La claudicación es total. Al término del encuentro con los separatistas catalanes, al que ha acudido en pie de igualdad y sonriendo como un bobo Pedro Sánchez, estaba previsto que comparecieran ante la prensa Quim Torra, primero, y la ministra portavoz, María Jesús Montero, después.
Ambos para dar cuenta de la reunión y en la sala de prensa del edificio del portavoz de Moncloa, una zona reservada a visitas de jefes de Estado y primeros ministros.
Los presidentes de las comunidades autónomas comparecen siempre en una sala adjunta más pequeña, pero Sánchez, para dar realce a Torra, ha cedido hasta en eso ante los golpistas catalanes, para que le permitan seguir durmiendo en la Moncloa.
UN ESPERPENTO
La llamada mesa de negociación entre los gobiernos central y catalán es una vergüenza nacional, de la que el farsante Sánchez en primer término y el PSOE en su conjunto son plenamente responsables.
A Pablo Iglesias y los zarrapastrosos de Podemos no se les puede echar en cara nada, en este oprobio, porque de sobra son conocidas sus posturas a favor de un referéndum independentista en Cataluña y su catalogación de Junqueras u resto de golpistas como ‘presos políticos‘.
Se trata de un acto de legitimación de un Ejecutivo sedicioso y de unos condenados por el TS a los que se rehabilita a distancia solo por el hecho de aceptar la existencia misma de la tal mesa.
La presencia de Josep María Jové, un imputado por el 1-O y probable «ideólogo» del proceso separatista, da la medida de la ausencia de escrúpulos de Sánchez y del resto de sus ministros.
Para mayor recochineo, el golpista Jové ha acudido a la cita llevando bien visible una libreta Moleskine, del mismo modelo que la Guardia Civil le intervino y que contenía la información con que se ha alimentado el sumario del 1-O.
No ha quedado ahí el cachondeo: el ‘conseller’ d’Exteriors Alfred Bosch, la portavoz de ERC, Marta Vilalta y el propio Jové lucían muy ufanos el bolígrafo lila de Carme Forcadell.
Y Bosch, que como responsable de relaciones institucionales del Govern catalán es también el presidente de la comisión bilateral Estado-Generalitat, ha entrado en la reunión pertrechado con una lista de agravios.
La farsa consiste en aceptar este formato de claudicación como un acto de «reencuentro» con quienes, lejos de querer reencontrarse, están afirmando día tras día que quieren irse de España, llevándose consigo a todos los catalanes.
La mesa de Sánchez y Torra, inhabilitado por la Justicia, también es una farsa porque el PSOE y el Gobierno social-comunista de España regalan a los nacionalistas la representación total de Cataluña, dando al nacionalismo la carta de naturaleza política a la que siempre ha aspirado: la de encarnación fiel del verdadero pueblo catalán, sin adherencias españolistas.
PRIORIDADES DEL FARSANTE
Esta, y no otra, es la mesa en la que Pedro Sánchez vuelve a reflejar sus prioridades, que empiezan y acaban en dos objetivos: aprobar unos presupuestos generales del Estado como sea y sellar con el nacionalismo aquel «cordón sanitario» que Rodríguez Zapatero quiso aplicar al Partido Popular desde 2003.
En la mesa formada por el nacionalismo catalán y por el Gobierno social-comunista se han sacrificado algunos de los principales valores del orden constitucional, el primero de ellos, el de la dignidad democrática.
Es el mismo Gobierno que luego se atreve a dar lecciones de moderación y talante democráticos a la oposición constitucionalista y que, con este discurso, aumenta la distancia entre uno y otra para llegar a acuerdos de Estado, los únicos que han permitido a España avanzar como sociedad moderna y libre.
LA PRIMERA EN LA FRENTE
Quien ha resumido mejor que nadie el esperpento que este 26 de febrero de 2020, se ha escenificado en el palacio de La Moncloa ha sido Cayetana Álvarez de Toledo.
La portavoz del Grupo Popular en el Congreso ha subrayado que la tarde de este miércoles, en La Moncloa, con la llamada «mesa de diálogo» entre el Gobierno y la Generalitat de Cataluña, «se entierra la izquierda española».
«Me parece bien, hay que enterrar a los muertos».
Álvarez de Toledo había dirigido la interpelación, sobre la mesa de negociación con los independentistas, a la vicepresidenta Carmen Calvo.
La socialista rehusó debatir con la portavoz del PP, y dejó ese papel a la ministra de Política Territorial.
En su intervención ante el Pleno, Álvarez de Toledo ha señalado: «lo de esta tarde es una fusión nuclear entre socialismo y el nacionalismo, un desencuentro definitivo entre la izquierda y la igualdad».
«Lo que se entierra hoy en La Moncloa es la izquierda española.
Es una noticia lógica. Hay que enterrar a los muertos».

Los integrantes de la ‘mesa de negociación’ entre el Gobierno social-comunista de España y los independentistas catalanes.
La ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, ha estado patética en su intento de contrarrestrar la intervención de la portavoz del PP:
«La performance que acabo de escuchar no tiene cabida en la política y menos en esta Cámara».
«La mesa responde al compromiso del presidente de encontrar una solución dialogada dentro de la ley».
La ministra ha acusado al anterior Gobierno, el de Rajoy, de inmovilismo, y de dejar de aportar soluciones, y ha exigido lealtad al actual equipo del Partido Popular.
Darias ha asegurado que el Gobierno de Sánchez actuará dentro de los márgenes de la Constitución.
En su segunda intervención, Álvarez de Toledo ha insistido en que el socialismo se ha hecho nacionalistas porque no confía en la fuerza de la libertad.
La ministra ha preguntado al PP si quiere seguir formando parte del problema o ser parte de la solución.
«Se sienten absolutamente superados por los acontecimientos y no saben cómo actuar, han llegado tan inmóviles que un Gobierno que actúa los tiene descolocados».
«Frente al inmovilismo, este Gobierno no se va a resignar, va a estar en la acción».