A esos quítamelos de encima, que vayan a ver a su amigo Felipe
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Estaba Zapatero en la Moncloa luchando a brazo partido y puño cerrado contra la hidra de siete cabezas del capitalismo cuando entró su jefe de gabinete con un recado urgente.
Escribe Ignacio Camacho en ABC que el presidente detuvo un momento el desigual combate y se quitó el casco de paladín de la socialdemocracia.
-¿Qué pasa? ¿No ves que estoy peleando contra los poderosos y los empresarios de cartón piedra?
-Disculpe, jefe, es que está Botín al teléfono.
-¿Botín? ¿Y no lo puede atender Salgado? ¿Qué quiere?
-Dice que tiene que despachar personalmente. Que es un asunto de los avales a la Banca…
-Jo, estos tíos son insaciables. No tendrá bastante con los 90.000 millones… Ahora voy, llama a Cándido Méndez y dile que venga a sustituirme un rato en la lucha.
-Es que… hay más llamadas, presidente.
-¿Más? Pero hombre, ¿no sabe la gente que estoy ocupado en la defensa de los desamparados ante este monstruo insaciable del capital? ¿Y quiénes son los inoportunos?
-Pues a saber: el lobby de empresarios catalanes quiere ver unas cosas de la financiación autonómica. Un extremeño que dice que es amigo de Chaves y de Ibarra pregunta no sé qué de un oleoducto y de la Ley de Economía Sostenible. Los de la TDT de pago están interesados en aclarar unas cosas del decreto ley que al parecer habían hablado con la vicepresidenta De la Vega. También han llamado un par de constructores amigos del señor Sebastián, y alguien del grupo Prisa que parecía muy cabreado…
-A esos quítamelos de encima, que vayan a ver a su amigo Felipe, si quieren… ¿Algo más?
-Sí, la selección de baloncesto, que viene para acá con las medallas, y la Casa Blanca para unos temas del protocolo de octubre, pero eso lo podemos atender en el gabinete…
-¡Ni hablar! En cuanto acabe con Botín me pones de inmediato a los americanos, no se vayan a arrepentir, y dile a los baloncestistas que estoy con ellos en seguida. (Se volvió a su enemigo, que resoplaba fuego por sus siete amenazantes bocas). Luego seguimos. Como ministro de Deportes tengo que recibir a los campeones del pueblo. Vete preparando, que voy a acabar contigo.
Al salir el presidente, el asesor se quedó a solas con la hidra y el monstruo se quitó el disfraz de atrezzo para convertirse en un acalorado funcionario.
-Oye, es verdad que la cosa está muy mala y que el país necesita sacrificios pero yo no sé si este trabajo entra dentro de mis funciones…