Juan José Hidalgo, el dueño de Globalia, se la ‘pega’ con su pepemoto

Juan José Hidalgo, el dueño de Globalia, se la 'pega' con su pepemoto

Puede que Globalia o Juan José Hidalgo no le diga mucho, pero seguro que conoce las empresas del grupo: Halcón Viajes, AirEuropa, Century 21, Travelplan o Pepecar. Y seguramente también reconocería por haberlo visto esporádicamente en las revistas del corazón a Javier Hidalgo, hijo del fundador y director general de Globalia. La familia Hidalgo, además de brillantes empresarios, han sido unos visionarios de Internet evolucionando gran parte de su negocio hacia la Red y en especial hacia el ‘low cost’ (servicios de bajo coste). Y con enorme éxito. Pero en el caso de una de sus últimas iniciativas, el alquiler de motos a 6 euros al día, están estrellándose de éxito.

Entre los turoperadores tradicionales, el Grupo Globalia ha sido uno de los que más han diversificado su gestión por Internet. Por un lado, los portales Halconviajes.com y Viajesecuador.com, que sirven de apoyo a la red de oficinas minoristas de Globalia, más una web dedicada a los más jóvenes (Halconjoven.com) y otra para el público gay (Halconfriendly.com).

Su incursión en el bajo coste se produjo con los coches de alquiler de Pepecar.com, cuando hace cuatro años Javier Hidalgo (en la foto) presentara a su padre el proyecto Pepeworld y desde entonces tomara las riendas (recientemente ha anunciado el lanzamiento de Pepejets –en la línea de Pepecar o Pepetravel–, para el que prevé emplear los jets superligeros –conocidos en inglés como very light jets, VLJ– con un máximo de ocho asientos, poco más que una berlina con alas).

«La clave del low cost consiste en operar de una manera muy automatizada, eliminar la intermediación en los canales de venta y distribución, ejercer un control exhaustivo de costes desde el principio hasta el final, y no dormirse nunca, permanecer siempre innovando y en movimiento», explicaba Miguel de Lucas, cofundador de la línea de negocios Pepe, dentro del grupo Globalia, en declaraciones a El País a finales de 2006. «Somos la primera marca low cost de España».

Las tensas relaciones entre Juan José Hidalgo y Miguel de Lucas, socio-fundador y director general de Pepecar, han llevado al dueño de Globalia a tratar de que la familia Hidalgo controle el negocio y ha hecho una oferta de compra por 35 millones de euros. De esta manera, su hijo Javier Hidalgo tendría poderes plenos en la línea Pepe.

La marca arrancó con los vehículos de alquiler de Pepecar (gestiona el 65% de sus alquileres por Internet, y el 20%, por teléfono) que utiliza siempre las mismas marcas y modelos, lo que abarata costes en reparación y mantenimiento.

De ahí pasó al Pepetravel (ofertas de viajes), Graciaspepe (servicio de chóferes) y hasta han lanzado una tarjeta llamada ‘Pepepeople’ para hacer comunidad entre los usuarios y lograr una mayor fidelización.

Una de sus últimas iniciativas es Pepemoto. La publicidad reza:

Ahora Pepe y pepecar.com ponen a tu disposición la posibilidad de alquilar un scooter de 125cc en Madrid, Barcelona, Salamanca, San Sebastián, Valencia y Sevilla desde sólo… ¡6 euros al día!

Ni siquiera se necesita carné de moto ya que basta el de coche.

El problema reside en que, a diferencia del sector de alquiler de coches que tras décadas operando a nivel mundial es un modelo de negocio maduro, el de motocicletas está todavía en sus inicios y tiene unas particularidades que no permiten clonar tal cual el de automóviles.

PERIODISTA DIGITAL ha vivido en primera persona las graves deficiencias del servicio ofrecido por Globalia que, en este caso concreto, bordean la estafa. Además, varios de los clientes de Pepemoto con los que ha hablado este periódico han manifestado su descontento –en especial por el estado de los vehículos, las eternas esperas en los centros de espera y el deficiente nivel de atención–. Algunos simplemente suspiran un «qué vás a exigir por 6 euros al día» y advierten a futuros clientes que «hay que coger siempre el extra de asistencia en viaje porque las motos fallan más que las escopetas de feria». Y cuenta el caso de un amigo suyo que pinchó. «Pepecar le cobró 150 euros por el pinchazo porque sí y como no contrató la asistencia tuvo que pagar una pasta a la grúa para llevar la moto de vuelta. Pero es que luego miró la letra pequeña del contrato y, como tengas una caída tonta en un semáforo, te cobran mil euros, hayas contratado o no la asistencia».

