¡No hay destino en una escoba,
si te encanta los cristales,
los tejidos y las rimas,
acompañadas o a solas!
Desvelados en la orilla
levantamos las galletas
a los topes fulgurantes
orientados hacia el norte.
El medio desasistido
en difusos tubulares
reconociendo las metas
y enlazando las palabras.
Con algo más que una luz
asistimos a la música
del aire del cual vivimos
con el principio de todo.
Y en la enseñanza aplicada
menuda pero no acaba
y es como un río arañado
que siempre llega y no pasa.
Es la esfera imprescindible
de caricia y sentimiento
donde el amor no se nubla
contra la gata dorada.
Totalmente incomprendidas
allí de agua solitaria
van enmendadas y abiertas
la esperanza y las tres rosas.
José Pómez
http://pomez.net