MADRID, 1 (OTR/PRESS)
El comienzo del año está lleno de buenas intenciones y eso no es malo. Más vale tener objetivos, aunque luego no se cumplan o lo hagan parcialmente, que no tener ninguna meta. No voy a decir eso de que «peor, imposible», porque la experiencia demuestra que somos capaces de empeorar lo pésimo. Pero hay que estar abiertos al optimismo. Nos quedan 365 días -uno menos que el año anterior- para realizar o estropear las buenas intenciones. Hay que dejar una ventana abierta para que entre la esperanza. Es posible que tardemos 20 años en recuperar el bienestar, pero si no hacemos algo, tardaremos muchos más en recuperar la dignidad. Mis 13 deseos para 2013 son estos:
1.- Que los políticos pongan realmente a las personas por encima de los intereses de partido o de los personales. 2.- Que su primera, gran, casi única preocupación sea sacar a los ciudadanos de la crisis y dejen aparcado cualquier otro proyecto que pueda poner en peligro este objetivo. 3- Que los partidos sean capaces de hacer un pacto de Estado sobre los asuntos fundamentales: la sanidad, la educación, las pensiones… para que la ciudadanía pueda recuperar la confianza en la Política con mayúscula. 4.- Que las barreras y las tasas no impidan que los ciudadanos puedan defender sus derechos ante la Justicia. Que no tengan que comprar el ejercicio de los derechos que les otorga la Constitución. 5.- Que los ciudadanos no esperemos a que nos solucionen los problemas. Podemos hacer muchas cosas y podemos exigir a otros que las hagan. El desánimo se combate actuando. 6.- Que las palabras compromiso, tolerancia, solidaridad estén por delante de cualquier otra. 7.- Que los mayores, los niños, los sin techo no sean, una vez más, los grandes perdedores de la crisis. 8.- Que los vulnerables, especialmente los inmigrantes sin papeles, y entre ellos los menores, que viven entre nosotros, no sean privados del derecho fundamental a la educación o a la salud. 9.- Que la creación de empleo sea de una vez por todas, la principal preocupación de este Gobierno. Que tome medidas reales para impulsar a los emprendedores y la lucha contra el desempleo juvenil. 10.- Que la educación y la investigación sean prioridades de cualquier política porque sólo acabando con el fracaso escolar y potenciando el capital humano podremos tener futuro como país. 11.- Que la lucha contra la pobreza crónica no quede sólo en manos de ONGs fantásticas como Caritas o el Banco de Alimentos, sino que sea una tarea compartida por las Administraciones y los ciudadanos. 12.- Que la paz sea de verdad la primera preocupación de la comunidad internacional. 13.- Y si ninguno de estos se cumplen, repitan conmigo: «Virgencita, que me quede como estoy».