En Plaza Castilla, Dani, un mensajero que ha alquilado una pepemoto dos días mientras le hacen la revisión en el taller a su Honda, explica el problema:

«Mira. Yo me considero un fanático de las motos y conozco casi todas las marcas y modelos del mercado. Y por curiosidad, lo primero que hice al coger la moto fue mirar a ver qué era este trasto. ¡Una Jiaxin Traveller! Me entró la risa y al llegar a casa lo busqué en Google. ¿Qué crees que salió? Pepecar, la página donde está todo el rollo legal. Y lo más curioso es que sólo lo menciona una vez en las tropecientas páginas de claúsulas. Oye, que no me vacilen que yo de Internet algo sé. Y para que aparezca como primer resultado Pepecar quiere decir que esa marca no la conocen ni en China. De hecho, los siguientes resultados eran de un poeta chino y de una fábrica de zapatos. Así que lo raro es que estas motos no se caigan a trozos según las estrenan.»

Un redactor de PERIODISTA DIGITAL reservó a través de la web Pepecar.com una ‘pepemoto’ por cuatro días en la ciudad de Madrid. Al facilitar la tarjeta de crédito, Pepecar carga en el momento de la reserva la totalidad del alquiler: 50,35 euros (impuestos incluidos). Menos de 13 euros/día, un viaje en taxi, parece realmente un servicio ‘low cost’.

Llega el día de recoger el vehículo y el periodista se desplaza hasta Atocha (en Madrid hay dos localizaciones, esa y Arturo Soria). A la entrada de la oficina se alinean más de 60 motos, todas pintadas de blanco con motas rojas. Son las doce de la mañana y hay media docena de clientes esperando. Sólo hay un empleado atendiendo por lo que la espera se presenta como un ejercicio de paciencia. Ya explicaba el director general de Pepecar, Miguel de Lucas, que «la clave del low cost consiste en ejercer un control exhaustivo de costes». Parece que en especial de los costes salariales. Total, «por 6 euros» qué vas a exigir.

Llega el turno y se entrega una copia impresa del contrato de alquiler realizado por Internet, carné de conducir, carné de identidad y la misma tarjeta de crédito que se utilizó en la web sobre la que se cargan 150 euros de fianza.

Mientras se hacen los trámites hay tiempo para curiosear y llama la atención uno de los carteles de la pared:

PROHIBIDO LLEVAR ANIMALES
Si se detectan restos de pelos o malos olores se cobrán 150 euros por la limpieza

Uno no puede evitar sonreir visualizando a un caniche asomando la cabeza por el baúl trasero de la moto con un traje de sevillana moteado con lunares rojos.

El contrato de alquiler marca algunas limitaciones:

No salir de la Comunidad de Madrid. Si se sale «no habrá cobertura de ningún tipo»
No subir la moto a ferries o trenes
No llevar perros ni otros animales
No superar los 100 kms al día. Si se supera se cargarán 16 céntimos por kilómetro.

Finalizado el papeleo se firma un contrato de recepción del vehículo donde figura el kilometraje actual del vehículo, así como que se ha recibido en perfectas condiciones. El empleado de Pepemoto entrega las llaves e indica con el dedo dónde recoger la moto mientras pasa a atender al siguiente cliente.

Es aquí donde empiezan las preocupantes irregularidades y deficiencias del servicio de alquiler de motos de Globalia.

En primer lugar, la llave del baúl trasero no abre. Y tampoco la del asiento, necesaria para repostar gasolina. Pero sí la del contacto, por lo que de no haberse dado cuenta del fallo hubiera podido salir conduciendo la moto. El problema es que, según el contrato:

«La motocicleta se entregará con el nivel de combustible mínimo para su desplazamiento hasta el punto de repostaje más cercano, que le será indicado por nuestro personal de base.»

Ni el ‘personal de base’ advierte a los clientes que las motos no tienen gasolina, ni dónde está la gasolinera cercana, por lo que la moto se hubiera quedado tirada en cualquier momento. Si no se ha contratado la asistencia, la grúa la paga uno de su bolsillo.

Pero es que, además, el baúl estaba abierto por lo que además de poder caerse al primer bote, basta levantarlo para llevárselo. ¿Qué te cobra Pepecar si te mangan el cofre? 150 euros. Y a ver luego si les demandas cómo pruebas en el juicio que te entregaron la moto con el baúl abierto.

Avisado del fallo el ‘personal de base’ –el único empleado de la oficina ‘low cost’–, el hombre abandona a la creciente fila de clientes para comprobar en persona que, efectivamente, no funciona la llave del cofre ni la del asiento.

«La acaban de traer esta mañana del taller. Voy a llamar a ver»

Ya ha transcurrido más de hora y media desde la llegada y, aburrido, el periodista pasea curioseando entre las más de 60 Jiaxin Traveller de lunares hasta regresar a la suya. Al observar el cuadro de mandos una cifra llama su atención. Los dígitos de kilometraje empiezan por 4 y él juraría que en el contrato firmado en el interior de la oficina empezaban por 3. Efectivamente, en el contrato figura que la moto tiene en el momento del alquiler 3.656 kms cuando en realidad son 4.089 kms. Es decir, una diferencia de más de 400 kilómetros.

