MADRID, 30 (OTR/PRESS)
Michael Jackson ha sido y sigue siendo un filón para hacer dinero. El indiscutible «Rey del pop» seguirá produciendo beneficios post mortem al igual que otras estrellas que una vez desaparecidas se convierten en mitos. Los detalles de su muerte, el resultado de la autopsia, su último ensayo, su evidente deterioro físico, sus manías, sus malos hábitos reñidos con una vida sana, sus múltiples operaciones de cirugía estética, su obsesión con el color de su piel y la extrema delgadez que le llevó a pesar tan solo 51 kilos, trasciende sin tapujos a la luz pública dejando al descubierto la esencia de una estrella tan grande cuando estaba encima del escenario y tan frágil cuando descendía las escaleras que le llevaban a lo más terrenal.
El negocio está servido y desde el minuto uno de su muerte se puso en marcha la máquina de los dólares, cuando llega el momento de hacer caja no hay escrúpulos y en ese sentido ya se han testado testimonios de las personas más cercanas a Jackson que se cotizarán al alza. Vayan por delante ejemplos como Debbie Rowe, ex del cantante y madre de sus dos hijos mayores Prince y Paris. Cuenta ahora, que los niños no son hijos biológicos de Michael, que no vivió con él como una familia y que nunca tuvieron sexo. Reconoce que cedió la custodia de sus hijos gracias a un acuerdo económico y hasta el momento dice no tener ningún interés en recuperarla.
Eso facilitará los trámites para que los pequeños se queden finalmente al cuidado de su abuela Katherine Jackson, con quien siempre han mantenido una estrecha relación. Lo importante es su bienestar físico y psíquico, claro.
La niñera de los tres hijos de Jackson, Grace Rwaramba también ha abierto la caja de Pandora. Ella puede; han sido diecisiete años trabajando mano a mano con el cantante, le conocía muy bien, hasta el punto de tomarse la libertad de llamar a los familiares de Jackson para avisarles de la incontrolable adicción del cantante a los fármacos: «tuve que bombear su estómago varias veces, comía poco y mezclaba demasiado» asegura.
La niñera conocía muy bien las debilidades de la estrella del pop y cuenta que se dejó embaucar por una secta Islámica religiosa que le sacó importantes cantidades de dinero.
Es evidente la angustia interna que atormentaba a Michael Jackson. Cuanto más brillaba su talento artístico más se apagaba la llama de su vida.
Y más apagada vemos en los últimos tiempos a Toñi Salazar. La felicidad que en un principio le supuso su relación con Roberto Liaño se ha transformado en una pesadilla. El cincuenta por ciento de Azúcar Moreno no ve con buenos ojos la actitud del cántabro; no entiende la forma que tiene de rentabilizar la crisis de pareja que les acecha desde hace unos meses.
Ella sigue enamorada, me lo asegura de verdad y la expresión de sus ojos vidriosos me lo ratifica. «Le sigo queriendo, me gustaría volver con él y creo que él quiere volver conmigo pero tienen que cambiar algunas cosas. No podemos volver a lo mismo, Roberto tiene que entender de una vez por todas mi buena relación con el padre de mi hijo. Yo lo estoy pasando muy mal, si él me quiere yo le quiero a él y queremos estar juntos ¿cuál es el problema?. Yo le he respetado pero ahora me tiene desconcertada, no sé por que airea lo nuestro en televisión, si me ama que me lo diga a mi, él dice una cosa y hace otra. Yo creo que no son celos y empiezo a tener mis dudas en cuanto a su interés conmigo».
Toñi ha vivido mucho pero cuando se enamora es fácil perder puntos en la partida, no se ve con total claridad. La artista empieza a desconfiar de la táctica o estrategia que Roberto Liaño está llevando a cabo. ¿Pretende reconciliarse con Toñi a través de la tele?. El modelo ex superviviente ha dado con la clave para seguir lucrándose a base de contar su encuentros y desencuentros con la artista, ella mientras tanto llora sus penas y sigue desconcertada; su cabeza le dice una cosa y su corazón lo contrario, ¿quién vencerá?
