Julia Navarro – Escaño Cero – El silencio de las viudas.


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

La noticia, publicada por un periódico, dice así: «es mejor que las viudas no hablen», y se la atribuyen a un alto dirigente del PNV. Al parecer, en el PNV creen que es mejor que cuando ETA cometa un atentado no se deje a las viudas hacer discursos como hace dos días lo hacía Francisca Hernández viuda de Eduardo Puelles.

Y aunque ahora algunos hagan el gesto de escandalizarse, lo cierto es que durante décadas parecía haber un acuerdo tácito en no dar ningún protagonismo a los familiares de los asesinados.

Y los familiares de los asesinados, sobrecogidos por el dolor aceptaban los pésames oficiales y ser relegadas a continuación porque acaso su presencia, el hacer patente su dolor, pudiera distraer la atención de los ciudadanos, y llegar a pensar que detrás de esos asesinatos sólo había asesinos. Es decir que no hay ningún conflicto político que merezca ser llamado como tal.

Los familiares de los asesinados han venido aceptando resignadamente estar en ese segundo plano, en realidad nadie quería verles ni escucharles, no fuera que su sola presencia pudiera complicar el buscar una solución política al problema del terrorismo.

Sí, los familiares de las víctimas han sido transparentes porque así lo han querido buena parte de nuestra clase política, y mantenerles en ese segundo plano ha venido siendo un acto de manipulación, la misma manipulación que han llevado a cabo otras fuerzas políticas empeñadas en sacarles a la calle para que se manifestaran contra el Gobierno Zapatero.

En realidad unos y otros han querido e intentado manipular a los familiares y a las víctimas. Incluso se ha llegado a decir que las víctimas no debían de opinar sobre cómo resolver el problema terrorista, que era un problema a resolver a pesar de ellos.

Al parecer alguien del PNV ha dicho en voz alta que no se debería de haber dejado tanto protagonismo a la viuda de Eduardo Puelles y sobre todo que se la haya podido escuchar decir lo siguiente sobre los etarras: «son asesinos, no son políticos, eso es mentira. Que no vengan sus familias pidiendo dinero para ir a verlos porque son presos políticos. No. Es mentira son asesinos».

Esta frase de Francisca Hernández asusta a muchos. Asusta a quienes continúan empeñándose en que quienes matan, quienes no tiemblan a la hora de asesinar a un hombre, de dejar viudas y huérfanos, aparezcan como lo que son, simples asesinos. De ahí que algunos teman que las viudas hablen.

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