Agustín Jiménez – «Qué harías tú…


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

…en un ataque preventivo de la URSS?» La olvidada canción vuelve a resonar. Con el oro del Banco de España que en su día les entrego Carrillo, los rusos quieren comprar España. Que Marsans y Repsol controlen recursos estratégicos de la familia Kirchner o del retrasado de Evo Morales, es bueno y saludable. Que los rusos entraran en Repsol, seria «inmoral», protesta Rajoy, dueño de una inteligencia que sólo supo captar Aznar. Pero, aunque lo diga Rajoy – y coincidir con el equivale invariablemente a equivocarse -, el asalto ruso da que pensar.

Una noche de los Juegos Olímpicos, el muy torpe o retorcido presidente de Georgia cedió a la provocación e inicio una operación de fuegos artificiales de la que todos salieron escaldados: Saakashvili evidentemente, los propios rusos y también Sarkozy, que hizo el ridículo como intermediario (papel en el que ha desplazado a Solana) aunque salió muchísimo en televisión (antes de sus nuevas apariciones masivas con motivo de la crisis financiera).

Bush (mas listo aún que Rajoy, según Aznar) endureció un poco las posiciones, asesorado por los checos y el presidente polaco. Entonces los rusos amenazaron con instalar misiles en Kaliningrado, el pueblo de Emmanuel Kant, como quien dice en plena Lituania, territorio de la OTAN. Menos los lituanos y los irrecuperables Kaczcynski y Saakahsvili, todo el mundo pareció calmarse. Para alivio de los alemanes, que solo piensan en que los rusos les garanticen el abastecimiento energético.

Ahora que nadie tiene un duro, los rusos han mudado de estrategia – acuerdos múltiples con Perú, planes de prospección petrolífera en Cuba, lo de España – y, lo creamos o no, están haciendo amigos. En Ucrania les favorece Timoshenko, antigua primera ministra, esa que va siempre disfrazada de campesina en día de fiesta. En la propia Lituania, el jefe del partido del trabajo, un millonario ruso que se hizo célebre por falsificarse un título universitario, ha creado una asociación de cooperación con su madre patria. En una región de Estonia, se proyecta crear una autonomía rusa, lo cual es perfectamente legal.

En Estonia se investiga también al antiguo jefe de información secreta de la defensa, que, al parecer, pasaba a Moscú los secretillos de la OTAN. El caso más grave de espionaje desde el final de la guerra fría. Su contacto – escribe la prensa báltica – era un empresario español. La prensa no aclara si «el español» es el mismo que gestiona lo de Repsol.

Agustín Jiménez.

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