EL COLUMNISTA DE ‘EL CONFIDENCIAL’ ESCRIBE MUY CLARO

Rubén Amón avisa a navegantes de lo que supone realmente la poltrona de Vicepresidente del comunista Iglesias

"Amenaza con pervertir los espacios de convivencia"

Rubén Amón avisa a navegantes de lo que supone realmente la poltrona de Vicepresidente del comunista Iglesias
Rubén Amón y Pablo Iglesias al fondo. Antena3

Estremece la operación. Primero, porque Pablo Iglesias representa un obstáculo incendiario en el conflicto territorial de Cataluña. Y en segundo lugar porque la crisis económica y las presiones legítimas de Bruselas contradicen que pueda ampararse un programa temerario de gasto público bajo la grandilocuencia y los requisitos de “un Gobierno progresista».

No podía ser más gráfico el columnista de El Confidencial, Rubén Amón, que ya decía esto el mismo día en el que se daban el abrazo del oso Sánchez e Iglesias.

Pero es que apenas unos días después vuelve a insistir el conocido tertuliano, analizando y exponiendo los problemas brutales de que el comunista Iglesias vaya a sentarse en el despacho del vicepresidente del Gobierno español. ¿Hemos de temer a los ‘comunistas’ en el Gobierno?:

El problema es los mecanismos de seguridad no ahuyentan los peligros que representan la vicepresidencia de Iglesias y la incorporación de Unidas Podemos al Gobierno socialista. Lo demuestra el globo sonda que lanzó la portavoz Celaá para cuestionar la educación concertada. Iglesias es partidario de abolirla. Y de convertirla en el terreno más propicio de una batalla ideológica que amenaza con pervertir los espacios de convivencia.

E incide Amón en otro apartado muy complejo:

Cabe preguntarse hasta qué punto va a cuestionarse la monarquía. Y de qué manera Pedro Sánchez va a transigir con la propaganda que atribuye a Felipe VI el pecado original del régimen del 78. El republicanismo define un rasgo inequívoco de la idiosincrasia de Unidas Podemos. Forma parte de la sensibilidad del PSC. Y constituye un papel central de los partidos soberanistas que ahora condicionan las mayorías.

Y por último, la tele:

Proliferan los motivos para la aprensión. No solo por el modelo educativo, político, autonómico y económico o fiscal. También por el nuevo orden de RTVE —“a mí dadme los telediarios”, proclamaba Iglesias— y por la intromisión de un Estado protector en nuestras vidas. Iglesias ha aspirado a transformar la sociedad desde presupuestos intervencionistas y moralistas. Quiere acabar con la prostitución, los toros y la caza. Pretende suplantar las religiones por la suya. Y hará de la justicia social el gran pretexto mesiánico para perseguir al ciudadano próspero.

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