticas).

El secreto está en los roles adoptados

Cinco chicas y cinco chicos representan cinco vínculos cuyo final ha sido prácticamente redondo (ni sobre el papel habría quedado tan bien). Y con redondo no me refiero a feliz (ni mucho menos), sino más bien a su incalculable capadidad de satisfacción de toda necesidad. Me explico. Dos de los cinco dúos han engañado de forma explícita a sus parejas con una ‘tentación’: Fani a Christofer y Andrea a Ismael; de esas dos, la primera se ha dado otra oportunidad. Hasta ahí, el mayor de los dramas, pero ojo, porque el asunto va más allá. De las tres restantes, dos parejas dan por concluído su noviazgo ‘por culpa del programa’: la de Susana y Gonzalo y la de Fiama y Álex; eso sí, la primera con cariño y la segunda… dejémoslo en que era lo mejor que les podría pasar (las faltas de respeto eran continuas). Por último, Adelina y José cubren la dimensión de la esperanza y el optimismo y la cuestión termina en pedida de mano ante la interesada mirada de la conductora del programa.

 

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Autor

Carla Calvo

Periodista y Comunicadora Audiovisual por la URJC. Redactora de lifestyle, corazón y eventos en Periodista Digital.

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