Bocazas e inepto.
La red ferroviaria española vuelve a estar en el ojo del huracán tras un nuevo episodio de caos que ha afectado a miles de viajeros en plena operación salida.
La avería de una catenaria en Toledo paralizó este lunes la circulación entre Madrid y Andalucía durante más de 12 horas, dejando a cientos de pasajeros atrapados en condiciones extremas, sin agua, comida ni aire acondicionado, y alimentando la indignación ciudadana por una gestión que muchos califican ya de inaceptable.
Este episodio supone el quinto gran incidente ferroviario bajo la dirección del ministro de Transportes, Óscar Puente, desde principios de 2025.
Una secuencia que ha deteriorado notablemente la percepción sobre la capacidad del Ejecutivo para garantizar un servicio ferroviario seguro y eficiente.
La imagen del ministro se ha visto además lastrada por su presencia constante en redes sociales, donde muchos ciudadanos le acusan de priorizar la polémica política y el enfrentamiento digital frente a la gestión efectiva de su cartera.
Los hechos: una noche interminable para miles
La avería eléctrica se produjo a última hora del lunes en la línea de alta velocidad entre Los Yeles y Mora, en Toledo. El fallo provocó un colapso total entre Madrid y Sevilla, y también afectó gravemente a las conexiones con Málaga. Decenas de trenes quedaron inmovilizados, varios en medio del campo, con hasta 318 pasajeros encerrados durante 14 horas sin servicios básicos como agua, comida o luz. El aire acondicionado dejó de funcionar en plena ola de calor, agravando aún más la situación para niños, personas mayores y viajeros con necesidades especiales.
“Mi hijo es celíaco y llevaba desde ayer sin comer nada porque no había alimentos aptos. Tuvimos que ir al baño en las vías cuando nos dejaron salir. Nadie nos informaba ni ofrecía soluciones. Es tercermundista”, relataba un pasajero afectado tras pasar la noche atrapado con su familia.
Las quejas se multiplicaron por la falta total de información y asistencia a los pasajeros, algunos de los cuales tuvieron que ser atendidos por equipos sanitarios debido al calor sofocante o a crisis nerviosas. Los mensajes contradictorios sobre la duración del incidente aumentaron la frustración: “Nos decían que tardarían 90 minutos pero pasaron más de 14 horas”, denunciaba otro usuario.
Un patrón reiterado: cinco crisis en seis meses
El colapso del lunes no es un caso aislado. Desde el arranque del año, se han producido al menos cinco incidentes graves que han paralizado rutas clave del AVE y trenes regionales:
- Robo masivo de cable en Toledo (mayo): provocó retrasos para 10.700 viajeros y obligó a detener trenes durante horas.
- Averías eléctricas recurrentes desde abril: múltiples incidencias han afectado la fiabilidad del servicio en diferentes corredores.
- Falta de respuesta rápida ante emergencias técnicas: los protocolos no han evitado escenas de pasajeros pasando noches enteras atrapados sin recursos.
Este patrón genera una sensación creciente de vulnerabilidad e impotencia entre los usuarios habituales del tren en España.
Gestión política bajo el microscopio
La figura del ministro Óscar Puente está hoy más cuestionada que nunca. Las redes sociales han recogido miles de mensajes críticos dirigidos tanto al ministro como a la presidencia del Gobierno. Se le reprocha especialmente su tendencia a polemizar en Twitter mientras los viajeros sufren las consecuencias directas de una red ferroviaria incapaz de garantizar lo básico: puntualidad, seguridad y atención mínima en caso de incidencias.
Algunos testimonios recogidos durante la crisis exigen dimisiones inmediatas tanto del presidente de RENFE como del propio ministro:
- “Es para que dimita el presidente de RENFE, el ministro y el presidente del Gobierno. Qué vergüenza”, clamaba un usuario afectado tras pasar toda la noche encerrado en un convoy parado.
Impacto social y económico: una factura creciente
Estos episodios no solo afectan a los afectados directos sino que tienen consecuencias más amplias:
- Deterioro internacional de la imagen del sistema ferroviario español.
- Pérdidas económicas para empresas y particulares afectados por retrasos masivos.
- Incremento del uso alternativo del transporte privado o aéreo ante la pérdida de confianza.
- Reclamaciones masivas por compensaciones económicas ante retrasos superiores a tres horas.
Exigencia ciudadana: transparencia y soluciones
La indignación crece ante lo que muchos perciben como una falta sistémica tanto en inversión como en mantenimiento e información al usuario. Las asociaciones de consumidores reclaman mejoras inmediatas en protocolos ante incidencias graves:
- Mayor dotación presupuestaria para mantenimiento preventivo.
- Planes claros para asistencia inmediata (agua, alimentos, atención médica) cuando un tren queda detenido.
- Información transparente y veraz sobre tiempos estimados y alternativas disponibles.
- Responsabilidad política real cuando se repiten incidentes graves.
Mientras tanto, miles esperan que este último caos no sea solo otro episodio más en una larga serie sin consecuencias políticas ni mejoras efectivas.