Los han ‘corrido a gorrazos‘. Metafóricamente, pero con toda efectividad, porque Pablo Iglesias e Irene Montero, hasta ocupar sillón conyugal en el Consejo de Ministros feroces profetas del escrache y del ‘jarabe democrátrico’, han tenido que irse corriendo de Asturias y retornar a todo prisa a Madrid, acosados por los vecinos.
En la decisión de la pareja hay un punto de histerismo y el deseo evidente de presentarse ahora como ‘vñictimas’, porque en su deplazamiento han ido siempre acompañados por 15 escoltas pagados por el contribuyente español y no corren el mínimo riesgo.
El vicepresidente segundo del Gobierno y la ministra de Igualdad han interrumpido su estancia en el municipio asturiano de Felgueras, en el Valle del Lena, donde planeaban pasar unos días de vacaciones, alegando que optan por «la seguridad de sus hijos» ante las amenazas y protestas ciudadanas que ha despertado su presencia.
La pareja que manda en Podemos ha tomado la decisión de regresar a Madrid este mismo 17 de agosto de 2020, después de que apareciesen mensajes en las redes sociales con la ubicación del lugar en el que se encontraban, animando a pasarse a «saludarlos».
Dicen que también ha aparecido una pintada en la que se lee «coletas, rata».
El acoso fascista tiene el mismo objetivo que los juicios fake, las cloacas y las tertulias difamatorias: agotarnos como humanos para destruir un proyecto. Y un aviso a navegantes para cualquiera que se atreva a pedir impuestos a los ricos o a tocar al rey https://t.co/7LPx95vTgU
— Pablo Echenique (@pnique) August 17, 2020
SE HACEN LAS VÍCTIMAS
Desde Podemos se denunciaba el “acoso fascista” que suponía esa pintada que habría obligado a su pareja de líderes a interrumpir sus vacaciones.
Según asegura Faro de Vigo, fuentes cercanas a Iglesias y Montero “aseguran que sólo tenían previsto pasar el fin de semana en Felgueras”, por lo que este relato del abandono por amenazas quedaría cojo, en tanto que ambos tenían ya planeado finalizar en la misma fecha sus vacaciones asturianas.
Es evidente que Iglesias y Montero, protegidos por una legión de policñias y guardias civiles por órdenes del ministro Marlaska, intentan ahora hacerse las ‘víctimas’.
— Prensa: ¿Se arrepiente de haber dicho que el papá de Pablo Iglesias es un terrorista?
— Cayetana Álvarez: Para nada, porque mis declaraciones no expresan una opinión, sino un hecho. ???? pic.twitter.com/kh9y4EkMKL
— Luis V. (@lgvazquez88) August 17, 2020
Pablo Echenique, el dirigente que no pagaba la Seguridad Social de su empleado doméstico, aseguró que “el acoso fascista tiene el mismo objetivo que los juicios fake, las cloacas y las tertulias difamatoria: agotarnos como humanos para destruir un proyecto. Y un aviso a navegantes para cualquiera que se atreva a pedir impuestos a los ricos o a tocar al rey”.
Alberto Garzón, el ministro más inútil de Occidente segun los expertos de la UE, también se refería a “acoso de la extrema derecha a Pablo Iglesias, Irene Montero y a sus tres hijos”.
AL LUJOSO CHALET
A mitad de tarde de este lunes ya estaban todos en su lujoso chalet de Galapagar.
Debido a que estamos en pleno verano, la ya no está cortada, aunque las vallas permanecen apoyadas en el exterior del protegido recinto -posiblemente, a la espera de que se tengan que volver a tomar medidas-.
Junto a la entrada del casoplón, sigue la garita de vigilancia con agentes de la Guardia Civil.
El karma sería que Pablo Iglesias e Irene Montero llegarán a su chalet de Galapagar y estuviera okupado
— Amadeus (@AmadeusOnFire) August 18, 2020
AMIGO DE TORTURADORES CHAVISTAS
El amigo de los torturadores chavistas y su esposa e hijos pasaban sus vacaciones en Felgueras, en el asturiano Valle de Lena, en una casa de la familia del secretario general del PCE, Enrique Santiago, donde planeaban quedarse unos días más.
Sin embargo, al hacerse pública su ubicación y desencadenarse las protestas, han decidido regresar a su casa de Galapagar (Madrid), donde también han sido objeto de protestas en los últimos meses.
Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España, comentó a El Comercio que Iglesias y Montero buscaban «tranquilidad».
«Han vivido una situación de mucha presión durante los últimos cuatro meses en su vivienda [de Galapagar, Madrid]», dijo, en referencia a las frecuentes protestas que se han venido organizando en los alrededores del chalet de la pareja.
Buenas noches.
El que acosa a un acosador, tiene mil años de perdón.
Twitter se indigna con la acosadora de Pablo Iglesias e Irene Montero, que publica fotos de su lugar de vacaciones, y la red publica fotos de ella.
Al final, el odio genera más odio, más odio, más odio, más… pic.twitter.com/S7poOi72bs— Esteban Navarro (@EstebanNavarroS) August 17, 2020
Jarabe democrático
Jarabe democrático o amenazas fascistas. Así definen los escraches desde Podemos en función de si sus dirigentes los alientan o los padecen. Desde que ostentan el Gobierno de España en coalición con el PSOE, los dirigentes de Podemos han pasado de victimarios a víctimas. Y las contradicciones en su discurso se han vuelto evidentes.
Tras la cancelación de las vacaciones de Iglesias y Montero, la cúpula de Podemos salió en tropa a denunciar el «acoso de la extrema derecha». El ministro y líder de IU, Alberto Garzón, tildó de «inadmisible» el «acoso de la extrema derecha» a la pareja y sus tres hijos tras conocerse que pasaban unos días de descanso en Asturias.
Por su parte, el secretario general del PCE y portavoz adjunto de Unidas Podemos, Enrique Santiago, también aludió en redes a ese «acoso» que han padecido Iglesias y Montero por parte de una «extrema derecha» que «supura odio».
Cuando #PabloIglesias incitaba y se enorgullecía de los #Escraches pic.twitter.com/QBInav1nkZ
— El Amarga Progres (@AmargaProgres) August 18, 2020
Los escraches -nacidos en Argentina para señalar a los protagonistas de la represión militar- llegaron a España de la mano de la izquierda radical, amparados bajo lemas como que «la democracia está en las calles». Entonces, el propio Iglesias defendía que las personas salieran a la calle a increpar a dirigentes políticos a sus casas. De este modo, se vivían episodios de acoso que rozaban los límites de lo tolerable en una democracia.
Quizá el más paradigmático, por las similitudes que guarda con este último caso, es el de Soraya Sáenz de Santamaría. El 5 de abril de 2013, alrededor de 200 personas cercaron la casa de la entonces vicepresidenta del Gobierno. La concentración, impulsada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, decir tener como objetivo señalarla como «cómplice de la dictadura financiera», después de que el Partido Popular mostrara su rechazo a la iniciativa legislativa para introducir la dación en pago retroactiva en la ley hipotecaria.
En la vivienda se encontraba la propia Sáenz de Santamaría, su marido, su hijo de 16 meses de edad y su madre, que estaba dando la merienda al pequeño cuando la vicepresidenta llegó a casa. Entre los manifestantes estaban Jorge Verstrynge -profesor de la Universidad Complutense y uno de los ideólogos de Podemos-, así como la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.