El cálculo mental es inevitable. El alquiler de la moto dura cuatro días e incluye cien kilómetros por día. Cada kilómetro extra lo cobran aparte, o sea que antes de hacer el primer kilómetro ya se le debe dinero a Pepecar. Y cada kilómetro nuevo Globalia estafa 16 céntimos.

La explicación del ‘personal de base’:

«Bueno, no tiene importancia, esa pequeña diferencia es por la vuelta que dan los del taller al probarla»

¿400 kms de vuelta? Pues más que una vuelta, este mecánico ha debido subir la moto a una noria.

Réplica del único empleado ‘low cost’ parapetado tras un mostrador ante el que continúa creciendo la fila:

«Bueno, no pasa nada, porque al devolverla hubiéramos hecho el ajuste de los kilómetros»

¡Pero qué ajuste! Si una vez firmado el contrato la única cifra que vale es la que aparece ahí, la que tiene 400 kilómetros de más.

Mudo por unos instantes, el operario decide que lo mejor es entregar otro vehículo. Así que, manojo de llaves en mano, circunvala entre las más de 60 motos allí aparcadas. Las cuatro primeras no arrancan. La quinta hace un intento lánguido antes de fenecer. Finalmente, al intento decimotantos un arrinconado scooter se mantiene a duras penas al ralentí.

El hombre regresa a la oficina para modificar los contratos. Han transcurrido ya más de dos horas y ya la espera no se puede alargar más por compromisos profesionales, por lo que el periodista pide al ‘personal de base’ que cancele el contrato y reingrese el dinero en la tarjeta de crédito, los 150 euros de fianza más los 50,35 euros del alquiler.

«No se preocupe. A lo largo de las próximas 24 horas se le hará el abono»

Y pasa a seguir atendiendo a otro cliente.

Los daños provocados a las motocicletas, durante el alquiler se dividen, a efectos de cargo y con carácter específico sin perjuicio de la aplicación de las penalizaciones descritas en el cuadro anterior, en las siguientes cuatro categorías:
CATEGORÍA 1.- Se cargarán 150 euros.

* Pinchazo, corte o golpe en lateral de un neumático.
* Falta un neumático.
* Chaleco desaparecido.
* Cristal del espejo retrovisor roto o desaparecido.
* Quemaduras o daños en la tapicería asiento.
* Tapón depósito combustible dañado o desparecido.
* El vehículo requiere limpieza profesional.
* Golpe en chapa (inferior a 10 cm en diámetro) que no rompa la capa de pintura.v
* Arañazo (superior a 5 cm) que rompa la capa de pintura.
* Desaparición o daño de casco o cofre. Daños en cofano.
* Se cargaran 150 euros por pérdida o deterioro de la llave.
* Daño en manetas de frenos.

CATEGORÍA 2.- Se cargarán 300 euros.

* Rueda dañada o desaparecida.
* Disco de freno dañado/pinzas de freno dañadas.
* Golpe en tubo de escape.
* Batería dañada o desaparecida.
* Pata / Caballete roto o desaparecido.
* Faro delantero roto o desaparecido.
* Carcasa del espejo retrovisor / intermitente roto o desaparecido.
* Piloto trasero roto o desaparecido.
* Placa matricula dañada o desaparecida.
* Guardabarros trasero dañado o desaparecido.
* Golpe en chapa que rompa la capa de la pintura.
* Desaparición o rotura de candado de seguridad.
* Daños en el bombin de la llave.
* Múltiples puntos de Categoría 1.

CATEGORÍA 3 – Se cargarán 550 euros.

* Impacto en cualquier panel.
* Daños o desaparición de plástico reposapiés.
* Múltiples puntos de Categoría 2.

CATEGORÍA 4 – Se cargarán 1000 euros.

* Impacto en más de un panel.
* Impacto frontal / lateral.
* Daños estructurales al vehículo.
* Múltiples puntos de Categoría 3.
* Repostaje de combustible erróneo.
* Daños en bajos.
* Cualquier modificación o alteración del estado general, o de cualquier parte o pieza de la motocicleta, no autorizadas por pepecar o por el fabricante de la misma.
* El uso Negligente (1000€) y «no lo incluye la exención extra de daños al propio vehículo»

1.9. Garantía de Servicio

Globalia Automóviles SL se compromete a entregar un vehículo en perfecto estado de conducción y seguridad. Se entregará con el nivel de combustible mínimo para su desplazamiento hasta el punto de repostaje más cercano, que le será indicado por nuestro personal de base. Pepecar.com no hará ningún cargo en la devolución del mismo por este concepto. Pepecar.com trabaja de vacío a vacío. Por ende, no se abonará ninguna cantidad en este concepto en caso de que el vehículo sea devuelto con cualquier cantidad de combustible. En caso de eventualidades que hiciesen imposible la entrega de un vehículo idóneo para su conducción, o no hubiese vehículos disponibles, Globalia Automóviles SL informará al cliente de dicha situación y deberá proporcionar al contratante, en la medida de lo posible, un vehículo de sustitución igual o superior o en su defecto, proceder al reembolso de todas las cantidades pagadas.

Jiaxin Traveller

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